En un giro insólito de los acontecimientos que han captado la atención de los medios de comunicación, la trágica historia que rodea a la compañía de danza American National Ballet (ANB) ha cobrado vida en un contexto oscuro y perturbador. La compañía, que fue creada con aspiraciones de revolucionar el ballet en la ciudad de Charleston, Carolina del Sur, se convirtió en el escenario de un escándalo que terminó en un juicio por asesinato. La protagonista de esta historia es Ashley Benefield, quien fue acusada y condenada por el asesinato de su esposo, Doug Benefield, un hecho que ha dejado a la comunidad de bailarines profundamente conmocionada. Ashley y Doug Benefield fundaron ANB en 2017 con la promesa de crear un entorno diverso e inclusivo para los bailarines. Durante la audición inicial, más de 2,000 bailarines se presentaron, y finalmente se eligieron alrededor de 50 para conformar el equipo de la nueva compañía.
Sin embargo, lo que comenzó como una brillante perspectiva de carrera se desmoronó rápidamente cuando la realidad de la compañía no cumplió con las expectativas. Las bailarinas, que llegaron a Charleston con sueños de llevar su arte a nuevas alturas, pronto se dieron cuenta de que el sueño se estaba convirtiendo en una pesadilla. Sophie Williams, una de las bailarinas que se unió a la compañía, recordó cómo al principio su entusiasmo se vio empañado por la falta de profesionalismo y la extraña forma de pago. En lugar de recibir sus salarios de la manera estándar, las bailarinas fueron convocadas a una pequeña oficina donde Doug las sorprendió con maletas repletas de billetes de cien dólares. Williams describió la experiencia como inquietante, afirmando que nunca había visto tanto dinero en efectivo y que la transacción no parecía legal ni adecuada.
Los pagos en efectivo no fueron la única señal de alarma. Las bailarinas estaban constantemente a la espera de información sobre sus contratos y ensayos, pero rara vez recibían respuestas claras. A medida que pasaron las semanas, comenzaron a preguntarse si realmente estaba funcionando la compañía. En un giro inquietante, Ashley Benefield, quien había sido la cara pública de la ANB, desapareció de la escena. Las bailarinas nunca la vieron, lo que aumentó su inquietud sobre la operación de la compañía.
El ambiente de incertidumbre se hizo aún más palpable cuando las bailarinas fueron despedidas de repente en una reunión donde Doug les anunció que ya no tendrían trabajo. Casi de la noche a la mañana, su prometedor futuro en ANB se desvaneció. Esto ocurrió justo antes de que la compañía celebrara su primera temporada, un momento que muchas de ellas habían esperado durante años. Los desafíos se intensificaron después de su despido. Muchas bailarinas se encontraron atrapadas con contratos de arrendamiento de un año para apartamentos de lujo que no podían permitirse.
Al darse cuenta de que les habían prometido un sueño, pero habían terminado con pesadillas, decidieron organizarse para buscar soluciones. En un acto de determinación, Sophie y otras bailarinas intentaron manejar la situación con Doug, pidiendo que se cubrieran sus costos de arrendamiento, argumentando que, si bien el fracaso de la compañía no era solo una pérdida comercial, también afectaba sus vidas y carreras. Lo más trágico de esta historia se desató poco después de que la compañía cerrara. Ashley Benefield, inmersa en su propio caos personal, fue acusada del asesinato de su esposo, Doug. Durante los testimonios, ella afirmó que actuó en defensa propia después de un altercado donde él supuestamente la agredió.
Sin embargo, la fiscalía la caracterizó como manipuladora, sugiriendo que era responsable de la violencia en su relación. El jurado finalmente encontró a Ashley culpable de homicidio involuntario, un veredicto que dejó a muchos preguntándose sobre las capas de abuso y violencia que pueden existir en situaciones aparentemente normales. Los ecos de la tragedia de ANB resuenan en la vida de las bailarinas que formaron parte de la compañía. Emma Hemsley, otra de las bailarinas que se unió a ANB, expresa que la experiencia las ha marcado de maneras profundas. Hemsley, quien se vio obligada a dejar el ballet profesional después de varios accidentes y cirugías, ahora enseña ballet a niños y mira hacia el futuro con esperanza, habiendo asumido que su carrera en el ballet había llegado a su fin.
La experiencia con ANB, aunque dolorosa, le otorgó una nueva perspectiva. Mientras tanto, otra bailarina, Sophie Williams, ha logrado continuar su carrera con el Texas Ballet Theater. Ella reflexiona sobre lo que sucedió con la ANB, lamentando cómo su confianza fue traicionada por aquellos en quienes habían puesto su fe. Williams comentó: "Experiencias traumáticas nos unen. Son definitivamente algunas de las mejores amigas que hice.
Tuvimos que apoyarnos mutuamente". Sin embargo, también lamenta que muchas de sus excompañeras no han podido continuar, atrapadas en problemas financieros y con nuevas decisiones que enfrentar. Hoy, la historia de la American National Ballet sirve como un recordatorio escalofriante de cómo los sueños pueden desmoronarse y convertirse en pesadillas. La tragedia no solo dejó una huella imborrable en la vida de Ashley y Doug Benefield, sino también en la de todas las bailarinas que buscaron lograr sus sueños en una compañía que prometía tanto y, sin embargo, entregó tan poco. Con la condena de Ashley Benefield y su eventual sentencia, su historia se convierte en un caso de estudio sobre la violencia doméstica, el abuso de poder en las relaciones y las ilusiones que pueden acarrear los sueños.
Las exbailarinas, ahora refuerzos de la resiliencia y el coraje, continúan adelante, cada una encontrando su camino en el vasto mundo del ballet, pero llevando consigo las cicatrices de una experiencia que jamás olvidarás.