En la era digital actual, la inteligencia artificial (IA) ya no es una simple herramienta futurista sino una fuerza transformadora que está revolucionando todos los aspectos de nuestra vida, y especialmente la forma en que interactuamos con la web. Matthew Prince, CEO de Cloudflare, una de las empresas clave en la infraestructura de internet, ha expresado su preocupación sobre cómo la IA está afectando negativamente el modelo de negocio de la web, poniendo en jaque la sustentabilidad económica de la creación de contenido original en línea. Durante una entrevista con el Council on Foreign Relations, Prince explicó que la base económica de la web, que durante más de una década ha girado alrededor del motor de búsqueda, especialmente Google, está deteriorándose. El modelo tradicional funcionaba con un intercambio claro: Google «raspaba» o indexaba páginas web y, a cambio, enviaba tráfico valioso a los creadores de contenido. En otras palabras, por cada dos páginas web que Google recopilaba, redirigía un visitante a esos sitios.
Sin embargo, esa relación se ha descompuesto. Hoy en día, la realidad es que se necesitan al menos seis páginas para lograr un solo visitante. Esta disminución dramática está ligada al fenómeno de las búsquedas sin clic, donde el usuario encuentra la respuesta que busca directamente en la página de resultados de Google sin necesidad de visitar los sitios originales. Según Prince, aproximadamente el 75% de las consultas realizadas en Google obtienen una respuesta sin que el usuario abandone la plataforma. Esta tendencia no solo afecta a Google, sino que se agrava con el crecimiento exponencial de las tecnologías basadas en inteligencia artificial, en particular los modelos de lenguaje a gran escala (LLM, por sus siglas en inglés) utilizados por empresas como OpenAI y Anthropic.
Estos sistemas se alimentan de enormes cantidades de contenido original disponible en la web para generar respuestas automáticas, sin que en la mayoría de los casos se redirija tráfico ni se reconozca adecuadamente a los creadores de ese contenido. Prince detalló que la tasa de contenido consumido por estas plataformas es muchísimo mayor que la de Google. Por ejemplo, mientras Google necesita raspar aproximadamente dos páginas para enviar un visitante, OpenAI consume hasta 250 páginas para la misma interacción, y Anthropic llega a 6,000 páginas por visitante. Esto representa un desequilibrio aún más grave en el intercambio de valor entre creadores y plataformas que utilizan IA. El impacto directo de esta dinámica es una creciente desmotivación para los creadores de contenido original.
Si no obtienen ingresos ni reconocimiento por su trabajo, ya sea mediante publicidad, suscripciones u otros modelos comerciales, la producción de contenido auténtico y de calidad se verá comprometida gravemente en el mediano y largo plazo. La web, tal y como la conocemos, corre el riesgo de desintegrarse en su función como ecosistema abierto y generador de conocimiento. Matthew Prince reconoce que las empresas detrás de estas tecnologías de IA son conscientes del problema. Sam Altman, CEO de OpenAI, entre otros, reconoce que un modelo sostenible requiere que quienes usan contenido creado por otros contribuyan de manera justa a su mantenimiento. Sin embargo, este equilibrio es difícil de lograr cuando algunas empresas acceden gratuitamente al trabajo de los creadores mientras otras intentan absorber costos.
Cloudflare, que respalda la infraestructura de aproximadamente el 80% de las empresas de inteligencia artificial y entre el 20% y 30% de la web en general, se encuentra en una posición privilegiada para observar estas dinámicas en tiempo real. Prince menciona que su compañía está considerando cómo actuar para ayudar a sanar este problema sistémico, intentando preservar la salud y la sostenibilidad del ecosistema digital. Sobre la actual oleada de inversiones en IA, Prince adopta un enfoque cauteloso. Afirma que probablemente el 99% del dinero invertido en proyectos de inteligencia artificial hoy en día se desperdicia, pero que ese 1% restante generará un valor inmenso y transformador. Su metáfora es clara: hay que aceptar la pérdida potencial destinada a descubrir esa pequeña fracción que cambiará el juego.
Explicar por qué la IA está erosionando el modelo de negocio de la web pasa por comprender cómo ha evolucionado el rol del motor de búsqueda y la relación con los creadores de contenido. Antes, el motor de búsqueda era el intermediario principal que dirigía usuarios hacia diferentes sitios, generando tráfico que podía monetizarse. Hoy, con respuestas instantáneas y personalizadas basadas en datos agregados y procesados por la IA, la función de intermediación se deteriora. Además, la transparencia sobre las fuentes originales desaparece en muchos casos, lo que reduce el valor informativo para el usuario y el reconocimiento para el creador. Este cambio también abre interrogantes sobre derechos de autor y remuneración justa.
¿Cómo pueden los creadores proteger sus contenidos si la IA consume sin restricciones masivas para alimentar sus respuestas? ¿Qué obligaciones tienen las empresas de IA para compensar por el uso de esos contenidos? Estas preguntas están en el centro de un debate jurídico y ético que apenas comienza. Otro aspecto relevante es el riesgo para la diversidad y calidad de la información en la web. Cuando la agregación y simplificación excesiva de contenidos eliminan el tráfico a fuentes originales, se reduce el incentivo para la investigación profunda, el periodismo independiente y la innovación en contenidos. La inteligencia artificial, si bien ofrece utilidades innegables, podría sin querer homogeneizar y empobrecer el panorama informativo. Cloudflare, siendo una infraestructura crítica para internet y la IA, vislumbra un futuro incierto pero con desafíos claros.