La Reserva Federal de Estados Unidos celebró una reunión muy esperada en medio de un clima económico caracterizado por una notable incertidumbre, principalmente debido a la política comercial impulsada por el gobierno de Donald Trump. La atención global se centraba en si el presidente de la Fed, Jerome Powell, modificaría o suavizaría su postura respecto a la inflación, especialmente en relación con las tarifas arancelarias aplicadas a China y otros socios comerciales. Este debate cobra particular importancia ya que la combinación de inflación y desaceleración económica podría derivar en un fenómeno conocido como «estanflación», que representa un desafío significativo para la política monetaria. Durante la reunión del 7 de mayo de 2025, la Fed decidió mantener sin cambios su tasa de interés clave, situándola en un rango de 4.25% a 4.
5%, con lo que continuó enviando una señal prudente para los mercados financieros. La economía estadounidense fue descrita como «sólida», pero bajo la sombra de una incertidumbre «extremadamente elevada», generada en gran medida por las decisiones comerciales y fiscales del gobierno Trump y su impacto en la inflación y el empleo. Powell enfatizó la complejidad de las circunstancias, explicando que la Reserva Federal estaba en una posición poco común, enfrentando la posibilidad de que tanto la inflación como el desempleo estén elevados al mismo tiempo, situación que pone en tensión los dos mandatos fundamentales del banco central: estabilidad de precios y máximo empleo. El discurso del presidente Powell reflejó cautela, subrayando que, a pesar del riesgo creciente de estanflación, los datos económicos hasta ese momento no mostraban un deterioro significativo en el crecimiento ni un aumento preocupante en el desempleo. La inflación, aunque por encima del objetivo del 2%, no había generado señales claras de desanclaje de las expectativas a largo plazo, un factor que mantiene vigilado el Comité Federal de Mercados Abiertos.
Powell indicó que, ante la incertidumbre sobre el alcance, duración y efectos de las tarifas comerciales, la Fed prefiere no adelantar movimientos en las tasas de interés y en cambio adoptar una postura paciente para evaluar cómo evolucionan los datos económicos y el impacto de las políticas gubernamentales. Este enfoque se tradujo en una volatilidad moderada de los mercados, con el índice S&P 500 mostrando movimientos al alza y a la baja durante la jornada, cerrando ligeramente positivo. Inmediatamente antes del anuncio, la bolsa había experimentado una leve caída ante las preocupaciones sobre la posible persistencia de la inflación impulsada por tarifas y la amenaza de una recesión si la economía se desacelera notablemente. Sin embargo, la noticia de negociaciones comerciales entre el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, y China, proporcionó un alivio temporal, alentando la esperanza de una cierta moderación en el conflicto comercial que ha marcado la agenda de Trump y que ha generado presiones significativas sobre las cadenas globales de suministro y los costos al consumidor. Uno de los temas claves que Powell destacó fue la necesidad de que la Reserva Federal mantenga un equilibrio delicado.
Por un lado, necesita garantizar que los aumentos de precios impulsados por las tarifas no se traduzcan en una inflación persistente, lo cual podría desanclar las expectativas inflacionarias y requerir medidas más restrictivas. Por otro lado, debe considerar que una política monetaria demasiado agresiva podría aumentar el desempleo, especialmente en un contexto de posible desaceleración económica inducida por esas mismas tarifas y otras políticas restrictivas. El escenario de estanflación es especialmente preocupante porque usualmente la Fed enfrentaría un dilema: elevar las tasas para frenar la inflación podría agravar el desempleo, mientras que reducir las tasas para estimular el empleo podría avivar más la inflación. En este sentido, Powell admitió que la Fed no está acostumbrada a manejar simultáneamente presiones inflacionarias y tasas de desempleo elevadas, y que en caso de que esa situación se materialice, la institución tendría que evaluar cuidadosamente cómo priorizar sus objetivos y qué estrategias adoptar para mitigar el daño económico. La reacción del mercado a la postura de Powell fue de una mezcla de cautela y esperanza.
Algunos analistas, como Chris Zaccarelli, director de inversiones en Northlight Asset Management, sugirieron que la Fed podría estar tardando demasiado en actuar y que esperará a que el desempleo aumente antes de reducir las tasas de interés, lo cual, a su juicio, podría ser demasiado tarde para evitar una recesión severa. Por otro lado, expertos como Matthew Pallai, jefe de inversiones en Nomura Capital Management, reconocieron lo difícil que es para la Fed tomar decisiones en este contexto, resaltando que el banco central podría preferir tolerar un mayor riesgo de recesión antes de cambiar su política para evitar cometer errores prematuros. En términos de expectativas sobre futuras decisiones, las probabilidades de un recorte en la tasa antes de julio disminuyeron marginalmente tras la reunión, con el mercado reflejando solo un 26% de posibilidades de recorte en la cita de junio y un 71.4% para finales de julio, según el CME Group FedWatch. Esto indica que, aunque el mercado mantiene la expectativa de una flexibilización eventual, la Fed dejó claro que no considerará cambios inmediatos hasta que haya mayor claridad sobre el impacto de las políticas de tarifas y la evolución del empleo.
Respecto a las tarifas comerciales específicas de la administración Trump, Powell reiteró que, aunque las tarifas pueden causar un aumento transitorio en los precios, la Fed se asegurará de que dichas alzas no se conviertan en un problema inflacionario persistente. Esta apreciación llega después de meses en los que el jefe del banco central adoptó un tono más estricto en comparación con la sesgo previo más benigno que veía las tarifas como un golpe temporal a los precios. A pesar de que los precios al consumidor mostraron un aumento moderado en algunos segmentos, como el sector de autos usados, otros factores como la caída en tarifas aéreas y hoteleras ayudan a contrarrestar la presión inflacionaria general. Mientras tanto, México, la Unión Europea y otros mercados ven con atención el desarrollo de las negociaciones entre EE.UU.
y China, especialmente por el reciente anuncio de un acuerdo provisional o "marco" que abriría una nueva etapa en las relaciones comerciales entre las dos mayores economías del mundo. Este posible avance podría modificar favorablemente las perspectivas de inflación y crecimiento global, ayudando a aliviar la presión sobre la Fed y los mercados financieros. En conclusión, la reunión de la Reserva Federal reflejó la complejidad de la coyuntura económica actual, donde la política monetaria camina entre la prudencia y la vigilancia estratégica. Jerome Powell mantiene una posición cautelosa frente a la escalada de tarifas de Trump y no ha suavizado sustancialmente su postura inflacionaria, pero tampoco ha tomado medidas inmediatas para endurecerla. La profusa incertidumbre sobre el impacto real de las políticas comerciales y fiscales ha llevado a la Fed a adoptar una actitud paciente, esperando más información antes de ajustar su estrategia.