En un reciente sondeo realizado por el Instituto CATO, un grupo de reflexión libertario, se ha revelado una inquietante percepción entre los votantes probables en tres estados clave de EE. UU.: Wisconsin, Michigan y Pennsylvania. Según los resultados, una mayoría significativa de estos votantes considera que el país está al borde de una tercera guerra mundial. Este sentimiento de desasosiego refleja un creciente descontento con la política exterior de Estados Unidos, un asunto que podría tener repercusiones importantes en las próximas elecciones presidenciales.
El sondeo, que fue llevado a cabo por YouGov entre el 15 y el 23 de agosto de 2024, muestra que un 59% de los votantes en Wisconsin cree que es probable que el país esté “casi acercándose a la Tercera Guerra Mundial”, mientras que en Michigan y Pennsylvania, las cifras son igualmente alarmantes: 54% y 51%, respectivamente. Esta preocupación por un conflicto global se extiende más allá de los temores, pues también se refleja en la opinión de muchos votantes sobre la participación activa del país en conflictos internacionales. Por otro lado, el sondeo también señala que una ligera mayoría en Wisconsin y Michigan, un 53% y un 52%, respectivamente, sienten que Estados Unidos está “demasiado involucrado” en conflictos y asuntos globales. En Pennsylvania, la cifra se sitúa en un 50%. Esto sugiere que muchos votantes están reclamando un replanteamiento de la función de EE.
UU. en el escenario internacional, promoviendo una posición más comedida y basada en el interés nacional. De hecho, casi el 60% de los votantes en estos estados opina que la política exterior de EE. UU. no está priorizando los intereses del país.
Las declaraciones de Emma Ashford, experta en seguridad internacional del Centro Stimson, refuerzan esta perspectiva, ya que señala que estos resultados son coherentes con tendencias observadas en sondeos previos, donde los votantes estadounidenses han manifestado una satisfacción decreciente con las decisiones de política exterior del país y un deseo de adoptar un “rol de liderazgo compartido” en los asuntos globales. A medida que la campaña presidencial se intensifica, esta situación se torna cada vez más relevante. Aproximadamente la mitad de los votantes en los tres estados manifestaron que sería menos probable que voten por un candidato presidencial que disienta de sus puntos de vista sobre política exterior, incluso si están de acuerdo en otras áreas. Esto indica que la política internacional podría jugar un papel más importante de lo habitual en una elección generalmente dominada por temas económicos y domésticos. En el contexto de las próximas elecciones, estas opiniones podrían influir notablemente en la contienda entre la Vicepresidenta Kamala Harris y el ex Presidente Donald Trump, quienes se encuentran en un empate técnico en los sondeos.
La percepción de Trump como un candidato con una visión más confiable en temas de política exterior se destaca en los resultados del sondeo; los votantes en los tres estados confían más en él que en Harris por un margen de cuatro puntos. Este esquema refleja un dilema palpable entre el deseo de los votantes de evitar una nueva guerra y su inclinación a confiar en un liderazgo que, a menudo, ha sido considerado errático. A pesar de que un número significativo de votantes favorece a Trump en temas de política exterior, también existe una preocupación generalizada de que su liderazgo podría llevar a EE. UU. a un conflicto global.
Entre el 51% y el 53% de los votantes en todos los estados indicó que creen que Trump es más propenso que Harris a provocar una tercera guerra mundial. Este fenómeno desconcertante muestra que, aunque los votantes pueden preferir un enfoque de política exterior que consideran más alineado con sus intereses nacionales, también están alerta sobre el estilo de liderazgo de Trump. En cuanto a cuestiones específicas de política exterior, los encuestados manifestaron un deseo creciente de que EE. UU. asuma un “rol compartido” en el liderazgo global, y no uno dominante.
En relación con el conflicto entre Ucrania y Rusia, entre el 65% y el 71% de los votantes expresó que consideran esta situación como importante para la seguridad nacional de EE. UU., aunque existe una notable discrepancia sobre la cantidad de recursos y apoyo que deberían enviarse a Ucrania. Cuando se les informó que el gobierno de EE. UU.
ya ha proporcionado 170 mil millones de dólares en ayuda, entre el 50% y el 57% de los encuestados indicaron que quieren detener o reducir esa asistencia. Las opiniones sobre el conflicto de Israel y Hamas también son reveladoras. Alrededor del 80% de los votantes en estos estados consideraron que el ataque de Hamas del 7 de octubre fue “inaceptable” y apoyaron un “alto al fuego inmediato en Gaza”. Esta posición refleja un deseo de ver una resolución pacífica y sostenida en la región, así como una percepción de que EE. UU.
no puede resolver los conflictos del Medio Oriente, incluso si destina más recursos y soldados. En cuanto a la situación en Taiwán, que se percibe como un posible punto caliente geopolítico, la mayoría de los encuestados se mostró de acuerdo en que es importante para la seguridad nacional de EE. UU. No obstante, la disposición a enviar tropas en caso de una intervención china es sorprendentemente baja; solamente entre el 1% y el 3% de los votantes se mostraron dispuestos a apoyar la intervención militar si China interrumpiera sus capacidades comerciales, y solo entre el 8% y el 9% apoyaría enviar tropas en respuesta a una invasión. Estos datos resaltan un claro desinterés por la intervención militar de EE.
UU. en conflictos extranjeros, incluso en situaciones donde los votantes creen que una política activa es necesaria. Emma Ashford indica que esta falta de deseo por el compromiso militar resalta una contradicción entre el apoyo a una política exterior activa y la reticencia a involucrarse directamente en conflictos armados. La preocupación por el estado del mundo y el papel de Estados Unidos en él es palpable entre los votantes de swing states, y estas percepciones podrían influir decisivamente en el resultado de las próximas elecciones. Al final, se prevé que la combinación de desconfianza en las decisiones de política exterior y el deseo de evitar una guerra mundial jugará un papel fundamental en las decisiones de los votantes cuando se dirijan a las urnas.
La alineación clara sobre la direccionalidad de la política exterior será crucial para los candidatos, y aquellos que logren conectar adecuadamente con estas inquietudes podrían tener una ventaja significativa en la contienda electoral.