Sam Bankman-Fried, el fundador de la fallida plataforma de intercambio de criptomonedas FTX, ha dado un nuevo giro a su historia legal al presentar una apelación para anular su condena por fraude. En un movimiento que generó revuelo en el mundo financiero y legal, Bankman-Fried busca revertir la decisión de un tribunal que lo encontró culpable de orquestar un esquema masivo para robar 8 mil millones de dólares de los clientes de FTX. El exmagnate de las criptomonedas, que alguna vez fue considerado un ícono de la industria con su rostro exhibido en vallas publicitarias y revistas, fue reconocido culpable por un jurado federal el año pasado. Desde entonces, ha estado cumpliendo una condena de 25 años en una prisión de Brooklyn. Su caída desde la cumbre del éxito hasta una celda de prisión ha capturado la atención del público y de los medios de comunicación por igual, convirtiéndose en un símbolo del colapso de FTX y la incertidumbre en el mundo de las criptomonedas.
La apelación fue presentada el pasado viernes, y en documentos de 102 páginas, la abogada de Bankman-Fried, Alexandra A.E. Shapiro, critica severamente al juez Lewis A. Kaplan, quien presidió su juicio. Shapiro argumenta que el juez limitó el derecho de su cliente a presentar pruebas que habrían fortalecido su defensa, afirmando que "Sam Bankman-Fried nunca fue presumido inocente".
Esta afirmación sugiere que el juez tenía prejuicios que afectaron el resultado del juicio. El juicio de Bankman-Fried, que se llevó a cabo en Nueva York, fue seguido de cerca por los medios. Dicha cobertura mediática no solo arrojó luz sobre las fallas de la plataforma de FTX, sino que también mostró el testimonio de tres de sus más altos asesores, quienes se declararon culpables de fraude y testificaron en su contra. La historia de estos delatores, en particular Caroline Ellison, quien tuvo una relación personal con Bankman-Fried, ha sumado niveles de drama al caso. La apelación también presenta un argumento controversial: Shapiro sostiene que la corte impidió que se argumentara que los usuarios de FTX no habían perdido dinero permanentemente, ya que se espera que recuperen fondos a través del proceso de quiebra.
La abogada critica que el gobierno construyó una narrativa falsa, sugiriendo que todos los clientes habían perdido sus inversiones sin esperanza de recuperación. Este aspecto ha levantado interrogantes sobre el papel de la información en el juicio y la percepción que tuvo el jurado sobre el caso. Otro punto crucial de la apelación es la decisión del juez Kaplan de prohibir que Bankman-Fried testificara sobre su dependencia del asesoramiento legal en las decisiones empresariales que los fiscales criticaron. Este argumento se centra en la idea de que las decisiones empresariales no se tomaron de manera irresponsable, sino que se llevaron a cabo bajo el consejo de abogados, lo que podría haber suavizado la gravedad de las acusaciones en su contra. Durante su testimonio, Bankman-Fried buscó ganarse la simpatía del jurado, pero el manejo del juicio por parte del juez ha sido objeto de críticas.
Shapiro ha señalado que Kaplan hizo comentarios mordaces que socavaron la defensa, sugiriendo un sesgo que podría haber afectado el resultado. La condición en la que se realizó la presentación del testimonio del acusado, con un "depo de pre-testimonio" fuera de la vista del jurado, también es parte de la crítica, con Shapiro alegando que este procedimiento era inédito y favoreció al gobierno, permitiéndole interrogar al acusado de manera que violaba el propósito original de la audiencia. Además, la abogada de Bankman-Fried critica el papel de Sullivan & Cromwell, el bufete de abogados que representó a FTX y que posteriormente se convirtió en su abogado principal durante la quiebra. La letrada argumenta que el bufete desencadenó la renuncia de Bankman-Fried como director ejecutivo y que colaboró con los fiscales, convirtiéndose en un brazo operativo del gobierno en la persecución de su cliente. El abogado de la defensa alega que la conducta de la corte y las decisiones tomadas durante el juicio han creado un terreno fértil para la anulación de la condena y la celebración de un nuevo juicio.
La apelación es, en definitiva, un intento de restaurar la reputación de Bankman-Fried y demostrar la inocencia del fundador de FTX en un caso que ha resonado en la industria de criptomonedas y más allá. La realidad es que, a sus 32 años, Bankman-Fried se ha convertido en una figura controvertida. En un breve período, su ascenso fue meteórico, simbolizando las posibilidades de los mercados de criptomonedas. Sin embargo, su condena ha puesto en tela de juicio no solo su legado, sino también la integridad de un sector que aún busca establecerse como una alternativa robusta a las finanzas tradicionales. La apelación resultará en un largo proceso judicial, ya que las apelaciones de condenas federales suelen ser complicadas y requieren pruebas substanciales.