Age of Mythology: Retold ha llegado para revivir una de las joyas de los juegos de estrategia en tiempo real (RTS) que muchos de nosotros recordamos con nostalgia. Después de haber pasado innumerables horas en títulos similares como Cossacks e Iron Harvest, tenía grandes expectativas sobre esta nueva versión. Sin embargo, a medida que me sumergía en Age of Mythology: Retold, me encontré con una mezcla de emoción y decepción. Para quienes no lo sepan, Age of Mythology: Retold nos transporta a un mundo donde distintas civilizaciones, cada una con sus propios dioses y mitos, luchan por la supremacía. En esta remasterización, los desarrolladores han incorporado tres campañas y cuatro facciones distintas, cada una con su propia economía, estrategia y estilo de juego.
Egipcios, griegos, nórdicos y atlantes: cuatro caminos que llevan a la victoria, pero con motivos e historias diferentes. Desde el primer momento, Age of Mythology: Retold impresiona con su contenido. La variedad de dioses disponibles es abrumadora. En lugar de elegir una facción de inmediato, los jugadores eligen un dios principal que les otorga poderes y bonificaciones únicas, además de la posibilidad de elegir dioses menores a medida que avanzan por las edades. Este sistema de elección permite experimentar con diferentes estrategias y tácticas en cada partida, lo que, en teoría, promete un juego diverso y lleno de sorpresas.
Sin embargo, a medida que avanzaba en mis partidas, me di cuenta de que, a pesar de esta rica variedad de opciones, cada partida comenzaba a sentirse repetitiva. Cientos de dioses y unidades mitológicas distintos no parecían ser suficientes para mantener la emoción en cada encuentro. Aun teniendo en cuenta las diferencias fundamentales entre las facciones, el flujo del juego seguía un patrón que se tornaba predecible: reunir recursos, ascender al estado mitológico y después construir un ejército que inevitablemente iba a ser lanzado contra el enemigo. Cada una de mis partidas se convierte en un ciclo donde, sin importar a qué facción elijo jugar, me encuentro realizando exactamente las mismas acciones de forma sistemática. Ya sea que elija a los nórdicos, cuya fuerza reside en la agresividad y rapidez de sus soldados, o a los egipcios, cuya estrategia se centra en la producción de recursos estables, el enfoque se mantiene consistentemente similar.
Entrar en la fase mitológica lo más rápido posible, reunir un ejército imponente y avanzar a la ofensiva, es la estrategia que parece ser la única viabilidad para salir victorioso. Mientras reflexionaba sobre esto, no pude evitar comparar Age of Mythology: Retold con Iron Harvest, otro juego de estrategia que logra ofrecer enfrentamientos y tácticas más variadas. En Iron Harvest, cada unidad tiene sus propias características, habilidades y estilos de combate que nos obligan a pensar cuidadosamente sobre cómo enfrentarnos a nuestra oposición. En cambio, en Age of Mythology: Retold, a pesar de la variedad de criaturas míticas y héroes, el combate se siente monótono. La mayoría de los enfrentamientos se reducen a formar un gran grupo de unidades y lanzarlas al campo de batalla, donde los resultados se vuelven predecibles.
La desilusión se intensifica al ver que, aunque hay unidades con habilidades únicas, el juego se decanta por una especie de “estrategia de masa”. En lugar de explorar tácticas más avanzadas y emocionantes, los jugadores se ven empujados hacia formación de ejércitos compuestos en su mayoría por unidades míticas. Myth units, como los Anubites y Escorpiones, se vuelven abrumadoramente poderosos, haciendo que el desarrollo de unidades humanas parezca irrelevante. A medida que las habilidades y las recompensas de los dioses se vuelven más predecibles, el enfoque se desplaza hacia la búsqueda de la combinación más poderosa, en lugar de experimentar con diversas estrategias. Además, no puedo dejar de lamentar que, a pesar de la rica mitología que sirve como telón de fondo, Age of Mythology: Retold se siente como si hubiera perdido la esencia de la narración que a menudo acompaña a la lucha.
En lugar de aprovechar la riqueza de los mitos y leyendas para ofrecer un combate vibrante y variado, el juego se queda corto, convirtiendo las batallas, aunque visualmente impresionantes, en una serie de enfrentamientos sin emoción. Se extraña una sensación profunda de conexión entre las unidades y los mitos que representan, creando un vacío que se siente tan palpable como la ausencia de la gloria de la batalla. A pesar de sus deficiencias, Age of Mythology: Retold sigue siendo un juego divertido. Aquellos que se sumerjan en su mundo encontrarán una experiencia satisfactoria, aunque algo predecible. La remasterización ofrece una experiencia nostálgica que hará las delicias de muchos jugadores, tanto viejos como nuevos.
Los puntos positivos son difíciles de ignorar. Las campañas disponibles, llenas de historias y personajes, son realmente interesantes. Este componente, junto con la posibilidad de explorar diferentes dioses y sus poderes, proporciona suficiente atractivo para alentar a los jugadores a sumergirse en el juego por un tiempo prolongado. La capacidad de utilizar poderes divinos en medio del caos de la batalla, por ejemplo, sigue siendo un dispositivo que alimenta la fantasía y la emoción. Sin embargo, la pregunta persistente permanece: ¿por qué no se logró capturar la esencia emocionada de la guerra mitológica? Lo que podría haber sido un espectáculo glorioso de estrategias variadas y combates dinámicos se convierte en un ciclo interminable de recursos y guerras, privadas de la chispa que uno esperaría en una lucha entre deidades.
En resumen, Age of Mythology: Retold presenta una experiencia que, aunque satisfactoria y agradable, se siente carente de la variedad y emoción que el concepto promete. Aquellos que busquen revivir la gloria de una era pasada encontrarán un juego bien hecho que merece explorar, siempre que estén dispuestos a aceptar que el combate y las tácticas, aunque atractivos a simple vista, pueden llegar a ser más repetitivos de lo esperado. En última instancia, Age of Mythology: Retold es un viaje nostálgico y divertido, aunque quizás no tan grandioso como muchos de nosotros habríamos querido que fuera.