El propietario de Primark, Associated British Foods (ABF), ha registrado una caída significativa en sus acciones tras reportar una caída del 6% en las ventas comparables en Reino Unido e Irlanda durante las 24 semanas que concluyeron el 1 de marzo. Este revés se produce en un contexto de creciente incertidumbre provocada por las tensiones comerciales mundiales, particularmente por las amenazas y políticas arancelarias implementadas bajo la administración de Donald Trump en Estados Unidos. La cadena de ropa de bajo coste Primark está experimentando dificultades no sólo en el mercado británico, sino también en su desempeño general, debido a la pérdida de confianza del consumidor. Este descenso en la confianza ha sido atribuido en gran medida a la inestabilidad económica generada por las tensiones comerciales internacionales, que no sólo afectan a Estados Unidos, sino también a un número de países que podrían entrar en recesión. Associated British Foods, que además de Primark gestiona otras divisiones como el azúcar y marcas alimenticias relevantes como Ryvita y Kingsmill, ha advertido que el panorama económico es sombrío.
Según la compañía, las recientes medidas arancelarias por parte de Estados Unidos, junto con respuestas de represalia de China, están creando una atmósfera de incertidumbre y volatilidad en los mercados. Esta situación podría deteriorar aún más la confianza del consumidor a nivel global, generando un impacto negativo en el gasto y aumentando los problemas asociados al endeudamiento individual. El descenso de un 6% en las ventas comparables de Primark en Reino Unido e Irlanda representa un golpe duro para la empresa, especialmente porque se produjo pese a la fortaleza demostrada durante la época navideña, que normalmente actúa como un motor significativo para las ventas minoristas. Como resultado, las acciones de ABF cayeron más del 9% en una sola sesión, reflejando la preocupación de los inversores sobre el futuro inmediato del grupo. Sumado a los problemas económicos, Primark se enfrenta a una crisis de liderazgo tras la reciente renuncia de su director general, Paul Marchant, quien dimitió después de una acusación relacionada con una conducta inapropiada.
Aunque Marchant admitió haber cometido un error de juicio, la empresa está en la búsqueda activa de un sucesor que pueda guiar al grupo en este momento complicado y mantener su ambiciosa expansión, especialmente en mercados clave como el estadounidense. Primark ha captado su cuota mayoritaria de mercado en un Reino Unido donde el mercado de ropa en general ha disminuido, reflejando el ambiente de cautela entre los consumidores. Además, factores climáticos atípicos, como un otoño suave, han afectado negativamente a las ventas estacionales, elemento crucial para las tiendas de ropa. Este conjunto de circunstancias ha impactado con especial fuerza a la base de clientes de Primark, que tradicionalmente pertenece a sectores menos acomodados y más sensibles a la incertidumbre económica, como el miedo a la pérdida de empleo y ajustes presupuestarios. A pesar de los retos, hay señales moderadas de recuperación en las semanas más recientes.
El clima más cálido ha incentivado algo de consumo en el Reino Unido, permitiendo que Primark estabilice ligeramente sus números en un mercado que sigue siendo complicado. Fuera del Reino Unido, la compañía ha logrado cierto crecimiento en ventas, con países como Estados Unidos, España, Portugal, Francia, Italia y las regiones de Europa central y oriental, donde la cadena continúa abriendo nuevas tiendas y consolidando su presencia. El impacto negativo del descenso en ventas se ha visto reflejado también en los resultados financieros generales de ABF. Los ingresos del grupo sufrieron una caída del 2%, situándose alrededor de 9.500 millones de libras, mientras que el beneficio antes de impuestos ajustado disminuyó un 10%, hasta alcanzar 818 millones de libras.
La división azucarera fue una de las más afectadas, registrando pérdidas operativas significativas debido a la caída pronunciada en los precios globales del azúcar. En medio de este entorno complejo, ABF mantiene su enfoque estratégico en el mercado estadounidense, donde Primark cuenta con 29 tiendas y aspira a casi duplicar ese número hasta alcanzar 60 tiendas para finales de 2026. La compañía espera que los nuevos aranceles aplicados a los pequeños envíos hacia Estados Unidos puedan incentivar a los consumidores a realizar compras directas en las tiendas físicas de Primark, evitando así la subida de precios que sufrirían las importaciones online. George Weston, CEO de ABF, ha reafirmado el compromiso de la empresa con esta estrategia de crecimiento en Estados Unidos, sugiriendo que la eliminación de la regla “de minimis”, que eximía de impuestos a los paquetes con valor menor a 800 dólares, podría beneficiar a Primark. La razón es que esta medida obligaría a los competidores a aumentar los precios, lo que podría colocar a Primark en una posición más competitiva dentro del mercado norteamericano.
Las tensiones comerciales y los cambios en las políticas arancelarias no sólo afectan a las ventas directas sino que también influyen en la percepción económica general. Los consumidores, frente a un futuro incierto, tienden a reducir el gasto en productos considerados no esenciales, como la ropa, lo que impacta directamente en los retailers de bajo coste. Además, la amenaza de una recesión en varios mercados globales puede agravar esta tendencia, ocasionando una espiral negativa para muchas empresas. Primark y ABF se encuentran en un momento crítico, en el que la combinación de factores externos como las guerras comerciales y las críticas internas en la gestión corporativa deben ser gestionadas cuidadosamente para enfrentar los próximos desafíos. La capacidad para adaptarse a un entorno económico cambiante, así como para responder a las demandas y preocupaciones de sus consumidores, será crucial para mantener la relevancia y el crecimiento en el competitivo sector textil.
En resumen, el descenso en las acciones del propietario de Primark refleja un panorama marcadamente adverso para el grupo y el sector retail en general. El impacto de las políticas arancelarias estadounidenses y las tensiones comerciales internacionales están afectando la confianza del consumidor, promoviendo una reducción en el gasto y complicando las perspectivas de ventas. Sin embargo, la apuesta por la expansión controlada en mercados internacionales, especialmente en Estados Unidos, junto con la búsqueda de un nuevo liderazgo, ofrece una vía para mitigar las dificultades y posicionarse favorablemente en el largo plazo dentro de la industria.