El viernes se observó una tendencia a la baja en diferentes mercados globales, donde Bitcoin, las altcoins y el mercado bursátil continuaron presentando caídas significativas. Este comportamiento está directamente relacionado con una serie de eventos económicos y políticos que han generado incertidumbre entre los inversionistas a nivel mundial. En el corazón de esta problemática se encuentra la intensificación de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, lo que ha provocado un efecto dominó en los mercados financieros y criptoactivos. La escalada del conflicto comercial entre estas dos potencias económicas tiene raíces profundas, pero recientemente China anunció represalias que marcaron un punto crítico en esta disputa. En respuesta a los aranceles impuestos por Estados Unidos, Beijing comunicó la imposición de un arancel del 34% sobre todas las importaciones provenientes de Estados Unidos.
Esta medida no solo afecta las importaciones en sentido estricto, sino que también incluye restricciones en la exportación de minerales raros, fundamentales para diversas industrias tecnológicas, así como la suspensión de la importación de sorgo procedente de empresas estadounidenses. Además, China añadió once empresas estadounidenses a su lista de entidades no confiables, una acción que agrava aún más las tensiones comerciales y políticas. Las consecuencias no se hicieron esperar en los mercados financieros. Bitcoin, que había intentado sustentar algunos de sus avances tras la apertura de los mercados asiáticos y europeos, sufrió una caída considerable desde niveles superiores a los 100 mil dólares hasta cerca de 82 mil. Esta reducción se replica en otras criptomonedas relevantes como Ethereum, cuyo valor descendió por debajo de los 1,800 dólares.
En conjunto, la capitalización del mercado cripto se redujo a 2.64 billones de dólares, evidenciando la sensibilidad del sector frente a la incertidumbre económica global. El mercado bursátil mostró una reacción todavía más pronunciada. Los futuros vinculados a índices emblemáticos como Dow Jones, S&P 500 y Nasdaq 100 experimentaron caídas superiores al 3%, lo que indica que esos índices están entrando en territorio de corrección. Esta condición se caracteriza por una bajada significativa del valor de los activos, que usualmente anticipa movimientos más drásticos en el corto plazo.
La respuesta de Estados Unidos no tardó en llegar, con advertencias por parte de funcionarios del gobierno y del propio expresidente Donald Trump, quienes han declarado que imponerán tarifas recíprocas a cualquier país que implemente represalias. En paralelo, han instado a los socios comerciales a reducir sus aranceles y eliminar barreras no arancelarias para favorecer un ambiente de negociación más constructivo. Sin embargo, la escalada hasta ahora parece haber logrado lo contrario, intensificando la volatilidad en los mercados. Desde el punto de vista económico, estos acontecimientos han aumentado exponencialmente las probabilidades de que se produzca una recesión global. Según datos de Polymarket, el sentimiento de los traders refleja un aumento en las probabilidades de recesión, situándolas en un 56%.
Firmas financieras de renombre como Goldman Sachs y PIMCO han revisado sus proyecciones económicas al alza en cuanto al riesgo recesivo, mientras que indicadores de mercado como el índice de miedo y avaricia de CNN Money alcanzaron niveles mínimos históricos desde el inicio de la pandemia de COVID-19, dejando en evidencia el pesimismo que impera entre los inversionistas. Un factor adicional que influyó en el sentimiento del mercado fue el reciente informe de nóminas no agrícolas (NFP) publicado por Estados Unidos. El informe mostró que el desempleo aumentó ligeramente al 4.2% en marzo, frente al 4.1% registrado en febrero.
Aunque se crearon 228,000 nuevos empleos, superando la expectativa de analistas de 137,000, el sector manufacturero, objetivo central de la política arancelaria de Trump, solo añadió 1,000 empleos, muy por debajo de las expectativas. Este balance fue interpretado como un indicio de que la economía estadounidense sigue con signos de desaceleración, pero sin perder del todo la capacidad de crecimiento. En paralelo, el mercado de bonos reflejó expectativas de una probable reducción en las tasas de interés. El rendimiento del bono del Tesoro a 10 años bajó a 3.89%, con descensos similares en plazos a 30 y 2 años.
Esta expectativa se liga a la posibilidad de que la Reserva Federal decida disminuir las tasas para fomentar la economía, lo que generalmente es beneficioso para activos de riesgo como Bitcoin, otras criptomonedas y también para la bolsa. No obstante, la advertencia de figuras financieras reconocidas como Bill Gross, exgestionador del fondo PIMCO y conocido como el “Rey de los bonos”, refuerza la precaución. Gross desaconsejó intentar “atrapar un cuchillo cayendo”, haciendo énfasis en que la actual situación económica y del mercado es un evento épico comparable a la crisis de 1971 y el fin del patrón oro, pero con consecuencias inmediatas negativas. Esta visión sirve para explicar por qué muchos inversores prefieren mantenerse al margen o buscar activos refugio ante tanta incertidumbre. En términos generales, esta caída simultánea en Bitcoin, altcoins y el mercado de valores refleja los efectos colaterales de tensiones geopolíticas y económicas que se retroalimentan entre sí.
Las medidas proteccionistas y represalias comerciales están generando un clima adverso para los mercados, produciendo reacciones negativas en la confianza de los inversionistas y elevando el riesgo de una desaceleración económica global. Mirando hacia el futuro, el desarrollo de esta situación dependerá en gran medida de las negociaciones entre Estados Unidos y China. Si bien la retórica actual es confrontativa, diversos actores internacionales, especialmente en Europa, han instado a la búsqueda de acuerdos de estabilidad y la prevención de una escalada mayor en la guerra comercial. La manera en que estos diálogos evolucionen condicionará en gran escala la recuperación o profundización de la volatilidad en los mercados financieros y digitales. Además, el comportamiento de la Reserva Federal frente a la inflación y el crecimiento económico será clave para definir la dirección de los activos de riesgo en los próximos meses.
Una posible reducción de las tasas podría aliviar las tensiones y servir como motor para la recuperación del mercado cripto y bursátil. Sin embargo, existen riesgos latentes que podrían impedir una pronta estabilización, por lo que los inversionistas deberán mantenerse atentos a las señales económicas y políticas. El panorama actual también abre espacio para reflexionar sobre la volatilidad inherente a las criptomonedas y su correlación creciente con los mercados tradicionales. A pesar de sus características únicas, los activos digitales no están inmunes a las influencias macroeconómicas y geopolíticas, y estas semanas recientes lo han demostrado con claridad. Por ende, la gestión de riesgos y una estrategia de inversión diversificada son fundamentales para navegar estas aguas turbulentas.
En conclusión, la caída continuada de Bitcoin, las altcoins y el mercado bursátil el viernes pasado se ve impulsada principalmente por la intensificación de la guerra comercial entre Estados Unidos y China y la incertidumbre económica global que esto genera. La combinación de aranceles punitivos, incertidumbre política, datos económicos mixtos y cierres en los mercados de bonos están creando un escenario complejo y desafiante para los inversionistas. Solo un diálogo constructivo y señales claras de recuperación económica podrán devolver la confianza y estabilizar los mercados en los próximos meses.