La luna, nuestro misterioso satélite natural, ha capturado la imaginación de generaciones, desde los antiguos astrónomos que trazaron mapas de su superficie hasta los modernos científicos que la examinan con naves espaciales avanzadas. Recientemente, los hallazgos de la misión Chang'e 5 de China han revelado una sorprendente posibilidad: la luna podría aún albergar volcanes activos. Esta revelación no solo transforma nuestra comprensión de este cuerpo celeste, sino que también despierta nuevas preguntas sobre la historia geológica de la luna y su estado actual. La misión Chang'e 5, que regresó a la Tierra en diciembre de 2020, trajo consigo muestras de suelo lunar que han sido objeto de un análisis intensivo. Los científicos del Instituto de Geología y Geofísica de la Academia China de Ciencias en Pekín han hecho un descubrimiento asombroso: tres pequeñas perlas de vidrio en las muestras, que contienen evidencia de actividad volcánica que tuvo lugar hace apenas 123 millones de años.
En términos geológicos, esto se considera un pasado reciente, sugiriendo que la luna podría haber sido volcanicamente activa mucho después de los eventos de volcanismo que formaron las extensas llanuras basálticas, conocidas como los mares lunares, hace miles de millones de años. Hasta la fecha, la comunidad científica había asumido que la actividad volcánica en la luna se había detenido hace aproximadamente 3.8 mil millones de años, un período durante el cual el satélite experimentó intensos flujos de lava que dieron forma a su superficie. Sin embargo, los tres pequeños granos de vidrio descubiertos en las muestras de Chang'e 5 han cambiado este paradigma. La datación de uranio-plomo realizada sobre estas perlas indica que se formaron en un periodo geológico mucho más reciente, lo que sugiere que la luna puede haber estado activa mucho más tiempo del que se había pensado.
Este hallazgo es significativo, ya que refuerza observaciones más antiguas realizadas por la sonda Lunar Reconnaissance Orbiter de la NASA. En 2014, esta misión identificó características inusuales en la superficie lunar, conocidas como parches de mar irregular (IMPs, por sus siglas en inglés), que también sugieren una actividad volcánica reciente. Según estudios de cráteres, algunos de estos IMPs pueden ser mucho más jóvenes de 100 millones de años, lo que apoya la idea de que la luna aún puede albergar procesos volcánicos activos. La forma en que se formaron estas perlas de vidrio es crucial para comprender la naturaleza de la actividad volcánica lunar. Mientras que muchos de los cristales ocultos en las muestras eran producto de impactos de asteroides, los granos de vidrio volcánico sugieren que hubo erupciones de magma que provocaron la formación de este material.
Esta conclusión se ve respaldada por el hallazgo de elementos de tierras raras y torio en las perlas de vidrio, que podrían ser indicativos de un enriquecimiento local de elementos generadores de calor en las fuentes de magma del manto lunar. La pregunta que continúa desafiando a los científicos es cómo es posible que la luna, que se pensaba fría e inerte desde hace tiempo, pueda presentar actividad volcánica en un pasado relativamente reciente. Los modelos actuales de evolución térmica de la luna sugieren que su interior debería haberse enfriado hace miles de millones de años, lo que plantea interrogantes sobre la fuente de calor que podría estar impulsando esta actividad. Uno de los explicaciones podría ser que la presencia de elementos como el potasio, fósforo, y lantano en la corteza lunar podría estar generando calor a través de la descomposición radiactiva, suficiente para provocar erupciones localizadas en algunas regiones. Otro aspecto intrigante de este descubrimiento es la posibilidad de que la actividad volcánica lunar pueda estar ocurriendo en la actualidad.
Durante décadas, han habido informes de fenómenos lunares transitorios (TLP), es decir, alteraciones inusuales en la superficie lunar que a veces se describen como nubes de colores o destellos de luz. Aunque estas observaciones son polémicas y a menudo han sido desestimadas como ilusiones ópticas o errores de observación, el nuevo cuerpo de evidencia podría indicar que estos fenómenos están relacionados con procesos volcánicos. ¿Podría ser que la luna still tenga erupciones de lava, aunque sean esporádicas? Si así fuera, esto abriría las puertas a preguntas aún más fascinantes. Los futuros astronautas que busquen establecer una base lunar podrían potencialmente aprovechar este calor volcánico, creando recursos energéticos de manera más sostenible. Sin embargo, al mismo tiempo, también plantearía la preocupación de que las erupciones podrían afectar la seguridad de cualquier explorador lunar.
A medida que la comunidad científica se enfrenta a esta nueva realidad, los estudios continuarán para descubrir más sobre nuestro satélite. Por el momento, los hallazgos de Chang'e 5 han revitalizado el interés en la luna, un lugar que, a pesar de su aparente quietud, parece tener mucho más que ofrecer en términos de historia geológica y futuro exploratorio. En conclusión, los avances de la misión Chang'e 5 han desafiado nuestras suposiciones sobre la historia de la luna y sugieren que este cuerpo celeste aún podría sorprendernos más. La evidencia de volcanes activos en un pasado reciente alterará las teorías existentes sobre la evolución geológica de la luna y resuena con un futuro en el que la exploración de otros mundos, particularmente nuestra luna, se vuelve no solo posible, sino esencial para la humanidad. A medida que avanzamos hacia nuevas fronteras en la exploración espacial, el interés por la luna, con sus secretos ocultos, probablemente solo crecerá.
Este descubrimiento también sirve como un recordatorio de que nuestro entendimiento del cosmos sigue siendo imperfecto y en evolución. La luna, en su mística y fascinación, hace de su historia un continuo enigma esperando ser revelado.