En las últimas semanas, las bolsas de valores han experimentado un repunte considerable, con el S&P 500 registrando cuatro sesiones consecutivas al alza que han generado un incremento cercano al 7.1%. Este rebote ha sido bien recibido por muchos inversores y analistas como una señal alentadora de recuperación, impulsado por la relajación de tensiones comerciales y la percepción de una mayor independencia en la política monetaria de la Reserva Federal. Sin embargo, esta mejora en los mercados no elimina la cautela que algunos gestores de inversión han manifestado, quienes advierten que los mínimos alcanzados previamente podrían ser revisitados antes de que el mercado encuentre un punto de estabilidad más sólido. Dan Niles, fundador de Niles Investment Management, representa una visión prudente ante el actual escenario bursátil.
En un análisis detallado difundido a través de la plataforma X, el gestor plantea que, a pesar del rebote, es probable que el mercado de acciones vuelva a probar los niveles más bajos experimentados este año, o al menos no descartarlo como una posibilidad real. Su argumento se fundamenta en varios aspectos que vale la pena desglosar para entender por qué mantiene esta perspectiva. En primer lugar, Niles señala que el contexto político y económico actual es mucho más complejo y lleno de incertidumbre que lo que reflejan las cotizaciones recientes. Aunque el S&P 500 se encuentra apenas un 6% por debajo de niveles del inicio del año y a un 3% de su pico antes del llamado 'Liberation Day' bajo la administración Trump, hay un desajuste entre estas cifras y la realidad de un entorno marcado por caos político, riesgos de recesión y potenciales perturbaciones en los mercados de crédito y divisas. Si estos factores no se han incorporado plenamente en los precios actuales, entonces podría decirse que el recorrido al alza ya vivido recoge lo más evidente y que ahora vendría una corrección o consolidación.
El histórico de los mercados bajistas ofrece un referente valioso para esta interpretación. En crisis financieras pasadas, como la Gran Crisis Financiera del 2008, el S&P 500 vivió múltiples rallys intermitentes que llegaron a recuperar entre un 10% y un 14% en diferentes momentos, solo para luego ceder más terreno y profundizar la caída general hasta un descenso superior al 50%. La burbuja tecnológica de principios de los años 2000 mostró un patrón similar, con subidas temporales que generaban ilusión en los inversores pero que finalmente fueron superadas por tendencias bajistas de mayor duración y magnitud. Estos ejemplos históricos subrayan que los rebotes dentro de mercados bajistas suelen ser engañosos y no garantizan que el punto mínimo ya esté establecido. Otro elemento crucial que destaca Niles es la relación entre las expectativas de beneficios empresariales y las valoraciones del mercado expresadas a través del ratio precio-ganancias (PER).
Aunque actualmente algunos indicadores técnicos pueden pintar un panorama favorable, la realidad es que las estimaciones de ganancias aún podrían ajustarse a la baja en respuesta a factores económicos adversos. Si los beneficios proyectados caen y los múltiplos de valoración deben comprimirse, el precio de las acciones tenderá a disminuir aunque existan episodios puntuales de recuperación. Por lo tanto, confiar únicamente en aspectos técnicos sin considerar los fundamentos puede dar una falsa sensación de seguridad. Adicionalmente, la política fiscal y monetaria confirman la postura de cautela. Ante un entorno de inflación proveniente en parte del impacto de aranceles y tensiones comerciales, el gobierno se ha mostrado más enfocado en la contención del gasto público que en impulsar estímulos significativos.
Al mismo tiempo, la Reserva Federal mantiene una actitud de espera, evitando bajar las tasas de interés mientras persistan riesgos inflacionarios y el desempleo se mantenga en niveles bajos. Sin un respaldo claro desde las políticas macroeconómicas, las condiciones para un sostenido repunte bursátil se vuelven más desafiantes. El conflicto comercial entre Estados Unidos y China sigue siendo uno de los principales factores que pueden afectar la dirección del mercado. La incapacidad de ambas potencias para llegar a acuerdos claros y avanzados ha generado incertidumbre constante. Incluso las negociaciones parecen estancadas, y las acciones de empresas que intentan anticiparse a la imposición de nuevos aranceles —como el caso reportado de Apple trasladando grandes cantidades de productos para evitar tarifas adicionales— evidencian que la dinámica comercial genera distorsiones momentáneas pero también riesgos continuos.
En este contexto, los inversores deben ser conscientes de que la volatilidad y la incertidumbre pueden dominar el panorama bursátil a corto y mediano plazo. El actual rebote puede representar simplemente una pausa temporal o un amago de recuperación dentro de un movimiento de mercado más amplio que sigue siendo bajista o volátil. La evaluación cuidadosa de los indicadores fundamentales, el seguimiento al desarrollo político y comercial, y la prudencia en la gestión del riesgo son claves para navegar este periodo. La posibilidad de que los mínimos recientes sean retesteados no debe tomarse como una predicción fatalista, sino como una advertencia sobre la necesidad de mantener una perspectiva equilibrada y realista sobre las fluctuaciones del mercado. En definitiva, aunque la reciente recuperación de las acciones resulta alentadora en términos técnicos y emocionales para los inversores, hay varias señales importantes que sugieren que los mercados aún no han encontrado un suelo firme.
La experiencia histórica junto con el actual contexto económico y político apunta a la probabilidad de revisitar niveles bajos antes de consolidar una recuperación definitiva. En consecuencia, mantener una estrategia de inversión que contemple escenarios adversos y que valore la gestión activa del riesgo es más relevante que nunca para quienes buscan proteger y maximizar su capital en medio de la incertidumbre.