A partir de mayo de 2025, la política comercial de Estados Unidos dio un giro notable que ha sacudido el mercado global e-commerce. La administración de Donald Trump eliminó la exención arancelaria conocida como "de minimis" para pequeños paquetes, una medida que hasta entonces permitía la importación sin impuestos de productos valorados en menos de 800 dólares provenientes de China y Hong Kong. Esta modificación obliga ahora a que esos pequeños envíos sean gravados con aranceles que llegan hasta el 145% para la mayoría de los productos chinos, generando un impacto directo en los minoristas internacionales que buscan atender al mercado estadounidense. La consecuencia inmediata ha sido una disrupción significativa en la cadena de suministro digital, afectando tanto a comerciantes medianos como pequeños, y provocando decisiones complejas sobre la continuidad o no de su acceso a Estados Unidos. Uno de los casos más notables es el de Space NK, un minorista británico de productos de belleza, que decidió pausar sus operaciones de comercio electrónico hacia Estados Unidos para evitar costos adicionales que podrían repercutir negativamente en sus clientes.
Esta medida no es un hecho aislado. Compañías como Understance, con sede en Vancouver y especializada en ropa interior fabricada en China, optaron también por cesar temporalmente sus envíos al consumidor estadounidense. La razón principal radica en la imposibilidad de absorber o compensar un arancel que representa un incremento severo sobre el costo original. Cindy Allen, CEO de Trade Force Multiplier, una consultora global en comercio, destacó que la transición de una carga cero a un arancel del 145% es insostenible para empresas y clientes por igual, llevando a muchas pequeñas y medianas empresas a abandonar el mercado norteamericano. La eliminación del beneficio fiscal para envíos de bajo valor ocurre en un momento de alta tensión comercial entre Estados Unidos y China.
La medida forma parte de un paquete más amplio de políticas proteccionistas y responde a una escalada en la guerra comercial iniciada años atrás. Desde el punto de vista del gobierno estadounidense, esta estrategia busca reducir el déficit comercial y proteger la industria nacional frente a la competencia extranjera. Sin embargo, las consecuencias sobre el comercio electrónico y la venta directa al consumidor son profundas, desafiando modelos de negocio hasta ahora eficientes y rentables. Empresas internacionales que han optado por no abandonar el mercado estadounidense enfrentan ahora la urgente necesidad de ajustar sus precios para mantener su rentabilidad. Un claro ejemplo es Oh Polly, un minorista británico de ropa, que ha incrementado los precios en Estados Unidos un 20% en comparación con otros mercados.
Su director general, Mike Branney, ha advertido que podría ser necesario realizar nuevos ajustes en el futuro cercano. La presión sobre los precios no solamente afecta a los minoristas sino que también se traduce en un impacto negativo directo sobre el consumidor final, que debe afrontar un aumento en el costo de productos que antes estaban más accesibles. En paralelo, algunos gigantes del comercio electrónico han apelado a estrategias alternativas para sortear o mitigar el impacto arancelario. Por ejemplo, Shein, la marca de moda rápida con base en Singapur que produce mayoritariamente en China, ha intentado tranquilizar a sus clientes estadounidenses asegurando que, pese a algunos aumentos en ciertos productos, la mayoría de sus colecciones continúan siendo accesibles en términos de precio. Su enfoque busca preservar la demanda en su mayor mercado, pero refleja las tensiones existentes para mantener la competitividad sin absorber pérdidas significativas.
Una estrategia más innovadora y directa la ha implementado Temu, filial internacional del gigante chino de comercio electrónico PDD Holdings. En su portal para Estados Unidos, Temu está promocionando productos almacenados directamente en almacenes locales dentro del país, etiquetados como "Locales" y garantizando que esos artículos no tendrán cargos adicionales por importación. Su declaración oficial indica que todas las ventas en Estados Unidos ahora son manejadas por vendedores con base local, quienes despachan órdenes desde el interior del territorio estadounidense. Esto le permite a Temu evitar la carga arancelaria, mantener precios competitivos y continuar accediendo a la amplia base de consumidores sin la penalización que afecta a otras firmas que importan directamente desde China. Para los pequeños comerciantes y artesanos que dependen del comercio electrónico internacional, esta nueva regulación representa una barrera significativa.
Las tarifas elevadas desincentivan el envío de productos de bajo valor y fomentan un repliegue a mercados locales o regionales menos afectados por la política comercial estadounidense. Además, abrir operaciones logísticas en Estados Unidos, como lo ha hecho Temu, no siempre es una opción viable para compañías con estructuras o recursos limitados. Estas dinámicas promueven una reconfiguración del ecosistema comercial global y obligan a replantear las estrategias de internacionalización y expansión. Desde el punto de vista del consumidor estadounidense, la eliminación de la exención arancelaria trae consigo un menor acceso a productos internacionales asequibles, particularmente aquellos provenientes de China que habían ganado gran popularidad debido a su precio competitivo y variedad. Los incrementos de precio, combinados con la reducción de opciones debido al abandono de algunos comerciantes internacionales, podrían erosionar la percepción de valor en el comercio electrónico y potencialmente alterar los patrones de consumo.
Del lado geopolítico, la decisión de Trump y su administración de introducir aranceles tan elevados para pequeños envíos ha intensificado aún más las tensiones comerciales con China y Hong Kong, generando una serie de represalias por parte de Beijing. Estas acciones incluyen la imposición de medidas recíprocas sobre productos estadounidenses y maniobras para favorecer el comercio alternativo con otros mercados. La confrontación de estas políticas rige el marco general en el que se negocian acuerdos comerciales futuros y condiciona las oportunidades para empresas globales que buscan conectarse con el consumidor estadounidense. En conclusión, el fin del sistema de exención arancelaria para pequeños paquetes en Estados Unidos ha revolucionado la venta directa al consumidor de productos fabricados mayormente en China y Hong Kong. La avalancha de aranceles del 145% para este tipo de envíos ha generado un éxodo significativo de minoristas hacia fuera del mercado estadounidense, sumado a aumentos generalizados en los precios para los consumidores restantes.
Mientras algunas compañías enfrentan en consecuencia pérdidas o cierran operaciones, otras exploran soluciones logísticas y comerciales para mantener su cuota en el país. En el fondo, estos cambios reflejan una transformación sustancial en la dinámica del comercio electrónico internacional, con repercusiones que trascienden las fronteras comerciales y se inscriben en una compleja red de políticas proteccionistas y rivalidades estratégicas globales.