En un giro alentador para los inversores y el mercado bursátil estadounidense, Wall Street ha prolongado su racha alcista a nueve días consecutivos, marcando el tramo ganador más largo desde 2004. Este rally ha permitido al mercado recuperar las pérdidas que sufrió tras la escalada de las tarifas arancelarias impuestas a principios de abril, en el contexto de la tensa guerra comercial entre Estados Unidos y China. El impulso detrás de este repunte robusto en las bolsas de valores ha sido impulsado por datos económicos que superaron las expectativas, en particular un informe positivo sobre el mercado laboral estadounidense. En abril, el país sumó 177,000 empleos, una cifra que si bien representa una desaceleración respecto a marzo, sigue siendo mejor de lo anticipado por los economistas. La solidez del empleo ha sido ampliamente interpretada como una señal de estabilidad económica pese a las incertidumbres generadas por la guerra comercial.
Las ganancias en Wall Street no se limitaron a un sector en particular, evidenciando un avance generalizado donde aproximadamente el 90% de las acciones y todos los sectores del índice S&P 500 registraron alzas. Los sectores tecnológicos destacaron con protagonismo, impulsados por empresas como Microsoft y Nvidia, que subieron más de 2%, reflejando la confianza en la innovación y crecimiento continuado dentro del sector. Sin embargo, no todas las compañías del ámbito tecnológico fueron beneficiadas. Apple, una de las gigantes tecnológicas más influyentes, sufrió un descenso significativo del 3.7% tras reportar que las tarifas arancelarias podrían costarle alrededor de 900 millones de dólares.
Este dato llamó la atención sobre los efectos negativos que las políticas arancelarias pueden tener en operaciones y utilidades corporativas, especialmente en empresas con cadenas de suministro globalizadas. El mercado financiero también mostró dinamismo, con bancos y firmas de servicios financieros como JPMorgan Chase y Visa registrando ganancias sólidas, reflejando un clima positivo en la confianza tanto de inversionistas como consumidores. La tensión comercial entre Estados Unidos y China ha sido un factor clave que ha influido en la dirección del mercado durante los últimos meses. La imposición de tarifas por parte de la administración estadounidense generó nerviosismo y llevó a caídas significativas en la primera semana de abril, cuando el S&P 500 perdió más del 9%. Desde entonces, los mercados han mostrado una capacidad notable para recuperarse, apoyados por informes trimestrales de ganancias de compañías estadounidenses que superaron expectativas y apuntan a una posible desaceleración en la guerra comercial.
Un punto importante a considerar es que muchas de las tarifas anunciadas inicialmente para entrar en vigor en abril fueron pospuestas por tres meses, excepto las tarifas dirigidas a China. Este aplazamiento ha dado cierto respiro al mercado y a los actores económicos para ajustarse y reducir el impacto de estas medidas arancelarias. Los analistas financieros mantienen una vigilancia cercana a las posibles decisiones que tome la administración estadounidense al concluir el periodo de pausa de 90 días en julio. Según expertos, si las medidas iniciales de aplicación de tarifas persisten o se intensifican, es probable que el mercado reaccione negativamente, similar a lo ocurrido a principios de abril. La incertidumbre acerca de la política comercial seguirá siendo un factor que condicionará la volatilidad de los mercados financieros.
Los índices bursátiles principales reflejan este panorama de recuperación y cautela. El S&P 500, tras experimentar una caída significativa a inicios de abril, ha logrado recuperar terreno, aunque todavía se mantiene 3.3% por debajo de su nivel a principios de año y un 7.4% por debajo del récord histórico alcanzado en febrero. El Dow Jones Industrial Average y el Nasdaq Composite acompañaron esta tendencia alcista, ganando sólidamente en puntos y porcentajes.
El mercado laboral está siendo igualmente observado como un indicador crucial para evaluar la salud económica y el impacto real de la política arancelaria. Un empleo fuerte ha sido un motor vital para el consumo y el crecimiento económico sostenido en los últimos años. Sin embargo, muchos economistas advierten que el aumento en los costos derivados de las tarifas podría impactar negativamente en la contratación y el gasto de los consumidores, presionando a mediano y largo plazo. Este contexto de crecimiento en las bolsas y empleo positivo proporciona cierto optimismo en medio de la incertidumbre global. La anticipación de que la Reserva Federal de Estados Unidos pueda continuar con recortes moderados en las tasas de interés este año añade un ingrediente favorable para los mercados financieros, facilitando condiciones crediticias más accesibles y estimulando la inversión.