En un clima electoral marcado por la tensión y la polarización, el ex presidente Donald Trump se presentó en el último debate presidencial, reafirmando su compromiso con una política económica centrada en el aumento de aranceles a las importaciones. El escenario fue la histórica ciudad de Filadelfia, donde Trump y la actual vicepresidenta Kamala Harris se enfrentaron en un debate que capturó la atención de millones de espectadores y que, sin duda, impactará los resultados de las elecciones de noviembre. Desde el comienzo del debate, Trump enfatizó su enfoque en una economía estadounidense fuerte, defendiendo su pasado en la Casa Blanca y prometiendo que volverá a implementar políticas que beneficien a los trabajadores estadounidenses. "Estamos hablando de aranceles sobre otros países", declaró con decisión. "He recaudado miles de millones de dólares.
.. de China." Con esas palabras, Trump evocó su estrategia comercial que caracterizó su mandato, insistiendo en que las tarifas no solo son una herramienta económica, sino también un medio para proteger los empleos y promover la industria nacional. Uno de los puntos más destacados fue su afirmación de que la administración de Biden había mantenido muchos de los aranceles que él había impuesto, algo que el ex presidente considera un signo de la efectividad de su política.
Sin embargo, su insistencia en aumentar las tarifas generales sobre las importaciones ha generado preocupación entre expertos en economía y comercio. Muchos analistas advierten que un aumento de aranceles puede resultar en un aumento de precios para los consumidores, lo que, a corto plazo, podría dañar la economía que Trump pretende revitalizar. Durante el debate, Harris intervino para contrarrestar la narrativa de Trump. La vicepresidenta enfatizó la necesidad de una política económica más equilibrada, subrayando que los aranceles generalizados pueden tener consecuencias destructivas para las pequeñas y medianas empresas. "No se trata solo de proteger a nuestros trabajadores", argumentó.
"Se trata de crear un entorno donde la economía pueda prosperar de manera sostenible sin poner en riesgo a las empresas estadounidenses que dependen de la cadena de suministro internacional." A pesar del argumento de Harris, muchos de los partidarios de Trump ven su postura sobre los aranceles como un símbolo de su compromiso con la clase trabajadora. Durante su administración, Trump promovió la idea de “América Primero”, que resonó profundamente entre aquellos que sentían que las políticas comerciales anteriores habían perjudicado a los trabajadores estadounidenses. La ira hacia las grandes corporaciones y las decisiones de externalización sigue presente en el discurso de Trump, que aprovechó nuevamente el debate para tocar esos temas sensibles. Harris, por su parte, introdujo un enfoque más matizado, mencionando que es esencial fortalecer la economía a través de la inversión en educación, innovación y energías renovables.
Argumentó que la protección de los empleos no puede lograrse únicamente con aranceles, sino a través de políticas que fomenten el crecimiento económico inclusivo y sostenible. Sin embargo, la crítica a la administración Biden fue contundente al señalar que no había logrado abordar los problemas económicos que se prometieron durante la campaña de 2020. Un ángulo interesante del debate fue cómo ambos candidatos abordaron el papel de los sindicatos y la fuerza laboral organizada. Trump, recordando su relación complicada con los sindicatos, mencionó su revés en el año 2017 al eliminar la deducibilidad del impuesto sobre las cuotas sindicales. Su enfoque parecía intentar recuperar el apoyo de los votantes que se sienten traicionados por el establecimiento político.
Al mencionar a los sindicatos, intentionó atraer a los votantes que valoran la protección de los derechos laborales, aunque sus políticas anteriores han generado una mezcla de opiniones entre los trabajadores organizados. La respuesta de Harris fue clara, enfatizando la importancia de los sindicatos como un pilar fundamental en la lucha por los derechos de los trabajadores. También argumentó que su administración ha adoptado políticas para fortalecer a los sindicatos y asegurar que los trabajadores tengan voz en el lugar de trabajo. Esta discusión subraya la dicotomía en el enfoque de ambos candidatos hacia la clase trabajadora y cómo estas diferencias podrían influir en su apoyo en las urnas. Como esperado, el tema de la inflación y el costo de vida también dominó el debate.
Trump utilizó la oportunidad para criticar la actual administración, argumentando que, bajo el gobierno de Biden, la inflación ha aumentado, empeorando la situación económica de las familias estadounidenses. "Las familias estadounidenses están luchando", afirmó Trump, apuntando a la necesidad urgente de un cambio en las políticas económicas. Por otro lado, Harris defendió los esfuerzos de su administración para abordar la inflación a través de inversiones en infraestructura y políticas que promuevan el crecimiento a largo plazo. Destacó que las soluciones a problemas económicos complejos requieren un enfoque multifacético, que no se debe simplificar a un aumento de tarifas. El debate culminó con un intercambio vibrante donde ambos candidatos expusieron sus visiones para el futuro de la economía estadounidense.
Mientras Trump prometió una reactivación económica basada en sus políticas anteriores, Harris defendió un enfoque que busca equilibrar el crecimiento económico con la equidad social y la sostenibilidad. En última instancia, el debate dejó claro que las políticas económicas serán un tema central en las elecciones presidenciales de 2024. La estrategia de Trump de revertir la balanza comercial a través de aranceles resonará con muchos votantes desesperados por recuperar empleos en una economía globalizadora que a menudo parece dejarlos atrás. Mientras tanto, el enfoque más integrador de Harris podría atraer a aquellos que buscan un camino hacia la estabilidad económica que priorice la justicia social y la sostenibilidad. Con el día de las elecciones a la vista, ambos candidatos deben navegar un paisaje repleto de desafíos económicos mientras intentan captar la atención de un electorado que tiene hambre de respuestas.
Trump, con su enfoque centrado en los aranceles y la protección de trabajadores, y Harris, con su mensaje de inversión y inclusión, representan visiones contrastantes del futuro estadounidense que definirán la siguiente fase de la política del país. La pregunta que queda es cuál de estas visiones resonará más en un electorado dividido y ansioso por el cambio.