El mercado financiero mundial se encuentra en un momento de tensión y contradicción, donde Bitcoin y las acciones tradicionales parecen no estar alineados con los resultados económicos fundamentales más recientes. El índice de precios al consumidor (CPI) de Estados Unidos, publicado en abril de 2025, mostró una desaceleración en la inflación que en teoría debería haber generado un impulso positivo para activos de riesgo como las criptomonedas y las acciones. Sin embargo, la respuesta fue todo lo contrario: tanto Bitcoin como los principales índices bursátiles cedieron las ganancias iniciales y retrocedieron, generando incertidumbre en los inversores con respecto a la trayectoria económica y de mercado que sigue Estados Unidos y, por extensión, la economía global. Los datos oficiales del Bureau of Labor Statistics (BLS) confirmaron que el índice de inflación general se incrementó apenas un 2.4% en los doce meses hasta marzo, una caída significativa respecto al 2.
8% registrado en febrero y la tasa más baja en cuatro años. También la inflación subyacente -la que excluye alimentos y energía- marcó un aumento de apenas el 2.8%, la más contenida desde marzo de 2021. Estas señales representan un fuerte viento a favor para las políticas monetarias y para la estabilización de la economía, factores que en un contexto tradicional habrían catapultado el apetito por el riesgo de los inversionistas. Sin embargo, la realidad de mercado fue diferente.
El S&P 500 cayó un 3% y el Nasdaq Composite perdió un 3.7% a pocos minutos de la apertura tras la publicación de los datos. Bitcoin, por su parte, experimentó un breve salto hacia los $106,000, pero rápidamente cedió esas ganancias iniciales, evidenciando una reacción conservadora y escéptica en torno a su potencial de rally. La situación refleja que, más allá de la inflación nominal, persisten preocupaciones estructurales, entre ellas el enfoque de Washington hacia la guerra comercial y la incertidumbre geopolítica derivada de los aranceles. La decisión del gobierno de Estados Unidos de pausar la mayoría de sus tarifas comerciales durante 90 días fue inicialmente percibida como una noticia positiva.
Tanto los mercados bursátiles como Bitcoin mostraron una breve mejora tras este anuncio. No obstante, a medida que pasaban las horas, la volatilidad se incrementaba y los precios no lograban sostener los niveles alcanzados. Esto sugiere que los inversores están valorando con cautela la efectividad real de estas medidas, así como la posibilidad de que la guerra comercial continúe en caso de que no se logren avances definitivos durante el período de suspensión. Desde el punto de vista técnico, Bitcoin mostró resistencia en niveles clave de soporte y resistencia que actualmente pueden considerarse indicadores naturales de comportamiento a corto plazo. En particular, la zona entre $81,000 y $85,000 se destaca como un rango de batalla para los alcistas.
El famoso trader Daan Crypto Trades destacó la importancia de recuperar al menos los $83,000 para que Bitcoin tenga esperanzas de retomar una tendencia alcista sólida. Más allá de esta zona, existen promedios móviles de 21 y 50 días que actúan como barreras psicológicas y técnicas. La capacidad para superar y sostener estos niveles on-chain será crucial para determinar si Bitcoin puede cambiar el ánimo bajista predominante. Un elemento fascinante en este escenario es la influencia que tienen las llamadas “ballenas” de Bitcoin, grandes poseedores y traders que pueden mover el mercado con sus transacciones. Un particular trader anónimo, conocido en la comunidad como “Spoofy the Whale”, ha sido señalado por expertos como un actor capaz de generar cambios significativos en el precio mediante la manipulación de la liquidez.
Según Keith Alan, cofundador del recurso Material Indicators, la actividad de Spoofy podría ofrecer un “techo móvil” o, por el contrario, un impulso que lleve a Bitcoin por encima de la marca psicológica de los $90,000 y posiblemente hacia los $100,000. Esta dinámica de manipulación y concentración de liquidez destaca un riesgo importante para los inversores minoristas y medios: la vulnerabilidad a movimientos inducidos que no necesariamente reflejan condiciones económicas o fundamentales reales. La pregunta clave es si estas ballenas están dispuestas a respaldar el precio de Bitcoin en un momento donde los fundamentos técnicos y macroeconómicos son mixtos, o si optarán por tomar ganancias en un entorno que podría volverse más volátil. Más allá del comportamiento inmediato de los precios, la desaceleración de la inflación y la política comercial estadounidense tienen implicaciones profundas para el ecosistema financiero y criptográfico en general. El entendimiento dominante sobre el dolar y la política monetaria ha sido que, ante una inflación alta, el Banco Central de Estados Unidos (Fed) actúa con repuntes en tasas de interés para contener el crecimiento de precios.
Esta estrategia suele provocar recesiones parciales o al menos caídas en los activos de riesgo. Ahora, con la inflación moderándose y acercándose a la meta oficial del 2%, se abre la posibilidad de una política monetaria más acomodaticia o al menos pausada, lo que debería favorecer la toma de riesgos en activos como Bitcoin y acciones tecnológicas. Sin embargo, la persistencia de aranceles y la confrontación comercial limitan este efecto y generan dudas sobre si el ambiente político-geoeconómico permitirá un impulso sostenido. El mercado también debe considerar el factor psicológico y de expectativas. El consenso de algunos analistas es que la población y los operadores financieros podrían estar anticipando una prolongación de la guerra comercial, ya que la combinación de datos laborales fuertes y el enfriamiento de la inflación podría interpretarse, en un sentido político, como una señal verde para la administración estadounidense para continuar con su estrategia de presiones económicas internacionales.
Esto genera un dilema: ¿están las condiciones económicas realmente mejorando o es simplemente un respiro temporal antes de la materialización de mayores tensiones? La respuesta influirá decisivamente sobre la dirección futura de Bitcoin y las acciones. En el contexto cripto, Bitcoin funciona tanto como un activo de refugio como un vehículo de especulación. Esta dualidad hace que sea sensible a múltiples factores, desde la macroeconomía y la liquidez global, hasta las regulaciones específicas y la dinámica interna del mercado cripto. Por eso, el comportamiento de las ballenas, la concentración de liquidez en determinados niveles y la narrativa predominante pueden alterar precios más allá de lo que los fundamentales podrían sugerir en un marco más tradicional. El panorama es aún incierto y sujeta a cambios según se desenvuelvan las políticas comerciales y las decisiones de la Reserva Federal.