Las acciones estadounidenses desafían las probabilidades y alcanzan nuevos hitos en medio de la volatilidad económica En un contexto marcado por la incertidumbre económica y política, las acciones estadounidenses han demostrado una sorprendente resiliencia y un notable crecimiento. A finales de septiembre de 2024, los índices bursátiles de Estados Unidos no solo han logrado un comienzo excepcionalmente sólido, sino que también han alcanzado hitos significativos que, en un principio, parecían inalcanzables en medio de la turbulencia financiera y la inquietud provocada por las elecciones presidenciales. El índice S&P 500, uno de los principales barómetros del mercado de valores en EE. UU., registró su tercer aumento consecutivo, con una impresionante subida del 5,1 % durante el tercer trimestre, marcando así su mejor inicio de año desde 1997.
Este crecimiento también ha llevado a que la capitalización de mercado del S&P 500 supere la asombrosa cifra de 50 billones de dólares por primera vez en la historia. Este avance es motivo de celebración para muchos inversores, quienes no esperaban un desempeño tan fuerte en un periodo caracterizado por una inflación elevada, agresivas subidas de tasas de interés por parte de la Reserva Federal y la sombra de una posible recesión económica en el horizonte. Lo que resulta aún más sorprendente es que, en esta ocasión, las ganancias en la bolsa no han sido impulsadas de manera significativa por las grandes empresas tecnológicas, que tradicionalmente han liderado los mercados. El índice Nasdaq 100, que agrupa a las acciones tecnológicas más grandes de EE. UU.
, apenas logró un incremento del 1,7 % durante el mismo trimestre. En contraste, la versión de igual ponderación del S&P 500, que incluye una gama más amplia de acciones de diferentes sectores, experimentó un aumento notable, cerca del 9 %. Esto sugiere una redistribución del interés de los inversores, que ahora parecen estar presentando apuestas más diversificadas en varias industrias. Mary Ann Bartels, estratega en jefe de inversiones en Sanctuary Wealth, ha expresado su optimismo y ha realizado predicciones audaces sobre el futuro del S&P 500. Según Bartels, existe la posibilidad de que el índice termine el año alcanzando los 6,000 puntos, lo que representaría un aumento de aproximadamente el 4,6 % respecto al cierre del último viernes.
Este clima positivo de inversión se respalda también por datos recientes de Goldman Sachs, que indican que las apuestas a favor del aumento de las acciones tecnológicas han triplicado las que apuestan a la baja. Sin embargo, la comunidad inversora no está exenta de preocupaciones. La Reserva Federal de EE. UU. se enfrenta al desafío de lograr un "aterrizaje suave" en la economía, un término que se refiere a la necesidad de estabilizar el crecimiento económico sin desencadenar una recesión.
Después de meses de inflación elevada y ajustes drásticos en las tasas de interés, hay un reconocimiento generalizado en los mercados de que una recesión en el próximo año es una posibilidad real. Según el Banco de la Reserva Federal de Nueva York, las probabilidades de que la economía de EE. UU. entre en recesión en los próximos 12 meses siguen siendo altas. A pesar de estos riesgos, las expectativas actuales apuntan a un crecimiento económico constante.
El modelo GDPNow de la Reserva Federal de Atlanta prevé un aumento del producto interno bruto (PIB) real a una tasa anual del 3,1 % en el tercer trimestre, lo que es un ligero incremento respecto al 3 % registrado en el segundo trimestre. Esta tendencia podría otorgar a los inversores la confianza necesaria para seguir apostando por el crecimiento del mercado, incluso cuando el panorama económico sigue siendo incierto. A medida que avanzamos hacia la cúspide del cuarto trimestre, todos los ojos están puestos en una serie de eventos cruciales que podrían influir en el futuro de los mercados. En las próximas semanas, se esperan informes de empleo significativos, una oleada de resultados financieros de importantes empresas estadounidenses, así como la disputa presidencial programada para el 5 de noviembre. Además, el anuncio de la próxima decisión sobre las tasas de interés de la Reserva Federal, programada para el 7 de noviembre, será un evento clave, ya que los inversores sopesarán su impacto en la política monetaria y en la salud económica del país.
Estos eventos, combinados con la perspectiva de un año electoral lleno de incertidumbres y polarización, crearán un entorno volátil para los mercados bursátiles. Algunos analistas enfatizan que el rendimiento de las acciones en el transcurso del cuarto trimestre podría estar determinado, en gran medida, por cómo la economía maneje estos desafíos interrelacionados. Es evidente que, a pesar de la incertidumbre, el hecho de que el mercado ha logrado romper el umbral de los 50 billones de dólares y superar expectativas en varios sectores es un testimonio de la fortaleza y adaptabilidad del mercado estadounidense. Esto indica no solo la recuperación de sectores afectados por la pandemia, sino también la creciente confianza de los inversores en la capacidad del país para sortear dificultades y emerger más fuerte. En conclusión, mientras que la volatilidad económica y política continúa afectando la confianza y la toma de decisiones dentro del mercado de valores, las acciones estadounidenses han demostrado que son capaces de desafiar las probabilidades y alcanzar nuevos hitos significativos.
Con la mirada puesta en un futuro incierto, los inversionistas deben mantenerse alerta y adaptarse a las dinámicas de un mercado en constante evolución. Solo el tiempo dirá si esta tendencia alcista se mantendrá, pero por ahora, la narrativa de las acciones en EE. UU. es una historia de resiliencia, adaptabilidad y esperanzas renovadas en medio de la tormenta.