En un mundo cada vez más digitalizado, las criptomonedas han emergido como una de las innovaciones más disruptivas en las finanzas. A pesar de su popularidad y la promesa de transformar la economía global, un informe reciente de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) advierte sobre los peligros que esta nueva forma de dinero puede representar, especialmente para los países en desarrollo. La conclusión del informe es contundente: las criptomonedas pueden socavar la movilización de recursos internos, lo que plantea serias amenazas al desarrollo económico sostenible. La movilización de recursos internos es crucial para el desarrollo de cualquier país, pero es particularmente vital para las naciones en desarrollo, que a menudo dependen en gran medida de sus propios recursos internos para financiar la infraestructura, la salud, la educación y otros proyectos esenciales. Según UNCTAD, la creciente adopción de criptomonedas y su uso para evadir regulaciones fiscales puede resultar en una reducción de los ingresos fiscales, lo que agrava la ya complicada situación económica en estos países.
Uno de los principales problemas que plantea el uso de criptomonedas es la dificultad de rastrear y gravar estas transacciones. A medida que más personas y empresas optan por involucrarse en el mundo de las criptomonedas, los gobiernos pueden perder importantes fuentes de ingresos que deberían destinarse a servicios públicos esenciales. Este fenómeno no solo afecta las arcas del Estado, sino que también disminuye la capacidad de los gobiernos para invertir en el desarrollo social y económico. La falta de regulación efectiva en muchos países también significa que las criptomonedas pueden ser utilizadas para actividades ilícitas, como el lavado de dinero y la evasión fiscal. Esto crea un ambiente propicio para la corrupción y el crimen organizado, lo que a su vez puede desestabilizar aún más la economía.
En muchos casos, los gobiernos de países en desarrollo ya enfrentan el desafío de contener la corrupción y mejorar la transparencia; la introducción de criptomonedas podría complicar aún más estas luchas. Un aspecto perturbador del crecimiento de las criptomonedas es su uso en remesas. Para muchas personas en países en desarrollo, recibir dinero del extranjero es una fuente vital de ingresos. Las criptomonedas ofrecen una opción rápida y a menudo más barata que los sistemas tradicionales de transferencia de dinero. Sin embargo, UNCTAD advierte que, aunque esto pueda beneficiar a los individuos a corto plazo, el uso generalizado de criptomonedas podría disminuir la cantidad de transferencias que pasan por canales formales.
Esto significaría menos ingresos fiscales para los gobiernos al no poder gravar estas transferencias, lo que a la larga repercute en los servicios que pueden ofrecer a su población. Además, el desarrollo de una economía robusta y sostenible requiere inversiones significativas en infraestructura, educación y salud. Sin embargo, la facilidad de acceso a las criptomonedas puede desviar la atención de los inversores y las instituciones financieras hacia activos virtuales en lugar de hacia iniciativas de desarrollo a largo plazo. Los recursos que podrían haber sido dedicados a empresas locales, tecnología o innovación podrían perderse en la volatilidad de las criptomonedas. Un factor crucial es la falta de conocimientos y la preparación tecnológica en muchos países en desarrollo para enfrentar esta nueva realidad económica.
Mientras que las naciones más desarrolladas están comenzando a establecer marcos regulatorios para las criptomonedas, muchos países en vías de desarrollo aún carecen de la infraestructura necesaria para gestionar de manera efectiva sus implicaciones. Esto agrava la brecha existente entre los países ricos y los países pobres, ya que los primeros pueden adaptarse y regular este sector, mientras que los últimos quedan a merced de la especulación y el abuso. Las criptomonedas también tienen implicaciones sociales, específicamente en cómo afectan a las poblaciones vulnerables. A menudo, las personas en situaciones económicas difíciles son las más susceptibles a caer en esquemas de inversión riesgosos que prometen altos rendimientos. Esto puede llevar a pérdidas significativas de capital, lo que agrava su situación financiera y genera más problemas sociales.
Adicionalmente, la falta de educación financiera y digital limita la capacidad de estas poblaciones para navegar en un mundo donde las criptomonedas están cada vez más presentes. A medida que estas naciones luchan por establecer un equilibrio en medio de este cambio paradigmático en el ámbito financiero, es fundamental que se aborden las preocupaciones planteadas por la UNCTAD. Los gobiernos deben trabajar en estrategias efectivas que les permitan beneficiarse de la tecnología blockchain y las criptomonedas sin perder de vista su capacidad para movilizar recursos internos y financiar el desarrollo sostenible. Las recomendaciones incluyen la necesidad de fortalecer las capacidades regulatorias y administrativas en materia de fiscalidad y supervisión de criptomonedas. Esto no solo implica establecer marcos legales claros, sino también invertir en la formación de personal y en el desarrollo de tecnologías que ayuden a rastrear y gravar adecuadamente estas transacciones.
Otro enfoque es la educación financiera. A medida que las criptomonedas continúan ganando terreno, es esencial que la ciudadanía esté bien informada sobre los riesgos y beneficios asociados con ellas. Esto puede ayudar a prevenir que las personas se conviertan en víctimas de fraudes o esquemas Ponzi, permitiéndoles tomar decisiones informadas sobre sus inversiones. Finalmente, la cooperación internacional es clave para abordar los desafíos que presentan las criptomonedas en los países en desarrollo. Organismos internacionales y países desarrollados deben trabajar juntos para ayudar a establecer normativas que regulen el uso de criptomonedas y evitar su uso para desviar recursos que deberían ser destinados al desarrollo.
En resumen, mientras que las criptomonedas ofrecen un potencial significativo para transformar el panorama financiero global, es fundamental que los países en desarrollo aborden los peligros que presentan. Ignorar estos riesgos podría implicar un costo muy elevado, que no solo afecta a la economía local, sino que también podría limitar severamente el progreso hacia un desarrollo sostenible y equitativo. El tiempo para actuar es ahora, antes de que sea demasiado tarde.