En un contexto global cada vez más volátil e incierto, las prioridades del gasto público juegan un papel crucial en el desempeño de ciertos sectores industriales. En Estados Unidos, la reciente administración se acerca a sus primeros cien días con un enfoque claro en los recortes presupuestarios civiles, mientras mantiene e incluso incrementa la inversión en defensa. Este escenario alentador ha llevado a Goldman Sachs a identificar y recomendar dos acciones dentro del sector defensa con un potencial destacado en términos de crecimiento y resiliencia frente a la volatilidad del mercado. El analista de Goldman Sachs, Noah Poponak, ha expresado optimismo sobre la perspectiva a medio plazo del presupuesto de defensa. A pesar de que existen incertidumbres en cuanto al alcance exacto del gasto en los próximos años y preguntas pendientes sobre márgenes, el impulso actual parece superar las expectativas iniciales.
La proyección de un presupuesto de defensa cercano a 1 billón de dólares es especialmente positiva para las empresas que suministran tecnología y productos especializados a la defensa y a agencias civiles con fines relacionados. En este sentido, se destacan dos empresas que forman parte de la cartera recomendada por Goldman Sachs por su sólida posición y exposición a segmentos clave del sector defensa: L3Harris Technologies y Huntington Ingalls Industries. L3Harris Technologies, con un valor de mercado aproximado de 40 mil millones de dólares, es un gigante tecnológico que surgió de la fusión entre L3 Technologies y Harris Corporation en 2019. La empresa es un contratista esencial para el Departamento de Defensa estadounidense, con una amplia gama de soluciones que cubren sistemas autónomos, mando y control, guerra electrónica, inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR), así como comunicaciones resilientes. Estos productos son indispensables para la capacidad operativa tanto del ejército como de agencias especializadas en defensa.
Entre sus desarrollos más emblemáticos se encuentran el avión ISR/Strike Sky Warden, diversos buques no tripulados, motores de cohetes sólidos, radios para redes aéreas y el sistema de guerra electrónica digital Viper Shield, diseñado para el programa de combate F-16. Con presencia en más de 100 países y una facturación que superó los 21 mil millones de dólares en el último año, L3Harris muestra una fuerte diversificación geográfica y tecnológica. El desempeño financiero más reciente reveló que en el primer trimestre de 2025, la empresa generó ingresos por 5.100 millones de dólares, cifra que representó una caída del 2.1% en comparación con el mismo período del año anterior y estuvo por debajo de las expectativas en 120 millones.
Sin embargo, su beneficio por acción ajustado no-GAAP fue de 2.41 dólares, superando las previsiones en nueve centavos, lo que sugiere que la rentabilidad sigue siendo sólida a pesar de ciertas presiones en los ingresos. Por otro lado, Huntington Ingalls Industries es otro foco de interés para Goldman Sachs. Esta compañía es la principal constructora de buques militares en EE.UU.
y un actor estratégico en la industria naval de defensa. Su papel es fundamental en la producción y mantenimiento de portaviones, destructores y otros activos navales críticos para la proyección del poder militar en aguas internacionales. El aumento esperado en el presupuesto de defensa no solo beneficiará a empresas tecnológicas sino también a aquellas especializadas en construcción naval y defensa terrestre. La demanda de plataformas militares avanzadas y servicios de mantenimiento está en alza, impulsada por políticas de seguridad nacional que buscan mantener una ventaja competitiva global. El interés de Goldman Sachs en ambos títulos refleja una estrategia de inversión orientada a capitalizar segmentos con contratos a largo plazo, barreras de entrada significativas y exposición a tecnologías emergentes que son prioritarias para la defensa moderna.
La combinación de estabilidad, innovación tecnológica y respaldo gubernamental concede a estas acciones un lugar destacado para inversionistas que buscan mitigar riesgos en un entorno financiero complejo. Además, la diversificación internacional de L3Harris, junto con su portafolio tecnológico, le brinda una mayor capacidad para adaptarse y expandirse en mercados extranjeros, lo cual es relevante en un contexto donde las alianzas estratégicas y la cooperación internacional en seguridad juegan un papel preponderante. En tanto que Huntington Ingalls, como una pieza clave dentro del complejo militar-industrial estadounidense, disfrutará directamente de los presupuestos nacionales y las iniciativas de modernización naval. El enfoque de Goldman Sachs en estas acciones se enmarca en una visión más amplia del mercado donde la seguridad y defensa son sectores resilientes ante fluctuaciones económicas globales y a menudo actúan como refugios en tiempos inciertos. La robustez de sus contratos, usualmente respaldados por acuerdos gubernamentales, confiere una menor volatilidad y mayor predictibilidad a sus ingresos.
Invertir en estas empresas no está exento de desafíos. La dinámica política puede alterar el ritmo y volumen del gasto en defensa, y la presión pública sobre los presupuestos militares resulta en un escrutinio constante. Además, la innovación tecnológica y la competencia global exigen una capacidad permanente de adaptación y desarrollo por parte de los productores de material bélico. No obstante, el análisis de Goldman Sachs resalta que, al menos en el corto y mediano plazo, el gasto en defensa se mantiene como una prioridad presupuestaria, contraponiéndose a los recortes en áreas civiles. Esta tendencia establece un escenario favorable para el desempeño y valorización de acciones como las de L3Harris y Huntington Ingalls.
En síntesis, la apuesta de Goldman Sachs sobre estas dos empresas del sector defensa refleja la confianza en un mercado que se fortalece con el aumento presupuestario del Pentágono y la urgencia de modernizar y mantener la capacidad operacional militar estadounidense. Para los inversores, esto provoca una oportunidad para posicionarse en activos que combinan innovación tecnológica, resiliencia financiera y relevancia estratégica nacional e internacional. Tomando en cuenta las perspectivas macroeconómicas y geopolíticas, el sector defensa continúa postulándose como un baluarte esencial para quienes buscan protección contra la incertidumbre y avizoran un crecimiento sostenible. Goldman Sachs, con su análisis profundo y selectivo, ofrece una guía valiosa para navegar este segmento tan particular y prometedor.