Suecia se considera "líder" por su rechazo al VAR, afirma el director ejecutivo de Malmö En un mundo donde la tecnología se ha infiltrado en casi todos los aspectos de nuestras vidas, desde cómo nos comunicamos hasta cómo disfrutamos del deporte, Suecia ha decidido ir en una dirección diametralmente opuesta. En una declaración contundente, Niclas Carlnen, el director ejecutivo del Malmö FF, defensor del fútbol sueco y actual campeón de la Allsvenskan, se mostró orgulloso de que su país esté en contra de la introducción del VAR (Video Assistant Referee) en su liga de fútbol. Suecia, en efecto, se posiciona como un líder en el debate sobre la tecnología en el deporte, un estandarte que no muchos esperaban que levantara. La Allsvenskan, la máxima categoría del fútbol sueco, es la única entre las 30 ligas más importantes de Europa que no utiliza VAR. En un entorno donde muchas ligas están adoptando la tecnología para ayudar a los árbitros a tomar decisiones más justas, Suecia ha decidido mantener viva la esencia del fútbol tradicional, donde la emoción de un gol se vive en su plenitud, sin la expectativa y el retraso que a menudo caracteriza a las decisiones del VAR.
Carlnen argumentó que el rechazo a la tecnología es una muestra del compromiso sueco con la preservación de la autenticidad del deporte. "En Suecia, hemos priorizado las emociones y la explosión que se sienten dentro de los estadios cuando se marca un gol," dijo. Para el ejecutivo, la experiencia del espectador es fundamental: "Cuando se anota un tanto, se permite que la alegría estalle sin esperar una decisión que podría llegar minutos después." Este es el tipo de experiencia que muchos aficionados al fútbol están buscando, la conexión inmediata con el juego y el club que apoyan. La cuestión del VAR en el fútbol ha sido objeto de muchas críticas en todo el mundo.
A pesar de sus intenciones iniciales de eliminar los errores arbitrales y aumentar la justicia en el juego, muchos aficionados sienten que el balance se ha inclinado hacia un exceso de interrupciones. La tecnología, en lugar de enriquecer el juego, ha comenzado a ser vista como un obstáculo. Y aquellos que siguen defendiendo su uso, como es el caso del Premier League en Inglaterra, han encontrado resistencia, no solo de aficionados, sino de clubes que comienzan a cuestionar si realmente vale la pena. En el caso de Suecia, los clubes han expresado sus reservas sobre la implementación del VAR. La comunidad del fútbol sueco, en general, está más preocupada por la experiencia en el estadio que por decidir si un gol fue legal o no en un tiempo récord.
Esto es un claro reflejo de la cultura futbolística del país, que aún valora la experiencia humana por encima de la precisión tecnológica. "Si podemos eliminar la espera y ser más precisos en las decisiones, quizás el VAR tendría una oportunidad," sugirió Carlnen, subrayando que su rechazo no es absoluto, sino condicional a una mejora significativa en el sistema. Interesantemente, este obstinada postura de Suecia contrasta con las circunstancias en otras ligas. En la Premier League, a pesar de las críticas y la frustración generalizada, los clubes han optado por mantener el VAR. Recientemente, los Wolves intentaron forzar una votación para abolir la tecnología en su reunión anual, pero los otros 19 clubes decidieron seguir adelante con su uso.
La batalla por el VAR no es solo una cuestión de argumentos sobre justicia, sino también de poder y control dentro de las estructuras de la liga. De hecho, investigaciones recientes han revelado que dos tercios de los aficionados en el Reino Unido desean eliminar por completo el VAR. La Asociación de Aficionados al Fútbol (FSA) ha sido una voz fuerte en la promoción de su rechazo, mientras que la Premier League sigue en un estado de negación según sus críticos. En contraste, el enfoque de Suecia resalta un modelo en el que los aficionados tienen voz y voto, lo cual es parte integral de la estructura de sus clubes. Esto es un reflejo de un sistema más democrático, y quizás más auténtico, de cómo se puede gestionar el deporte.
En Suecia, el sistema de clubes propiedad de los miembros permite que los aficionados tengan una voz directa en las decisiones que afectan a sus equipos. Este sentido de comunidad y pertenencia está profundamente arraigado en el tejido del fútbol sueco. Las decisiones importantes no se toman en una mesa de juntas lejana, sino que pasan por un proceso democrático que involucra a aquellos que verdaderamente aman el deporte. Carlnen enfatiza la relevancia de la pasión del fútbol, la conexión emocional entre los seguidores y sus clubes. Esta perspectiva es cada vez más necesaria en un mundo donde la deshumanización y la sobredependencia de la tecnología pueden amenazar la esencia misma del deporte.
"Lo que hacemos en el fútbol es acerca de la comunidad, de las emociones y de vivir el juego," agregó Carlnen, dejando claro que su postura no surge de una resistencia al avance tecnológico, sino de un deseo de preservar lo que hace al fútbol especial. Sin embargo, a pesar de su firme postura, Carlnen también reconoce que en algún momento podría ser necesario adoptar el VAR, pero solo si se logran mejoras significativas en la rapidez y la precisión. La evolución del fútbol, como la de cualquier otro aspecto de la vida, es inevitable; sin embargo, Suecia busca hacerlo a su propio ritmo. Para muchos, la decisión de Suecia puede parecer un acto de rebeldía contra el progreso. Pero, por otro lado, su postura también refleja una oportunidad para reevaluar la relación del deporte con la tecnología en un sentido más amplio.
En un momento en que el fútbol se enfrenta a importantes desafíos, incluida la necesidad de conectarse con las nuevas generaciones de aficionados, Suecia puede estar marcando un camino para un futuro donde la emoción y la autenticidad sean las principales protagonistas. En este sentido, quizás Suecia no esté solo rechazando el VAR, sino también redescubriendo la esencia misma del fútbol.