En la madrugada del 13 de marzo de 2022, la ciudad de Erbil, ubicada en el norte de Irak y capital de la región del Kurdistán, se convirtió en el escenario de un ataque sin precedentes que provocó conmoción y temor entre sus habitantes. La Guardia Revolucionaria de Irán lanzó una serie de misiles hacia esta ciudad, alegando haber dirigido su ataque a un "centro estratégico" israelí. Sin embargo, los informes indican que la mayoría de los objetivos fueron instalaciones civiles, lo que generó múltiples condenas tanto a nivel local como internacional. Los residentes de Erbil despertaron con un estruendo ensordecedor cuando al menos doce misiles impactaron en la zona que rodea al consulado de Estados Unidos. Según las autoridades kurdas, el ataque causó daños materiales significativos y dejó a un civil herido.
Un taxista local, Ziryan Wazir, quien se encontraba cerca del consulado en el momento del ataque, describió su experiencia: "Vi un montón de polvo, luego escuché un ruido muy fuerte. Las ventanas de mi coche estallaron y me lastimé en la cara". Su testimonio subraya la incertidumbre y el caos que se desató en la ciudad. La reacción de las autoridades estadounidenses fue rápida y contundente. El embajador de EE.
UU. en Irak, Matthew Tueller, se pronunció sobre el ataque, enfatizando que Irán "debe ser responsabilizado por esta flagrante violación de la soberanía iraquí y por los ataques terroristas contra propiedades civiles inocentes". A pesar de la cercanía del ataque al consulado, se confirmó que no hubo estadounidenses heridos y que no se registraron daños en las instalaciones estadounidenses. Por otro lado, el gobierno de la región del Kurdistán calificó el ataque como "cobarde" y una violación inaceptable de su soberanía. En un comunicado, el Consejo de Ministros de la Región del Kurdistán señaló que la ofensiva, "presuntamente bajo el pretexto de atacar una base israelí, se dirigió a ubicaciones civiles" y consideró que las justificaciones presentadas por los perpetradores eran "totalmente infundadas".
Esto refleja una profunda indignación por un ataque que no solo pone en riesgo a la población local, sino que también socava la estabilidad de la región. La situación de tensión en el Medio Oriente se ha intensificado en los últimos años, y este ataque parece ser parte de un patrón más amplio de hostilidades entre Irán e Israel, que a menudo se manifiesta en el suelo sirio y afectando indirectamente a los vecinos como Irak. La Guardia Revolucionaria de Irán justificó su ataque afirmando que fue una respuesta a "crímenes recientes", haciendo referencia a un ataque aéreo en las afueras de Damasco, Siria, que resultó en la muerte de dos altos oficiales iraníes. Este ciclo de represalias y venganzas ha perpetuado un ambiente de inestabilidad y miedo en toda la región. Las autoridades iraquíes también reaccionaron con condena al ataque.
El primer ministro Mustafa Kadhimi expresó en Twitter que "la agresión que tiene como objetivo la querida ciudad de Erbil y que desató el miedo entre sus habitantes es un ataque a la seguridad de nuestro pueblo". Este tipo de lenguaje refleja la urgente necesidad de restaurar el orden y la seguridad en un país que ha estado luchando con la violencia y el extremismo durante años. Las imágenes de los daños causados por los misiles comenzaron a circular rápidamente en las redes sociales. Un canal de televisión local, Kurdistan24, divulgó fotos de los estragos en sus oficinas, evidenciando así el impacto directo del ataque en la infraestructura civil. Este tipo de ataque no solo representa una amenaza física para la población, sino que también tiene repercusiones psicológicas duraderas, especialmente para aquellos que han sido testigos o supervivientes de la violencia en la región.
El ataque a Erbil también plantea preguntas sobre el papel de Irak como un campo de batalla indirecto en las disputas entre potencias regionales. La intervención de fuerzas extranjeras y la presencia militar de EE. UU. en el sur de Irak han convertido al país en un punto pequeño pero significativo en la geopolítica del Medio Oriente. Irán, al atacar Erbil, está enviando un mensaje claro no solo a Israel, sino también a Estados Unidos, que ha sido un aliado de la región kurda.
La respuesta de la comunidad internacional también será crucial en los días siguientes. La agresión abierta de Irán hacia un territorio soberano, con un ataque que pone en peligro a civiles, es un desafío no solo para el gobierno iraquí, sino también para la estabilidad de toda la región. Los diplomáticos y autoridades de diferentes países observan de cerca la situación, y es probable que haya repercusiones en las relaciones diplomáticas y militares en los próximos meses. Este incidente pone de relieve las complejidades y tensiones que caracterizan la política en el Medio Oriente. La fragilidad del equilibrio en la región se hace evidente con cada ataque y contraataque, y Erbil no es más que una muestra de cómo la guerra y la violencia continúan afectando a civilizaciones y culturas que desean vivir en paz.