Berkshire Hathaway, bajo la dirección del legendario inversor Warren Buffett, es reconocida mundialmente por su enfoque disciplinado y visionario en la inversión. Uno de los aspectos más sorprendentes de su cartera es la significativa inversión que mantiene en una sola acción, valorada en aproximadamente 37 mil millones de dólares. Esta apuesta refleja no solo la confianza de Buffett en esa empresa, sino también el potencial que ofrece a largo plazo, algo que cualquier inversionista debe considerar seriamente. La empresa en cuestión es American Express (NYSE: AXP), un pilar en la industria de servicios financieros que ha demostrado una capacidad excepcional para mantener una ventaja competitiva sólida y sostenible. La razón principal detrás de esta inmensa participación es el carácter duradero de sus fortalezas económicas, comúnmente denominadas “fosos económicos”.
Buffett es conocido por buscar compañías con barreras que dificulten la entrada de competidores, y American Express ofrece una mezcla perfecta de marca poderosa y efectos de red. American Express no solo es una marca reconocida mundialmente, sino que posee un posicionamiento superior en el mercado, especialmente entre clientes de alta capacidad adquisitiva. Sus tarjetas de crédito Platinum y Gold están dirigidas a un segmento selecto que valora los servicios premium, las recompensas exclusivas y que está dispuesto a pagar altas tarifas anuales para disfrutar de estos beneficios. Esto asegura una base sólida de clientes leales que mantienen un gasto constante, aun en escenarios económicos adversos. Otro elemento que fortalece la posición de American Express es la red de pago que opera, la cual conecta consumidores y comerciantes.
En el sector financiero, contar con una infraestructura propia para facilitar transacciones genera un efecto de red altamente beneficioso. Cuantos más comercios acepten estas tarjetas, mayor será el valor para los consumidores y viceversa, creando un círculo virtuoso que aumenta la utilidad y la adopción del sistema. Este fenómeno le proporciona a American Express una defensa robusta contra competidores emergentes y jugadores establecidos. En términos financieros, American Express ha demostrado un desempeño constante y positivo. En 2024, la empresa reportó un aumento de ingresos del 9%, alcanzando aproximadamente 65.
9 mil millones de dólares, mientras que el beneficio por acción ajustado aumentó un 19%. Para 2025, la dirección proyecta un crecimiento de los ingresos de entre el 8% y el 10%, y una subida del beneficio por acción ajustado de entre el 12% y el 16%. Estas cifras reflejan una salud financiera sólida y una perspectiva optimista que pocos establecimientos pueden igualar. Además, a largo plazo, American Express anticipa un crecimiento de las ventas de al menos un 10% anual y ganancias en el beneficio por acción en la zona media de los dos dígitos. Estos pronósticos, al ser congruentes con el historial de la empresa y sustentados por tendencias macroeconómicas favorables, generan confianza en sus capacidades futuras.
Un factor que impulsa este crecimiento es la continua transformación hacia sociedades sin efectivo, donde las transacciones electrónicas ganan terreno por su practicidad y seguridad. El aumento sostenido del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos y el incremento del gasto personal también alimentan la expansión del volumen de pagos dentro de la red de American Express. A medida que crece la economía y mejora la confianza del consumidor, las transacciones con tarjeta tienden a incrementarse, beneficiando directamente a la empresa. Este contexto macroeconómico positivo actúa como un viento de cola que sostiene su dinámica comercial. Invertir en American Express implica también confiar en la gestión experta de su equipo directivo, que ha mantenido una trayectoria de toma de decisiones estratégicas acertadas.
Esta administración ha sabido adaptarse en un entorno altamente competitivo y tecnológico, incorporando innovaciones y soluciones digitales que facilitan la experiencia del usuario y atraen nuevos clientes, sin perder su esencia premium. La seguridad del crédito es otro aspecto importante. American Express asume riesgos crediticios al evaluar a los solicitantes de tarjetas, pero la combinación de un riguroso análisis y la calidad de sus clientes le permite mantener la morosidad bajo control. La calidad del portafolio de clientes y su capacidad para pagar es fundamental para asegurar la rentabilidad y la continuidad del crecimiento económico de la empresa. Además, la resistencia de American Express en contextos económicos desafiantes es un factor crucial.
Su segmento de clientes premium tiende a ser más estable y menos afectado por crisis económicas, lo que proporciona una mayor estabilidad en ingresos y ganancias. La diversificación geográfica y de productos también ayuda a mitigar riesgos sectoriales o regionales. Para inversionistas que buscan solidez y crecimiento, American Express ofrece una combinación atractiva de ventajas competitivas, rendimiento financiero y proyección positiva. La inversión masiva de Berkshire Hathaway en esta acción no es casualidad; refleja un profundo análisis y una convicción en sus fundamentos a largo plazo. A la hora de considerar dónde colocar capital, observar las decisiones de Warren Buffett y su equipo puede ser una guía valiosa.
Su enfoque en empresas con marcas fuertes, modelos de negocio defensibles y perspectivas de crecimiento claras es una lección que muchos inversores buscan emular. En conclusión, Berkshire Hathaway mantiene una posición significativa en American Express porque representa un activo con duraderas fortalezas competitivas, consistente desempeño económico y potencial de crecimiento alineado con tendencias económicas globales como la digitalización y la preferencia por transacciones sin efectivo. Para quienes buscan inversiones con bases sólidas y expectativas positivas, esta acción podría ser una opción a considerar seriamente en el portafolio actual.