Las elecciones en el Partido Liberal Democrático de Japón (LDP) se avecinan, y con ellas, un emocionado juego de poder que determinará quién será el próximo primer ministro del país. A partir del 27 de septiembre, un récord de nueve candidatos se disputarán la presidencia del LDP, lo que a su vez los posicionará como los favoritos para ocupar el cargo de primer ministro. Con la renuncia del primer ministro Fumio Kishida, quien decidió no postularse nuevamente después de casi tres años en el cargo, la carrera se ha intensificado, y los candidatos están listos para presentar sus visiones sobre cómo llevar a Japón hacia un futuro más próspero y estable. Entre los candidatos se encuentra Shinjiro Koizumi, de 43 años, un joven político y el hijo del ex primer ministro Junichiro Koizumi. Koizumi ha logrado captar la atención del público con su estilo carismático y sus propuestas centradas en el impulso del crecimiento económico.
Entre sus promesas, destaca la reducción de regulaciones para fomentar el crecimiento de startups y empresas innovadoras, e incluso apoya la entrada de empresas extranjeras en el mercado japonés. Además, ha manifestado su voluntad de reactivar núcleos nucleares, una postura que ha evolucionado dado el contexto energético actual del país. A continuación, encontramos a Shigeru Ishiba, un veterano político de 67 años y exministro de defensa, conocido por su popularidad entre los votantes. A lo largo de sus intentos anteriores por hacerse con la presidencia del partido, ha falta de apoyo de sus compañeros legisladores. Ishiba aboga por revitalizar la economía japonesa a través de un enfoque en la demanda interna y una normalización de las políticas monetarias del Banco de Japón, alejándose de la fácil dependencia de estímulos económicos constantes.
Por su parte, Sanae Takaichi, de 63 años, ha sido una figura destacada en la política japonesa. Con un pasado como baterista de heavy metal y una increíble determinación, Takaichi propone una política monetaria ultralaxa y apoya la auto-suficiencia energética a través de la inversión en tecnologías nucleares de nueva generación. Una de sus características distintivas es su frecuente visita al Santuario Yasukuni, un lugar que genera controversias debido a su asociación con el pasado militar de Japón. Kono Taro, de 61 años, exministro de Relaciones Exteriores que ha hecho ruido en el partido gracias a su estilo combativo, busca salir del medio del paquete en las encuestas de opinión pública. Kono ha suavizado su oposición al uso de la energía nuclear, reconociendo que es necesaria para enfrentar los desafíos energéticos del país.
Él aboga por la modernización de las prácticas administrativas en Japón, señalando la necesidad de eliminar costumbres obsoletas, como el uso de sellos. Takayuki Kobayashi, con solo 49 años, representa la nueva generación de líderes. Considerado como un candidato de largo plazo, Kobayashi ha expresado sus intenciones de fortalecer las cadenas de suministro en Japón, particularmente en lo que respecta a minerales críticos necesarios para la transición energética. Insiste en la necesidad de una política de energía que apoye más centrales eléctricas de carbón, argumento que ha generado críticas y debates sobre el enfoque de Japón hacia las energías renovables. Otro competidor en la carrera, Toshimitsu Motegi, de 68 años, se encuentra en una posición influyente dentro del LDP.
Con una formación en Harvard y una imagen fuerte, Motegi apoya la normalización de la política monetaria del Banco de Japón y propone aumentar los ingresos fiscales a través del crecimiento económico, sin la necesidad de aumentar los impuestos. El exministro de Relaciones Exteriores, Yoshimasa Hayashi, de 63 años, busca posicionarse un poco como el "candidato de Kishida", al ser considerado un hombre de confianza del actual primer ministro. Su postura pacifista lo sitúa en el ala más moderada del partido, promoviendo un diálogo con China y enfatizando la importancia de asegurar la cooperación trilateral entre Japón, Corea del Sur y Estados Unidos. Yoko Kamikawa, de 71 años, destaca no solo por su seriedad, sino también por su esfuerzo en promover a las mujeres en política. En un entorno mayoritariamente masculino, ha luchado por el reconocimiento de los derechos humanos a nivel global, aunque no ha estado exenta de críticas por su pasado como ministra de Justicia, donde firmó varias ejecuciones.
Por último, Katsunobu Kato, un veterano de 68 años con un enfoque en la salud fiscal, ha guiado al país a través de la pandemia de COVID-19. Kato promete una política monetaria orientada hacia el crecimiento sostenible y propone la creación de un presupuesto suplementario para estimular la economía. Su experiencia en el ámbito financiero resulta valiosa en esta carrera que se anticipa repleta de desafíos económicos. Cada candidato presenta una mezcla de propuestas innovadoras y posturas tradicionales sobre temas críticos como la economía, la política fiscal y la energía. En un momento en que Japón se enfrenta a desafíos como la inflación, el envejecimiento de la población y la necesidad de revitalizar la economía, la elección del nuevo líder del LDP es crucial.