Nvidia ha sido uno de los protagonistas más impresionantes del mercado bursátil en la última década. Su evolución extraordinaria, impulsada por avances tecnológicos y un posicionamiento estratégico en industrias emergentes, ha capturado la atención de inversionistas globales. Sin embargo, a medida que el contexto económico y geopolítico cambia, surgen dudas legítimas sobre si Nvidia sigue siendo una oportunidad de crecimiento atractiva o si es mejor mirar con cautela su posible declive. Es esencial comprender en profundidad su trayectoria, desempeño financiero reciente y perspectivas futuras para tomar decisiones informadas. La historia de Nvidia en la bolsa es una de crecimiento meteórico.
Desde 2014 hasta finales de 2024, sus acciones experimentaron un aumento asombroso cercano al 33,430%. Esta subida espectacular se basa principalmente en su capacidad para innovar y expandirse en sectores clave. Inicialmente, la empresa se destacó en la comercialización de unidades de procesamiento gráfico (GPUs) orientadas al mercado de videojuegos. No obstante, su área de crecimiento más explosiva ha sido sin duda el sector de centros de datos, donde sus GPUs forman la columna vertebral para el desarrollo de la inteligencia artificial (IA). El auge de la IA generativa ha catapultado la demanda por los productos de Nvidia.
Compañías punteras como OpenAI, Microsoft y Google dependen de sus procesadores para acelerar tareas complejas, lo que consolida a Nvidia como un proveedor esencial para la revolución tecnológica actual. El concepto de ser el 'vendedor de picos y palas' durante esta fiebre por la IA convierte a la compañía en un barómetro clave para entender la salud y el dinamismo de este mercado. A pesar de esta posición privilegiada, el panorama reciente ha introducido cierta volatilidad en la acción. En 2025, el precio de las acciones de Nvidia disminuyó aproximadamente un 23%, afectado por una combinación de factores externos como la guerra comercial entre Estados Unidos y China y la imposición de aranceles durante la administración Trump. Estos elementos han generado nerviosismo entre los inversores, conduciéndolos a buscar refugio en inversiones más conservadoras y limitando el apetito por riesgos vinculados a las tecnologías disruptivas.
Examinar las cifras financieras recientes ayuda a entender mejor la situación actual de Nvidia. En su año fiscal 2025, la compañía reportó un crecimiento en ingresos superior al 114%, un margen bruto ajustado que alcanzó un sólido 75.5% y un aumento en las ganancias por acción ajustadas (EPS) de 130%. Este desempeño está principalmente sustentado en su segmento de data centers, que creció un 142%, representando un 88% del total de sus ingresos. Estos números evidencian una capacidad de crecimiento explosiva, pero también es importante señalar que las tasas de crecimiento muestran signos de desaceleración en los últimos trimestres, y el margen bruto ha comenzado a decrecer de manera secuencial.
El análisis trimestral revela tendencias claras. Los aumentos interanuales en ingresos pasaron de un pico del 265% a una reducción al 78% al cierre del ejercicio 2025. Similarmente, la tasa de crecimiento en el segmento de data centers descendió del 409% al 93% en el mismo período. Esta desaceleración constituye un signo de maduración del mercado y, posiblemente, de mayor competencia y saturación en ciertos nichos. Además, el margen bruto ajustado disminuyó de 78.
9% a 73.5%, una señal que podría indicar presiones de costos o ajustes en la estructura de precios. De cara a 2026, Nvidia prevé un crecimiento de ingresos del 44% en el primer trimestre, acompañado de una disminución adicional en el margen bruto esperado a un 71%. A pesar de esta reducción en márgenes, las perspectivas anuales se mantienen optimistas con una proyección de crecimiento en ingresos del 54% y un aumento del EPS ajustado del 48%. El reciente lanzamiento y la producción en aumento de sus GPUs Blackwell apuntan a esfuerzos continuos para innovar y capturar nuevas oportunidades en el mercado de la IA y centros de datos.
La tensión geopolítica es un factor que no puede desconocerse al evaluar a Nvidia. Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, que incluyen la imposición de aranceles y posibles restricciones a la tecnología, afectan directamente a empresas del sector tecnológico que dependen de cadenas de suministro globalizadas y mercados internacionales. Esta incertidumbre genera volatilidad y puede impactar negativamente en los ingresos futuros, especialmente si la expansión en mercados clave se ve limitada por barreras regulatorias o políticas. Otra dimensión a considerar es la competencia intensa en el campo de los procesadores para IA. Aunque Nvidia lidera el segmento, empresas como AMD e Intel, junto con emergentes fabricantes especializados, están invirtiendo fuertemente para recortar terreno.
La capacidad de Nvidia para mantener su ventaja tecnológica y de mercado será decisiva para sostener sus niveles de crecimiento y preservar márgenes robustos. Desde la perspectiva del inversor, la pregunta central es si Nvidia representa una acción subvalorada con un potencial aún significativo o si es una 'falling knife' (una caída peligrosa) con riesgos demasiado elevados. La respuesta depende del horizonte temporal, la tolerancia al riesgo y la confianza en la fortaleza de la industria de la inteligencia artificial y la computación avanzada. Para quienes creen en el impacto a largo plazo de la IA, la sólida posición de Nvidia como proveedor principal de hardware crítico la convierte en una apuesta estratégica. Los fundamentos financieros, aunque con signos de desaceleración, siguen demostrando un crecimiento superior al promedio del mercado.
Además, la diversificación de su cartera de productos y la continua innovación energética ponen a la empresa en una posición favorable para adaptarse a cambios y seguir capturando valor. Por otro lado, quienes adoptan una postura más conservadora podrían interpretarla como una acción con valor creciente que ya ha descontado en su precio buena parte del potencial futuro, pero que enfrenta riesgos considerables. La volatilidad observada y la susceptibilidad a condiciones económicas y geopolíticas pueden generar fluctuaciones significativas, con la posibilidad de más caídas en el corto plazo. Finalmente, al evaluar Nvidia desde una óptica de inversión, se debe considerar la combinación de factores técnicos, fundamentales y de mercado. La empresa no es simplemente un caso de crecimiento puro; su madurez en algunos segmentos y la entrada a nuevas fases competitivas sugieren una transición hacia un perfil distinto que podría requerir ajustes en valoraciones y expectativas.
En resumen, Nvidia continúa siendo una empresa líder con un historial impresionante y una base de clientes tecnológica de vanguardia. Su papel en la revolución de la inteligencia artificial es indiscutible, y sus resultados reflejan un crecimiento sólido aunque con señales tempranas de estabilización. Queda en manos de cada inversor evaluar cómo encajan estos elementos en su estrategia particular para decidir si Nvidia es la joya escondida del mercado tecnológico o un riesgo que exige cautela. Las próximas décadas serán una prueba definitiva para esta gigante que ha marcado el pulso de la innovación en el mundo.