A los 55 años, estar pensando en la jubilación puede resultar abrumador, especialmente cuando se atraviesan situaciones personales como el divorcio y la responsabilidad de hijos. Contar con un ahorro sustancial en el 401(k), como 810 mil dólares, y aportar la cantidad máxima permitida al plan es un buen punto de partida para trazar un camino hacia la independencia financiera. Sin embargo, la pregunta que muchos se hacen es si es realmente posible retirarse a los 65 años bajo estas circunstancias y con estas cifras. La respuesta no es tan simple y depende de varios factores que es fundamental analizar para tomar decisiones acertadas. En este contexto, revisaremos aspectos relacionados con el ahorro, las contribuciones, las expectativas de retorno, los gastos relacionados con la familia y el estilo de vida, así como la influencia de la seguridad social y otros ingresos complementarios para determinar si una jubilación en 10 años es viable.
Para comenzar, es importante considerar cómo crecerá el capital acumulado en el 401(k). Si bien ya se cuenta con 810 mil dólares, la posibilidad de continuar maximizando las contribuciones anuales, incluyendo la opción de aportes extras por catch-up (aportaciones adicionales permitidas a partir de cierta edad), permite incrementar significativamente el monto total. Actualmente, el límite regular es de 23,500 dólares anuales, más un catch-up de 7,500 para mayores de 50 años, totalizando un máximo de 31,000 dólares anuales en ahorro. Suponiendo que estas contribuciones se mantengan constantes y que el rendimiento anual promedio sea moderado, alrededor del 7%, es posible proyectar que el saldo del 401(k) a los 65 años podría alcanzar cerca de 2 millones de dólares. Este crecimiento dependerá también del mercado financiero y las estrategias de inversión implementadas.
Alcanzar los 2 millones representa una base sólida, pero la siguiente etapa es comprender cuánto ingreso podrá generar esa suma durante la jubilación. Una regla comúnmente utilizada es la regla del 4%, que consiste en retirar el 4% del total acumulado en el primer año de jubilación y ajustar esa cifra con la inflación en los años siguientes. Aplicando esta norma sobre 2 millones de dólares, el ingreso inicial sería alrededor de 80,000 dólares anuales. A esta cantidad se le suman los beneficios de la Seguridad Social, que varían dependiendo del historial laboral y la edad en que se decide comenzar a recibirlos. Es importante evaluar cómo y cuándo solicitar este beneficio para maximizar los ingresos a largo plazo.
Sin embargo, el escenario financiero personal no se puede evaluar en aislamiento. En situaciones de divorcio con hijos, las responsabilidades económicas pueden extenderse más allá de lo habitual. Si los hijos aún son menores o están cursando estudios universitarios, es común que se mantenga la obligación de cubrir gastos de manutención, educación y vivienda. Además, dependiendo del acuerdo legal, podría estar presente la obligación de aportar pensión alimenticia. Estos compromisos suelen impactar significativamente en el flujo de caja y la capacidad de ahorro, por lo que es indispensable considerar y proyectar todos estos costos antes de definir un plan de retiro.
Otro aspecto relevante es el estilo de vida que se desea mantener durante la jubilación. Quienes aspiren a una vida con viajes frecuentes, enfermedades o actividades que impliquen altos costos necesitan prever un presupuesto acorde que posiblemente requiera un colchón financiero mayor. Mientras que otros podrían optar por un estilo de vida más sencillo que permita estirar los recursos acumulados durante más tiempo. El análisis del gasto mensual e anual debe ser detallado y realista. Más allá del ahorro en el 401(k), conviene revisar si existen otros activos que puedan servir de apoyo al retiro, como propiedades, inversiones en bienes raíces, fondos adicionales de inversión o ahorros personales.
La diversificación de las fuentes de ingreso es un punto clave para mantener estabilidad financiera durante la jubilación, especialmente si se tienen obligaciones familiares aun vigentes. Una ventaja para quienes están cerca de la jubilación es la posibilidad de considerar trabajos a medio tiempo o emprendimientos que generen ingresos adicionales y que ayuden a complementar el retiro, reduciendo la presión sobre los ahorros acumulados. También es recomendable evaluar el seguro de salud y los posibles gastos médicos futuros, dado que estos pueden impactar de manera considerable en el presupuesto a largo plazo y, en algunos casos, consumir buena parte de los ahorros acumulados si no se planifican correctamente. Muchos expertos sugieren trabajar con un asesor financiero que ayude a modelar diferentes escenarios y a ajustar las contribuciones, inversiones y gastos en función de las metas personales y familiares. Esto permite también tomar decisiones sobre cuándo comenzar a cobrar la Seguridad Social, la estrategia fiscal más conveniente y cómo proteger los activos durante la jubilación.
En conclusión, retirarse a los 65 años con 55 años, divorciado, con hijos y un 401(k) de 810,000 dólares con contribuciones máximas es una meta alcanzable, pero requiere una planificación cuidadosa, entendimiento completo de las obligaciones económicas y un manejo disciplinado del ahorro y las inversiones. Mantener el enfoque en la contribución máxima, gestionar las expectativas sobre gastos familiares y personales, y preparar un plan de retiro diversificado permitirán encontrar la ruta adecuada para lograr una jubilación cómoda y segura en la próxima década.