En un mundo cada vez más digitalizado y dominado por la inteligencia artificial, la necesidad de establecer medidas confiables para verificar que los usuarios en plataformas digitales son realmente humanos se vuelve esencial. En respuesta a esta demanda, Sam Altman, cofundador de Tools For Humanity, ha desarrollado el Orb, un dispositivo de escaneo ocular que busca revolucionar la forma en que se certifica la identidad humana mediante el reconocimiento biométrico de la retina. A partir de mayo de 2025, esta tecnología comienza su despliegue en seis ciudades de Estados Unidos, marcando un gran paso hacia la autenticación segura y confiable en internet. El Orb representa un avance tecnológico importante que combina ciencia ficción con realidad. El dispositivo utiliza una cámara similar a las que se ven en películas futuristas para escanear el ojo de un individuo, generando así un código digital único denominado WorldID.
Este identificador sirve para garantizar la autenticidad del usuario, lo que es fundamental para acceder a plataformas que requieren un alto nivel de seguridad, como la banca en línea, redes sociales y otros servicios que manejan información sensible. Aunque esta tecnología estaba en fase de pruebas limitadas en Estados Unidos, en otros veinte países más de doce millones de personas ya han verificado su identidad con el Orb. El dispositivo se ha implantado en centros comerciales, espacios de trabajo compartidos y eventos organizados por Tools For Humanity, ampliando paulatinamente su influencia y aceptación a nivel global. La expansión de esta iniciativa contempla la introducción de 7,500 Orbs en el territorio estadounidense para finales del verano de 2027, incluyendo nuevas ciudades clave como Seattle, Las Vegas, San Diego y Orlando. Además, se planea ofrecer un servicio de entrega bajo demanda del Orb en América Latina, lo que potenciará su adopción en mercados emergentes y facilitará el acceso a tecnologías de identidad digital avanzadas.
El funcionamiento del Orb es sencillo pero sumamente seguro. Tras realizar el escaneo iris, el dispositivo envía el WorldID al teléfono inteligente del usuario. Esta identidad digital luego se utiliza para ingresar a aplicaciones y plataformas en línea, ofreciendo una forma fiable de demostrar la humanidad detrás de cada perfil, eliminando así el riesgo de fraudes y falsificaciones que existen con las identidades digitales tradicionales. La génesis del Orb se encuentra en un proyecto más ambicioso conocido como Worldcoin, cuyo objetivo inicial era distribuir criptomonedas de manera equitativa, funcionando como una renta básica universal (UBI). La idea era que al usar la verificación biométrica para certificar humanos reales, se podría transferir criptomonedas únicamente a usuarios auténticos, previniendo abuso o manipulación.
Sin embargo, en octubre de 2024, Worldcoin se reorientó y renombró simplemente como World, ampliando su alcance mucho más allá de la moneda digital. El uso actual de WorldID trasciende la criptomoneda. Ya es viable acceder a ciertos grupos exclusivos en plataformas como Reddit y Discord o aprovechar ofertas especiales en Shopify reservadas exclusivamente para usuarios verificados mediante el Orb. Las expectativas apuntan a futuras aplicaciones en sectores como juegos en línea y plataformas de citas, donde la veracidad y la autenticidad son claves para establecer confianza. En el ámbito de las aplicaciones para citas, Tools For Humanity ha establecido una alianza estratégica con Match Group, propietario de servicios como Tinder, Hinge, OKCupid y Match.
com. Esta colaboración permitirá que los usuarios verifiquen su identidad usando WorldID, comenzando con Tinder en Japón. Las cuentas verificadas recibirán una insignia especial que indica a sus potenciales parejas que son personas reales y no perfiles falsos o generados por inteligencia artificial. Esta función busca restaurar la confianza en los encuentros digitales, combatiendo una problemática creciente: la proliferación de perfiles falsos que deterioran la experiencia del usuario. Sin embargo, la innovación tecnológica del Orb no está exenta de desafíos y controversias, especialmente en lo referente a la privacidad y la seguridad de los datos biométricos.
Desde su presentación inicial en 2021, expertos en seguridad y defensores de la privacidad han manifestado inquietudes por la captura, almacenamiento y posible uso indebido de información extremadamente sensible como el escaneo del iris. La captura de esta información biométrica no solo plantea riesgos ante posibles ataques cibernéticos, sino que también suscita debates éticos sobre el control y el acceso a datos personales irreemplazables. Para hacer frente a estos temores, Tools For Humanity ha afirmado que las imágenes del iris se eliminan automáticamente después del escaneo, y que todos los datos biométricos se cifran durante la transmisión y en estado de reposo. Además, la empresa ha abierto su tecnología al escrutinio público mediante código abierto, lo que permite a terceros verificar sus protocolos de seguridad y garantizar la transparencia en el manejo de la información. A pesar de estos esfuerzos, la implementación del Orb ha enfrentado barreras regulatorias en diferentes países.
Hong Kong ha prohibido el proyecto, mientras que en naciones como Reino Unido, España, Portugal, Kenia y Corea del Sur se han impuesto exhaustivos controles. En 2023, una firma de seguridad en criptomoneda detectó una vulnerabilidad que permitía a personas no verificadas operar dispositivos Orb, lo que reforzó las preocupaciones sobre la robustez del sistema de verificación. Algunos críticos apuntan que el poder acumulado por Sam Altman y su empresa, centralizando tanto la identidad digital como el acceso a recursos financieros basados en criptomonedas, podría conducir a un escenario donde una sola entidad tenga una influencia desproporcionada en la gobernanza digital a nivel global. Este control singular cuestiona las implicaciones éticas de la concentración de datos biométricos y económicos, especialmente cuando los usuarios pueden sacrificar privacidad por incentivos económicos o para acceder a ciertas ventajas. Recientemente, Altman ha explorado conversaciones con Visa para integrar WorldID en sus sistemas de pago.
Esta integración permitiría usar monedas estables (stablecoins) para comprar en cualquier establecimiento que acepte Visa, además de facilitar la conversión de criptomonedas a dinero tradicional. No obstante, esta posibilidad también abre un nuevo frente en términos de seguridad, ampliando la superficie de ataque para ciberdelincuentes que podrían intentar acceder a datos biométricos que, a diferencia de una contraseña, no pueden ser cambiados si son comprometidos. En resumen, el Orb de Sam Altman representa una innovación disruptiva en la verificación de la identidad humana en línea, prometiendo beneficiar a numerosos sectores con una autenticación más segura y confiable. Sin embargo, también plantea enormes desafíos en materia de privacidad, seguridad y regulación. Su despliegue en Estados Unidos marcará un punto decisivo que definirá qué tan aceptada será esta tecnología y cómo evolucionarán las normativas para proteger a los usuarios en un ecosistema digital cada vez más complejo y globalizado.
La autenticidad en la era digital tiene un nuevo guardián, y su éxito dependerá tanto de su eficacia tecnológica como de su compromiso con los derechos y la seguridad de quienes decidan usarlo.