El auge de los edulcorantes no calóricos ha transformado la industria alimentaria y la forma en que muchas personas controlan su consumo de azúcar. Entre estos, el eritritol se ha consolidado como una de las opciones más populares debido a su bajo aporte calórico y su amplio uso en productos keto, barras energéticas, chicles sin azúcar y bebidas dietéticas. Sin embargo, investigaciones recientes han comenzado a poner en duda la seguridad de este sustituto, especialmente en relación con la salud cerebral y vascular. Estas preocupaciones derivan de estudios científicos que revelan posibles efectos adversos sobre las células que recubren los vasos sanguíneos del cerebro y su función general. El eritritol pertenece a la familia de los polioles o alcoholes de azúcar, compuestos que se disocian lentamente en el cuerpo y no elevan significativamente los niveles de glucosa en sangre.
Por esta razón, ha sido promocionado como una alternativa segura y saludable para quienes buscan perder peso o controlar la diabetes. En Estados Unidos, ha sido aprobado como aditivo alimentario desde 2001 y se ha considerado una opción eficaz para endulzar sin contribuir a la ingesta calórica que se asocia con problemas metabólicos. A pesar de esta reputación, su impacto a nivel celular empieza a mostrar un panorama distinto, especialmente cuando se analizan sus efectos en vasos sanguíneos y tejidos cerebrales. Una de las principales preocupaciones está vinculada con la mayor formación de coágulos sanguíneos y el riesgo incrementado de eventos cardiovasculares como ataques al corazón y accidentes cerebrovasculares. Estudios epidemiológicos han sugerido una asociación alarmante entre los niveles elevados de eritritol en sangre y la incrementada incidencia de estas complicaciones.
Estas observaciones han motivado a científicos a profundizar en la manera en que este compuesto puede interactuar con las células endoteliales, que son las encargadas de mantener la integridad y función de los vasos sanguíneos, especialmente en áreas tan críticas como el cerebro. Investigadores del Laboratorio de Biología Vascular Integrativa de la Universidad de Colorado Boulder realizaron un estudio celular donde expusieron células de vasos sanguíneos cerebrales humanos a concentraciones de eritritol equivalentes a las contenidas en una sola bebida endulzada con este producto, alrededor de 30 gramos. En un lapso de tres horas, observaron que las células sometidas a eritritol presentaron niveles casi el doble en la producción de especies reactivas de oxígeno, un tipo de radicales libres que favorecen el estrés oxidativo. Este fenómeno es relevante ya que el exceso de radicales puede causar daño celular, interferir en la función normal de los tejidos y contribuir a la aparición de enfermedades neurovasculares. Además del aumento en el estrés oxidativo, las mismas células mostraron una disminución significativa en la producción de óxido nítrico.
Esta molécula es fundamental para la vasodilatación, es decir, la capacidad de los vasos sanguíneos para relajarse y aumentar su diámetro, facilitando así un flujo sanguíneo adecuado. La reducción de óxido nítrico compromete la capacidad de los vasos para ajustar la circulación cerebral, lo que puede desencadenar problemas neurológicos y favorecer la formación de trombos. Los investigadores apuntan a que este doble efecto —un aumento en el estrés oxidativo y una disminución en el óxido nítrico— compone un riesgo importante para la salud vascular y cerebral. La disfunción endotelial resultante puede ser una etapa inicial en la progresión hacia enfermedades graves como la aterosclerosis, la trombosis o incluso los derrames cerebrales. Este hallazgo es consistente con reportes clínicos previos que identifican niveles altos de eritritol como biomarcadores predictivos de eventos cardiovasculares adversos.
Los mecanismos por los cuales el eritritol afecta estas funciones celulares aún están en investigación, pero expertos sugieren que interfiere directamente en las vías internas de las células encargadas de activar la síntesis de óxido nítrico. Este bloqueo o alteración reduce la eficacia de las células endoteliales para mantener un equilibrio saludable entre producción y limpieza de radicales libres. La consecuencia es un ambiente oxidativo dañino que puede afectar incluso tejidos nerviosos y comprometer funciones cognitivas con el tiempo. Desde la perspectiva clínica, el doctor Thomas M. Holland, investigador y profesor asistente en el Instituto RUSH para el Envejecimiento Saludable, señala que estos efectos celulares podrían manifestarse en un mayor riesgo de deterioro cognitivo, accidentes cerebrovasculares y otras condiciones vasculares.
Holland enfatiza que aunque los estudios hasta ahora son in vitro y no pueden replicar completamente el complejo cuerpo humano, los resultados complementan observaciones previas y merecen consideración seria, especialmente para personas con riesgo o antecedentes de enfermedades vasculares. En este contexto, la recomendación general entre especialistas es moderar el consumo de eritritol y buscar otras opciones que no comprometan la salud vascular. Aunque todavía se requiere mayor investigación para dilucidar todos los efectos a largo plazo, lo más prudente es limitar la ingesta de productos con eritritol para evitar potenciales daños. Entre las alternativas más seguras se destacan edulcorantes naturales no calóricos como la stevia y el extracto de fruta del monje, que no han mostrado impactos negativos similares sobre el estrés oxidativo o la función endotelial. Además, se sugiere reducir la dependencia general de edulcorantes y fomentar una alimentación basada en alimentos integrales y naturales.
Incorporar frutas, verduras y alimentos ricos en antioxidantes contribuye a proteger la salud vascular, mientras que evitar el consumo excesivo de productos procesados y bebidas artificialmente endulzadas puede mitigar riesgos asociados con el estrés oxidativo y la disfunción endotelial. Otro aspecto importante a considerar es el papel que cumplen el estrés oxidativo y el óxido nítrico en la longevidad y bienestar cerebral. El equilibrio entre estas moléculas es esencial para la prevención del envejecimiento acelerado, la inflamación crónica y enfermedades neurodegenerativas. Por lo tanto, cualquier sustancia que altere esta armonía puede tener repercusiones significativas en la calidad de vida a mediano y largo plazo. Algunos expertos recomiendan, como parte de un enfoque integral para proteger la salud del cerebro y del sistema cardiovascular, disminuir la exposición a edulcorantes artificiales y enfocarse en hábitos saludables como ejercicio regular, manejo del estrés y dieta equilibrada.
En estos hábitos, el consumo consciente de azúcares y sus sustitutos debe ser una prioridad para minimizar posibles complicaciones. Cabe destacar que a pesar de la preocupación creciente, el eritritol sigue siendo aprobado y utilizado de manera segura por muchas personas y en gran variedad de productos. No obstante, la evidencia emergente invita a la reflexión sobre su inclusión en la dieta diaria de manera rutinaria y sin control. Es esperado que futuros estudios, incluyendo ensayos clínicos en humanos, aclaren el alcance real de estos efectos y ofrezcan recomendaciones más precisas para su consumo. En conclusión, aunque el eritritol ha sido visto hasta ahora como una alternativa inocua al azúcar, diversas investigaciones sugieren que su consumo, incluso en dosis contenidas en una sola bebida endulzada, puede aumentar el estrés oxidativo, reducir la producción de óxido nítrico y comprometer la salud de los vasos sanguíneos del cerebro.
Estos cambios celulares podrían favorecer la aparición de eventos cardiovasculares y neurales graves. Por lo tanto, para quienes buscan mantener una salud óptima y prevenir enfermedades relacionadas con la circulación y el sistema nervioso, es recomendable evaluar el consumo de eritritol y considerar opciones más naturales y seguras. Promover un estilo de vida saludable y una alimentación basada en alimentos reales permanece como la mejor estrategia para preservar el bienestar cerebral y vascular a largo plazo.