En el vasto universo de las redes sociales, donde una persona puede volverse famosa de la noche a la mañana, pocas historias han capturado tanto la atención como la de Haliey Welch, también conocida por su apodo viral Hawk Tuah. Originaria de Tennessee y con un acento sureño inconfundible, Welch pasó de trabajar en una fábrica a convertirse en una figura seguida por millones. Su frase icónica “hawk tuah”, que describe de manera colorida cómo satisfacer a un amante masculino, fue el detonante que la catapultó a la fama, pero también la involucró en un torbellino de controversias que pusieron a prueba su resistencia y su capacidad para reinventarse. El fenómeno viral de Haliey nació de forma inesperada y muy rápida. En un video dirigido desde la rural Tennessee, su peculiar mezcla de carisma, gracia sureña y sinceridad atrajo la atención de miles que se sintieron identificados o simplemente entretenidos por su autenticidad.
Sin embargo, ser viral implica también un escrutinio implacable. A pesar del éxito que obtuvo con su merchandising y la creación de su propio podcast llamado Talk Tuah, el camino no fue sencillo. El punto más complicado en la carrera de Welch llegó con el lanzamiento del meme coin $HAWK, una criptomoneda que prometía revolucionar el espacio digital junto a sus asociados de OverHere. Sin embargo, la realidad fue devastadora para los inversores. En solo 20 minutos, $HAWK perdió más del 90% de su valor, cayendo dramáticamente de 490 millones a apenas 60 millones de dólares.
Pronto surgieron acusaciones de fraude y estafa, señalándola a ella y a sus socios de realizar un “rug-pull”, una maniobra donde los creadores inflan artificialmente el valor para luego vender sus participaciones dejando a los pequeños inversores en desgracia. Frente a este escándalo, Haliey manifestó sentirse profundamente herida por la traición a la confianza de sus seguidores, muchos de los cuales habían invertido sus ahorros basándose en su palabra. Pese a la controversia y la presión mediática, una investigación de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) concluyó en marzo de 2025 sin encontrar evidencias que implicaran a Welch directamente en la manipulación o fraude, lo que le permitió mantenerse en el ojo público con algo de legitimidad. Tras el impacto inicial del escándalo, Welch tomó la acertada decisión de desaparecer temporalmente del radar digital durante aproximadamente tres meses. Este alejamiento le sirvió para enfocarse en su bienestar mental, algo que la propia influencer admitió necesitar con urgencia.
Durante ese tiempo, se dedicó a su vida personal en Tennessee, disfrutando de la compañía de sus perros y su pareja, Kelby Blackwell, conocido como Pookie por sus seguidores. Esta pausa reflejó la importancia de cuidar el propio equilibrio en un mundo donde la fama virtual puede consumir rápidamente la salud emocional y mental. Su regreso a las redes sociales y al podcast fue una señal clara de su intención de reinventarse y tomar control total de su narrativa. Ahora propietaria oficial de Talk Tuah, busca rebrandear el espacio para que refleje más su autenticidad y personalidad. Aunque sigue lidiando con el peso de ser conocida principalmente por aquel término viral que la lanzó al estrellato, Haliey ha aprendido a aceptarlo como parte de su identidad, sacando provecho de ello para fortalecer su presencia digital y profesional.
El regreso no ha estado exento de desafíos, especialmente en la interacción con el público, que en ocasiones ha sido hostil o crítico. Welch intenta, con esfuerzo, no dejarse afectar por los comentarios negativos, aunque admite que la exposición constante puede resultar abrumadora. La honestidad con la que habla sobre sus problemas de salud mental después del escándalo ha generado empatía entre sus seguidores y ha abierto un debate importante sobre la presión que enfrentan los influencers. Paralelamente, su interés por expandir su carrera hacia la actuación se ha hecho palpable. Su rol en la serie de televisión Chad Powers protagonizada por Glen Powell fue una experiencia satisfactoria que le permitió explorar una faceta profesional diferente a la del influencer o podcaster.
Haliey mostró entusiasmo por continuar en esa línea, especialmente en papeles que requieran participaciones breves y divertidas. Un detalle significativo en la trayectoria de Welch es su relación profesional y personal con diversas figuras del mundo digital. Su separación amistosa de la productora de Jake Paul y las tensiones con antiguos colaboradores muestran que en la industria del entretenimiento digital la dinámica de confianza y colaboración puede ser tan compleja como en cualquier otro sector. Haliey también ha tenido que enfrentar la politización involuntaria de su imagen durante el período electoral estadounidense, un fenómeno que no buscó pero que no pudo evitar. Su famosa frase hizo que muchos simpatizantes de diferentes posturas políticas se la apropiasen, lo que la llevó a distanciarse de debates políticos más profundos para mantener su enfoque en el contenido de entretenimiento y la conexión con sus seguidores.
En cuanto a su vida personal y pasatiempos, Welch ha compartido que disfruta de actividades sencillas como cocinar y comprar flores, especialmente peonías, de las cuales destaca su fragancia. Estas pequeñas joyas cotidianas la ayudan a mantenerse centrada y a encontrar alegría fuera del agitado mundo de las redes sociales. Mirando hacia el futuro, sus objetivos principales giran en torno a consolidar y hacer crecer su podcast, hacerlo más auténtico y en sintonía con su verdadera personalidad. Quiere que Talk Tuah sea una plataforma donde pueda expresarse libremente junto a su amiga y coanfitriona Chelsea Bradford sin las limitaciones que sentía al inicio. Además, Haliey reconoce la importancia vital de aprender de sus errores, especialmente en lo relacionado con su experiencia en el mundo del cripto, y aconseja a quienes alcanzan la fama de forma repentina a ser cautelosos con los proyectos en los que se involucran y con quiénes confían.
Su testimonio sirve como una advertencia sobre los peligros que esconde el éxito rápido sin el debido conocimiento y preparación. A pesar de los altibajos, Haliey Welch mantiene una actitud optimista y resiliente. Su historia es un ejemplo claro de cómo la fama puede ser tanto una bendición como una carga, y de cómo la autenticidad, el aprendizaje y la capacidad de reinventarse son esenciales para navegar en el mundo digital contemporáneo. Con su acento sureño y su espíritu genuino, Hawk Tuah continúa adelante, trabajando para que su voz se escuche no solo como un fenómeno viral, sino como una creadora de contenido con propósito y una influencia para bien.