La Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) se ha encontrado en medio de un torbellino de innovación y necesidad de reforma regulatoria en los últimos tiempos. Con el auge de las criptomonedas y las tensiones entre las instituciones financieras tradicionales y las nuevas plataformas digitales, la FDIC está navegando por aguas turbulentas que podrían redefinir su legado y el futuro del sistema bancario estadounidense. Un aspecto central del debate actual son las medidas tomadas por la FDIC que algunos críticos han denominado “Operación Chokepoint 2.0”. Estas acciones parecen apuntar a las empresas del sector cripto, generando un nuevo punto de discusión sobre la inclusión financiera y las barreras de acceso que enfrentan estas compañías.
Recientemente, los comentarios del vicepresidente de la FDIC, Travis Hill, han avivado estos debates, resaltando las dificultades que las empresas de criptomonedas han tenido para acceder a los servicios bancarios convencionales. El 6 de enero de 2024, la FDIC lanzó cartas de pausa que revelaban obstáculos significativos que enfrentan las empresas de criptomonedas para obtener cuentas bancarias y otros servicios. Caitlin Long, CEO de Custodia Bank, una institución de depósito especial de Wyoming, se ha convertido en una voz prominente en esta disputa, señalando que la negativa de la Reserva Federal de otorgarles una cuenta maestra representa una acción arbitraria y desproporcionada que podría limitar la capacidad de las empresas de criptomonedas para operar de manera equitativa dentro del sistema bancario. Custodia ha llevado su caso ante los tribunales, argumentando que la negativa de la Reserva Federal contradice los mandatos legales y muestra un exceso regulador que podría tener efectos nefastos para la industria. Las instituciones financieras más grandes, que a menudo se beneficiaron de la exclusión de nuevos competidores, han respaldado a la Reserva Federal, lo que intensifica la percepción de un sistema que favorece a los grandes bancos frente a la innovación financiera.
El informe de la Asociación de Gestión de Inversiones Alternativas (AIMA) indica que un sorprendente tres cuartos de los fondos de cobertura en criptomonedas han tenido serias dificultades para acceder a servicios bancarios, mientras que no se reportaron problemas similares entre los fondos de cobertura tradicionales. Esto sugiere que las prácticas de debanking están dirigidas de manera específica contra el sector cripto, lo que ha llevado a los líderes de esta industria a exigir respuestas claras y un cambio en la actitud regulatoria. "La debanca de las empresas de criptomonedas parece ser parte de un ataque coordinado por parte de los reguladores gubernamentales", indica el informe de AIMA. Además, la orientación informal emitida por la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC) en 2021, que restringe la capacidad de los bancos para participar en actividades relacionadas con criptomonedas, ha sido interpretada como un primer paso para marginar a las empresas del sector. Paul Grewal, director legal de Coinbase, ha expresado sus frustraciones ante este panorama y ha llamado a al gobierno para que proporcione respuestas inmediatas.
Con el trasfondo de presión política creciente, el Congreso liderado por los republicanos se prepara para intensificar su supervisión sobre la FDIC y la Reserva Federal. El panorama político complicará aún más la situación a medida que emergen voces que abogan por un cambio en las regulaciones que impidan la innovación. En este contexto, el presidente electo Donald Trump ha prometido desmantelar la Operación Chokepoint 2.0, considerándola un intento del gobierno por sofocar al sector cripto. Los comentarios de Travis Hill resaltan la necesidad urgente de que la FDIC modernice sus prácticas supervisoras para que estas reflejen la realidad de una economía cada vez más digitalizada.
El hecho de que las pequeñas instituciones financieras se enfrentan a cargas regulatorias desproporcionadas también ha provocado un clamor por una reforma que ofrezca un campo de juego más justo para todos los actores del sistema financiero. Las oportunidades para la reforma son relevantes, pero los desafíos también son significativos. La desconfianza hacia las entidades reguladoras ha crecido, especialmente entre las pequeñas empresas y las startups de criptomonedas que perciben un trato injusto. Para reconstruir esta confianza, son necesarias acciones concretas, que incluyan una modernización de los marcos regulatorios, la contratación de expertos técnicos y una guía clara en temas vinculados con los activos digitales. La FDIC se coloca así en una encrucijada crítica.
Con la llegada de nuevos líderes, existe la posibilidad de redefinir su enfoque hacia la innovación y la inclusión en un mundo donde los activos digitales están cada vez más presentes. La posibilidad de reinvigorizar la FDIC a través de su laboratorio de innovación, FDiTech, podría facilitar interacciones más productivas entre reguladores y desarrolladores, promoviendo así un entorno más colaborativo. El futuro de la regulación financiera en Estados Unidos dependerá de cómo se manejen estas tensiones. Si bien se han planteado problemas significativos de confianza y acceso, también hay un reconocimiento creciente de la necesidad de políticas que promuevan la inclusión, la transparencia y un enfoque centrado en el consumidor. La conclusión es clara: una regulación que abrace la innovación y se comprometa a mantener el equilibrio en el sistema financiero puede ofrecer una plataforma sólida para el crecimiento y la sostenibilidad en el ámbito de las criptomonedas.
Es imperativo que el camino hacia adelante esté guiado por principios de equidad, innovación y estabilidad económica. Si los reguladores prudenciales pueden adoptar estos principios, no solo podrán preservar la estabilidad financiera, sino también desbloquear el potencial completo de un sistema financiero preparado para afrontar los retos y demandas de la nueva economía.