El sector de la tecnología educativa, conocido como edtech, está atravesando una fase de transformación radical, impulsada por la innovación en inteligencia artificial (IA) y la manera en que los estudiantes acceden a recursos para su aprendizaje. Chegg, uno de los actores más reconocidos en este ámbito, ha anunciado un recorte del 22% de su fuerza laboral, evidenciando la profundidad de los desafíos que enfrenta ante esta nueva realidad tecnológica. Chegg, que históricamente se ha destacado por ofrecer alquiler de libros de texto, ayuda con la tarea y servicios de tutoría en línea, está lidiando con una caída sostenida en el tráfico de usuarios y suscripciones. Esta disminución se debe en gran parte al auge de herramientas basadas en IA, como ChatGPT, que están revolucionando la forma en que los estudiantes acceden a información y resuelven dudas académicas. Ya no dependen tanto de plataformas tradicionales, sino que recurren a soluciones que aprovechan la automatización inteligente para ofrecer respuestas rápidas y personalizadas.
El impacto en los números de Chegg es contundente. En el primer trimestre, la empresa reportó una caída del 31% en suscriptores, alcanzando los 3.2 millones, mientras que los ingresos totales descendieron en un 30%, llegando a 121 millones de dólares. Esta reducción se refleja principalmente en los ingresos por suscripciones, que disminuyeron a 108 millones, casi un tercio menos que en periodos anteriores. La empresa atribuye esta situación no solo a la competencia de aplicaciones de inteligencia artificial sino también a cambios en los algoritmos de búsqueda, especialmente la expansión de los llamados "AI Overviews" de Google.
Estos resúmenes generados por IA, integrados directamente en las plataformas de búsqueda de Google, están limitando la visita a sitios externos. Los usuarios obtienen información condensada sin necesidad de navegar fuera del ecosistema de Google, lo que afecta significativamente el tráfico hacia páginas educativas independientes como Chegg. Además, Google está migrando progresivamente sus búsquedas hacia su plataforma Gemini AI, promoviendo un entorno cerrado donde las empresas externas pierden visibilidad. No solo Google, sino otras compañías emergentes de inteligencia artificial como OpenAI y Anthropic están ofreciendo acceso gratuito o muy accesible a contenido educativo basado en IA, lo que representa una competencia directa con los servicios de pago y suscripción de Chegg. Este panorama ha llevado a la empresa a tomar medidas contundentes para adaptarse a las nuevas condiciones del mercado.
La medida más destacada ha sido el anuncio del despido de aproximadamente 248 empleados, lo que representa un 22% del total de su plantilla, que a finales de diciembre contaba con 1,271 trabajadores. Este recorte busca reducir costos y optimizar la estructura operativa para garantizar la viabilidad futura de la empresa ante la caída sostenida de sus ingresos. Además de los despidos, Chegg planea cerrar sus oficinas en Estados Unidos y Canadá antes de que finalice el año. Estas oficinas representan una parte importante de sus gastos y, al eliminarlas, la empresa espera reducir significativamente sus costos administrativos y de marketing. La reducción también abarca el área de desarrollo de producto, reflejando un enfoque en simplificar y priorizar recursos para adaptarse a la demanda actual.
El impacto financiero inicialmente se reflejará en costos relacionados con indemnizaciones, separación de empleados y cierres de oficinas, estimados entre 34 y 38 millones de dólares, con cargos esperados principalmente en el segundo y tercer trimestre del año. Sin embargo, estas inversiones y sacrificios están alineados con las proyecciones de ahorro que Chegg espera obtener: aproximadamente 45 a 55 millones de dólares en costos evitados durante 2025 y un rango de 100 a 110 millones para 2026. La situación no es exclusiva de Chegg; el sector edtech está experimentando un cambio paradigmático. La llegada de la inteligencia artificial ha potenciado herramientas que revolucionan el acceso a la educación, ofreciendo interactividad, personalización y rapidez en las respuestas. No obstante, este cambio implica un desplazamiento de modelos tradicionales de negocio basados en suscripciones y plataformas de contenidos académicos estáticos.
En este contexto, la estrategia de Chegg para adaptarse a la nueva era es un reflejo de cómo las empresas deben reinventarse para sobrevivir. El reto principal es mantener su relevancia ofreciendo algo que las herramientas gratuitas o integradas en buscadores no puedan replicar completamente, como tutorías más personalizadas, servicios exclusivos o comunidades educativas especializadas. Además, Chegg ha llevado a Google a los tribunales, alegando que sus prácticas de integrar contenido generado por IA dentro de su motor de búsqueda impactan negativamente la demanda por contenido original, fundamentado en la idea de que esta práctica perjudica la competitividad y la diversidad del contenido académico en internet. Esta acción legal marca un punto importante en la discusión sobre regulación, competencia y derechos de las plataformas educativas frente a gigantes tecnológicos. El futuro de Chegg dependerá en gran medida de su capacidad para reinventar el modelo de negocio y adaptarse a la rápida evolución del mercado tecnológico.
La compañía se encuentra en una encrucijada donde el éxito estará ligado a innovar y aprovechar la inteligencia artificial para potenciar sus servicios en lugar de ser desplazados por ella. En definitiva, el recorte del 22% de la fuerza laboral de Chegg es un reflejo palpable de los profundos cambios que vivirán las industrias ligadas a la educación digital. No solo es un ajuste financiero y operativo, sino una señal clara de que la educación también está siendo transformada por la tecnología, y las empresas deben evolucionar para continuar aportando valor en esta nueva era. Para estudiantes, educadores y profesionales del sector, la movida de Chegg ofrece una lección sobre la importancia de adaptarse al cambio, innovar continuamente y entender que la inteligencia artificial es una herramienta que puede, y debe, integrarse como aliada para mejorar la experiencia educativa en todos sus niveles.