En las primeras horas del 6 de febrero de 2023, un devastador terremoto sacudió las regiones del sur de Turquía y el noroeste de Siria, causando miles de muertes y dejando a millones en estado de shock. Las réplicas del temblor han continuado afectando la vida de las comunidades ya vulnerables, que enfrentan no solo la pérdida de seres queridos y la destrucción de sus hogares, sino también la carga de cuidar de los niños en medio de tal crisis. En este contexto, expertos de la Universidad de Manchester, en colaboración con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, han publicado un conjunto de recomendaciones en forma de folleto dirigido a padres y cuidadores para ayudarles a navegar este arduo camino. El folleto, que está disponible en árabe, turco y inglés, ofrece consejos prácticos y fáciles de entender. Se ha creado en respuesta a la urgente necesidad de apoyar a las familias afectadas por el terremoto y ha sido diseñado para ayudar a las personas a lidiar con el estrés y las emociones que surgen tras un desastre de tal magnitud.
El material también está disponible en formato de audio, permitiendo que más personas accedan a la información de manera inclusiva y comprensible. La profesora Rachel Calam, una de las autoras del folleto, expresó: "Nuestros corazones están con todos aquellos afectados por estos terribles terremotos. Aunque sea difícil seguir adelante en tiempos tan complicados, entender las reacciones comunes y apoyar emocionalmente y de manera práctica a los niños y jóvenes puede ayudarles a afrontar esta situación". Este enfoque resalta la importancia de cuidar no solo de los niños, sino también de los cuidadores, quienes, al enfrentar sus propias emociones, a menudo se ven abrumados en su papel de sostén familiar. El material tiene como finalidad guiar a los padres en la comprensión de las reacciones normales de los niños tras un trauma y en cómo abordar sus necesidades emocionales.
Se reconoce que las crisis pueden provocar una variedad de comportamientos en los más pequeños, incluyendo ansiedad, tristeza e incluso comportamientos regresivos. A través de la educación y la empatía, los padres pueden crear un ambiente de apoyo que fomente la recuperación emocional. Uno de los puntos más destacados del folleto es la recomendación de que los cuidadores no traten de ocultar sus propios sentimientos a sus hijos, sino que permitan el diálogo abierto sobre sus emociones. La comunicación honesta sobre lo que están sintiendo todos los miembros de la familia puede fortalecer los lazos y ayudar a los niños a sentirse comprendidos. La profesora Aala El-Khani, coautora del material, enfatizó la conexión directa entre la salud emocional de los padres y la de los niños, afirmando: "Sabemos que uno de los mejores predictivos para la salud mental de los niños que experimentan una crisis es la forma en que son atendidos por sus familias".
El folleto también ofrece actividades prácticas que los padres pueden realizar con sus hijos para fomentar la resiliencia y la conexión familiar. Jugar juntos, establecer rutinas diarias y dedicar tiempo para hablar sobre el día son algunas de las sugerencias. Estas actividades no solo ayudan a los niños a sentirse más seguros, sino que también ofrecen un espacio para que los padres manejen sus propias ansiedades a través de la interacción positiva. El apoyo comunitario es otro aspecto fundamental que se aborda. Crear redes entre vecinos y amigos puede aliviar el sentimiento de aislamiento que muchos experimentan tras un desastre.
Las comunidades son fuertes y unirse para apoyar a otros puede resultar en un efecto sanador tanto para quienes ayudan como para quienes reciben apoyo. Aquí, el folleto alienta la formación de grupos de apoyo para compartir experiencias, recursos y estrategias de afrontamiento. Además, se han desarrollado recursos adicionales para padres y cuidadores a través de la Iniciativa Global para Apoyar a Padres (GISP), una colaboración interinstitucional que trabaja para garantizar que todos los padres y cuidadores, independientemente de su ubicación, tengan acceso a los recursos esenciales que necesitan en momentos de crisis. Esta iniciativa, que incluye a organizaciones como UNICEF y la OMS, reconoce que la paternidad no tiene un "manual", y que compartir experiencias puede proporcionar un sentido de comunidad y comprensión en el caos. Los esfuerzos del GISP se están llevando a cabo en estrecha colaboración con trabajadores humanitarios turcos y sirios, quienes han contribuido al desarrollo del contenido basado en sus experiencias y en la realidad de las familias en terreno.
Esto garantiza que las recomendaciones sean culturalmente relevantes y directamente aplicables a las realidades de quienes se enfrentan a la calamidad. Además, las organizaciones de ayuda humanitaria están trabajando arduamente para repartir estos recursos mediante el uso de equipos de respuesta rápida y a través de las oficinas de la ONU en la región. El objetivo es llegar a tantas familias como sea posible, proporcionando no solo el material educativo, sino también asistencia práctica en la forma de servicios de atención psicológica y apoyo material. Por su parte, los medios de comunicación sociales han jugado un papel crucial en la difusión de esta información vital. Utilizando plataformas como Twitter, Facebook y grupos de WhatsApp, se ha logrado que más personas tomen conciencia sobre estos recursos, y que compartan entre ellos los consejos y herramientas disponibles para sobrellevar momentos tan difíciles.
A medida que estas comunidades se recuperan, se vuelve esencial escuchar y aprender de sus historias. Las narrativas de resiliencia, de la lucha de los padres por mantener la ecuanimidad en medio de la adversidad y del amor incondicional que tienen por sus hijos son vitales no solo para la sanación, sino para la reflexión sobre cómo todos podemos contribuir a un futuro más resiliente. En conclusión, la iniciativa de proporcionar herramientas y recomendaciones para los padres en Siria, Turquía y países vecinos surge como un faro de esperanza en medio de la devastación. Estos esfuerzos no solo reconocen la importancia del bienestar emocional en niños y adultos, sino que crean una base para la recuperación colectiva. En momentos de crisis, la colaboración, la comunicación y el apoyo mutuo son esenciales para hacer frente al trauma y reconstruir comunidades más fuertes y unidas.
La comunidad internacional ha dado un paso positivo al proporcionar estos recursos, demostrando que, incluso en las circunstancias más oscuras, siempre hay una manera de avanzar juntos hacia la luz.