En el mundo de las criptomonedas, el término "tokenomics" se ha vuelto fundamental para evaluar la viabilidad y el potencial de un proyecto. La tokenómica se refiere a la economía de un token: cómo se emite, se distribuye y se utiliza dentro de un ecosistema determinado. Cuando se implementa de manera inadecuada, puede llevar a consecuencias desastrosas tanto para el proyecto como para los inversores. En este artículo, continuamos explorando ejemplos de mala tokenómica, destacando aspectos críticos que deben considerarse antes de invertir en un proyecto de criptomonedas. Uno de los ejemplos más notorios de mala tokenómica se puede observar en la emisión excesiva de tokens.
Este fenómeno ocurre cuando un proyecto decide lanzar una cantidad desproporcionada de tokens al mercado. Aunque puede parecer atractivo para atraer a una gran cantidad de inversores, a largo plazo provoca una dilución del valor del token. Un caso emblemático fue el de un token que comenzó con una oferta inicial de mil millones de unidades. Con el tiempo, la demanda no pudo mantenerse al ritmo de la oferta, lo que resultó en una disminución drástica de su precio y en la pérdida de confianza por parte de los inversionistas. Otro de los problemas comunes que hemos visto en diversos proyectos es la centralización de la distribución de tokens.
Muchas veces, un pequeño grupo de individuos o una entidad controlan una proporción significativa del suministro total de tokens. Esto podría ser indicativo de un esquema de "pump and dump", donde los poseedores iniciales pueden manipular el precio del token a su favor, vendiendo en masa cuando el precio es alto, lo que deja a los pequeños inversores con pérdidas significativas. Tale situación se presentó en un proyecto prometedor que, lamentablemente, fue desmantelado cuando los principales inversores empezaron a liquidar sus posiciones. La falta de utilidad real del token es otro aspecto crítico que no se puede pasar por alto. Algunos proyectos lanzan su token como una simple estrategia de recaudación de fondos, sin ofrecer una función clara dentro de su ecosistema.
Un ejemplo ilustrativo es el de un proyecto que emitió un token que supuestamente iba a facilitar transacciones dentro de su plataforma. Sin embargo, dentro de poco tiempo, los usuarios se dieron cuenta de que podían utilizar la plataforma sin necesidad de tener el token, lo que provocó una drástica caída en su valor y una pérdida de credibilidad para el proyecto. La falta de transparencia en la gobernanza del token es otro factor que contribuye a malas tokenómicas. En muchas ocasiones, los proyectos no establecen un mecanismo claro para la toma de decisiones, lo que puede llevar a situaciones en las que los fundadores o el equipo directivo toman decisiones unilaterales. Esto se vio en un proyecto donde los desarrolladores decidieron cambiar las reglas de emisión de tokens sin consultar a la comunidad, lo que generó un gran descontento y resultó en un éxodo masivo de usuarios.
También es importante considerar cómo se afectan los incentivos de los participantes en un ecosistema. Un diseño de token mala puede llevar a que los usuarios no tengan ningún incentivo para mantener sus tokens o participar activamente en la plataforma. En un caso reciente, un proyecto lanzó un token que otorgaba recompensas a los usuarios que mantenían su inversión. Sin embargo, dichas recompensas eran tan bajas que los usuarios optaron por vender sus tokens en lugar de mantenerlos, lo que creó un ciclo de venta continua y un precio en caída. Otro problema recurrente en tokenomics es el uso ineficiente de los fondos recaudados durante las ventas de tokens.
Cuando los fondos obtenidos no se utilizan adecuadamente para desarrollar el proyecto o mejorar el ecosistema, se pierde la confianza de los inversores. Un ejemplo claro fue el de un proyecto que recaudó millones de dólares en su oferta inicial, pero cuyo equipo no mostró un plan claro sobre cómo se utilizarían los fondos. Con el tiempo, la falta de avances tecnológicos y mejoras en la plataforma fue evidente, resultando en un colapso de la confianza y el interés por parte de los usuarios. Por último, mencionar la planificiación inadecuada de la estrategia de salida. En algunos casos, los equipos de proyectos piensan que pueden salir a la venta sin prever las consecuencias.
Esto puede manifestarse en un esquema que prioriza el beneficio inmediato sobre la creación de un producto sostenible. Un caso fue el de un token que se lanzó con gran pompa, prometiendo rendimientos astronómicos, pero que no lograba ofrecer realmente un valor en el mercado. Su eventual caída fue rápida y espectacular, dejando a miles de inversores con un sentimiento de engaño respecto al proyecto. La conclusión que podemos extraer de estos ejemplos de mala tokenómica es que los inversores deben ser extremadamente cautelosos al evaluar proyectos de criptomonedas. Es fundamental investigar a fondo la estructura del token, la distribución, los incentivos, la gobernanza y el uso de los fondos recaudados.