En el desarrollo de software, la claridad y mantenibilidad del código son aspectos fundamentales para el éxito de cualquier proyecto a largo plazo. Uno de los principios que más contribuyen a mejorar estos aspectos es la Localidad del Comportamiento, también conocida como LoB. Este concepto se refiere a que el comportamiento de una unidad de código debe ser lo más evidente posible simplemente mirando esa misma unidad, sin necesidad de escarbar en múltiples archivos o secciones del proyecto para entender qué hace realmente. La Localidad del Comportamiento surge como una respuesta a los problemas comunes que enfrentan los desarrolladores cuando el código está fragmentado o sus acciones no se encuentran donde uno espera, lo que a menudo conduce a una experiencia de mantenimiento tediosa y propensa a errores. La idea fue articulada de manera clara por Carson Gross en 2020, basándose en la definición de Richard Gabriel, quien describió la localidad como esa característica del código fuente que permite al programador comprenderlo mirando solo una pequeña parte de éste.
Para entender mejor este principio, es muy ilustrativo comparar dos ejemplos comunes. En uno, usamos la biblioteca htmx, que permite agregar comportamientos dinámicos directamente en etiquetas HTML mediante atributos específicos. En un botón, por ejemplo, solo basta con añadir un atributo que indica cuál será la acción al hacer clic, haciendo que el comportamiento se pueda intuir con solo echar un vistazo a ese botón. Este enfoque ofrece un alto grado de localización, ya que el desarrollador no necesita buscar otros scripts o partes del código para entender qué sucede. En contraste, otro método tradicional más extendido implica usar jQuery, donde el comportamiento del botón se define en un archivo de JavaScript separado con funciones event handler y llamadas a AJAX.
Así, el botón en sí carece de información sobre su comportamiento, y para saber qué hace es necesario revisar varias partes del proyecto. Esto provoca lo que algunos llaman "acción fantasmal a distancia", donde los efectos del código parecen aparecer sin una conexión directa clara, lo que dificulta el mantenimiento y la comprensión para cualquier desarrollador nuevo o incluso para el propio autor tiempo después. El beneficio principal que aporta la Localidad del Comportamiento es que reduce la fricción cognitiva al leer y modificar código. Cuando el comportamiento está localmente explícito, el desarrollador puede hacer cambios con mayor confianza, detectar errores rápidamente y entender el impacto potencial sin adentrarse en detalles ocultos o dispersos. Este principio, sin embargo, no está exento de desafíos y no debe ser aplicado de manera aislada sin considerar otros importantes aspectos del diseño de software.
Uno de los conflictos más notorios se da con el principio DRY, acrónimo de "Don't Repeat Yourself" (No te repitas). En general, DRY busca evitar la duplicación de código o datos para reducir errores y mejorar la eficiencia. En frameworks como htmx, esto se manifiesta cuando es posible definir atributos o comportamientos en un elemento padre y heredar o propagar estas propiedades a los hijos, lo que puede hacer que la localización del comportamiento no sea tan inmediata dentro de cada componente individual. Esta situación representa un dilema: ceder un poco de localización en favor de evitar la redundancia. La decisión sobre cuál priorizar dependerá del contexto del proyecto, el equipo y las metas de mantenimiento.
Otro conflicto surge con la Separación de Concerns (SoC), que propone dividir el programa en partes claramente diferenciadas, como la separación tradicional entre HTML, CSS y JavaScript. Esta separación ayuda a organizar el código por funcionalidades y responsabilidades, pero a menudo significa que el comportamiento de un elemento estará distribuido entre varios archivos. Por ejemplo, estilos CSS pueden afectar significativamente la interacción de un usuario con un botón, pero el desarrollador que solo revisa el HTML o el JavaScript podría no entender por completo su efecto visual o funcional. Esto puede dar lugar a la misma sensación de “acción fantasma” donde cambios en un archivo parecen provocar efectos inesperados en la interfaz. En años recientes, algunos desarrolladores han optado por acercar el comportamiento y el estilo al propio elemento, optando por estilos en línea y scripts embebidos para incrementar la localidad, a pesar de que esto vaya en contra de algunas prácticas clásicas de diseño.
Este movimiento refleja una búsqueda constante de equilibrio entre la claridad inmediata que ofrece LoB y la organización estructurada que propone SoC. Entre las mejores prácticas recomendadas se sugiere emplear herramientas modernas y buenos entornos de desarrollo que permitan navegar y relacionar código de forma más intuitiva, ayudando a combatir el problema del “spooky action at a distance”. Otro punto importante de discusión alrededor de LoB es la confusión que puede existir entre inlining de implementación y surfacing behavior. En esencia, no se busca reunir en un solo lugar todo el detalle del funcionamiento interno de una función o módulo, sino más bien declarar y hacer evidente cuándo y cómo se invoca un comportamiento determinado. En la mayoría de los lenguajes de programación, la abstracción se consigue mediante funciones o métodos que esconden la implementación pero muestran claramente el contrato o la intención en el sitio de llamada.
Este balance hace posible mantener un buen nivel de localización sin sacrificar modularidad ni abstracción. Adoptar la Localidad del Comportamiento como principio rector promueve códigos más humanos y mantenibles. Los equipos encuentran que la reducción del número de lugares donde hay que mirar para entender una acción reduce los costos asociados a la formación de nuevos integrantes y acelera la reparación de errores o la adición de funcionalidades. Sin embargo, es crucial enfatizar que LoB no es un mandamiento rígido. Cada proyecto tiene necesidades distintas y existen momentos donde priorizarlo puede generar más problemas que beneficios.
Por ejemplo, en sistemas donde la reutilización y la modularización son vitales, insistir en localización absoluta podría conducir a duplicación de código y aumento de la fragilidad. En estos escenarios, entender el contexto de la aplicación, la experiencia del equipo y las herramientas disponibles es vital para realizar compensaciones acertadas. En conclusión, la Localidad del Comportamiento representa un principio de diseño valioso para mejorar la claridad y accesibilidad del código. Mejorar la localización del comportamiento hace que la base de código sea más comprensible para desarrolladores presentes y futuros, facilitando la colaboración y reducción de errores. Los desarrolladores deben tener presente que, aunque es deseable acercar el comportamiento al código que lo ejecuta, este objetivo debe alcanzarse en equilibrio con otros principios importantes como DRY y la Separación de Concerns para alcanzar un diseño elegante y sostenible a largo plazo.
Mantener este enfoque permitirá construir software de alta calidad, más fácil de mantener y evolucionar, contribuyendo a proyectos más sólidos y equipos más productivos.