Crecí en el cuidado solo: ¿por qué nadie me dijo que tenía hermanos? Ashley John-Baptiste es un nombre que resuena con fuerza en el ámbito de las historias de superación y autodescubrimiento. Desde una edad temprana, fue colocado en el sistema de cuidado, moviéndose entre hogares de acogida y residencias, con la sensación constante de rechazo y soledad. Durante años, tuvo que navegar por la vida sin la compañía de una familia, creyendo que era un niño único y sin hermanos. Sin embargo, su vida dio un giro inesperado cuando, en sus veintes, recibió un mensaje que cambiaría su vida para siempre. Al ver el mensaje de un hermano que nunca supo que tenía, Ashley sintió una mezcla de confusión y asombro.
A lo largo de su infancia, había estado en un viaje solitario a través de varias familias de acogida, y la revelación de que tenía hermanos fue como abrir una caja de Pandora llena de emociones. ¿Cómo era posible que nadie le hubiera mencionado su existencia? ¿Por qué se le ocultaron detalles tan fundamentales sobre su identidad familiar? A lo largo de su vida, Ashley se había preguntado en numerosas ocasiones sobre su historia familiar. Aunque pudo conocer a su madre biológica a los 10 años, nunca conoció a su padre. Las sesiones de “historia de vida” que le brindaron los trabajadores sociales fueron escasas y no incluyeron información sobre la existencia de sus hermanos. A la edad de siete años, en una de estas sesiones, le dijeron que era hijo único, una afirmación que afectó profundamente su identidad.
La lucha de Ashley en el sistema de cuidado no son casos aislados. Según una investigación reciente, casi el 45% de los hermanos en el cuidado son separados, lo que implica que más de 12,000 niños se encuentran distanciados de al menos uno de sus hermanos. Este hecho plantea una pregunta crucial: ¿por qué los vínculos familiares más cercanos a menudo se rompen en un sistema que debería proteger a los niños? Con el aumento de la demanda de cuidado y la escasez de hogares de acogida disponibles, los consejos locales enfrentan desafíos significativos para mantener a los hermanos juntos. Ashley recuerda cómo, durante su tiempo en el sistema, se vio obligado a adaptarse a nuevas familias y comunidades, formando vínculos temporales que se desvanecían tan rápidamente como se formaban. Esa falta de conexión dejó una marca indeleble en su sentido de pertenencia.
El descubrimiento de su hermano en Facebook marcó un hito en la vida de Ashley. Aunque la conexión fue instantánea y clara, no se sentía listo para reunirse en persona de inmediato. Años después, sin embargo, el destino hizo que se encontraran en un hospital, donde todo fluyó naturalmente. Presentar a su hermano a su hija fue un momento de profunda conexión familiar que Ashley había anhelado durante toda su vida. Reflexionando sobre su infancia, Ashley se pregunta cómo habría sido su vida si hubiera crecido con sus hermanos.
A menudo pensaba en la importancia de tener a alguien que compartiera experiencias y recuerdos a lo largo del complicadísimo camino de la vida en el cuidado. En lugar de enfrentar la vida solo, tal vez habría podido disfrutar de momentos felices en familia, pasando las vacaciones juntos o teniendo un lugar al que volver durante sus años universitarios. Mientras tanto, las políticas y prácticas del sistema de cuidado deben ser reevaluadas urgentemente. Aunque la ley en el Reino Unido estipula que los hermanos deben mantenerse juntos siempre que sea factible y seguro, muchas veces esta regla no se sigue debido a la falta de recursos. La abrumadora naturaleza de la carga de trabajo de los trabajadores sociales y los recortes en presupuestos han hecho que priorizar el bienestar emocional de los niños en cuidado sea un desafío.
Ashley no es el único que ha luchado con la pérdida de contacto con sus hermanos en el sistema de cuidado. La historia de Saskia, una joven de Manchester, destaca la dura realidad que muchos niños enfrentan. Después de pasar años en un hogar adoptivo que finalmente no resultó ser seguro, Saskia y sus hermanos fueron separados. La pérdida de esta conexión hizo que se sintiera vacía, como si le hubieran robado una parte fundamental de sí misma. Los testimonios de Ashley y Saskia ilustran cómo la separación de los hermanos en el cuidado no solo afecta la infancia, sino que también deja cicatrices que pueden durar toda la vida.
La búsqueda de identidad y conexión se convierte en un viaje arduo y solitario. Ambas historias resaltan la necesidad urgente de un cambio en las políticas del sistema de bienestar infantil. A nivel nacional, el interés por cambiar esta realidad está creciendo. Iniciativas como la Star Initiative en Escocia están trabajando para reunir a grupos de hermanos que han sido separados en cuidado. Este tipo de programas no solo ayudan a restablecer conexiones, sino que también brindan apoyo emocional a aquellos que han pasado por experiencias similares.
Además de los esfuerzos para mantener a los hermanos juntos, se ha enfatizado la importancia de proporcionar a los niños en el sistema de cuidado información adecuada sobre sus familias. La falta de datos puede llevar a sentimientos de desconfianza y confusión, lo que, a su vez, puede agravar problemas de salud mental en el futuro. Ashley, al enterarse de que tuvo la oportunidad de ser adoptado, se dio cuenta de cómo su vida podría haber sido significativamente diferente. La vida de Ashley y su experiencia en el sistema de cuidado subrayan la importancia del vínculo familiar y cómo la falta de estos lazos puede dejar un vacío difícil de llenar. Ahora, con la oportunidad de conocer a sus hermanos y ser un modelo a seguir para su propia hija, Ashley tiene una nueva perspectiva sobre lo que significa la familia, y su historia se ha convertido en una voz poderosa para otros que han vivido situaciones similares.
Imaginar un futuro donde los niños en el sistema de cuidado no solo tengan un lugar donde vivir, sino también conexiones significativas con sus hermanos, podría ser un cambio radical en las políticas actuales. La búsqueda de pertenencia y la conexión humana son aspectos críticos para el bienestar emocional que deben ser priorizados. La historia de Ashley John-Baptiste es un recordatorio de que detrás de cada niño en el cuidado hay un mundo de posibilidades y una necesidad urgente de mantener los lazos familiares. La esperanza es que, en el futuro, más niños tengan la oportunidad de crecer rodeados de sus hermanos, brindándoles la solidez y apoyo que tanto necesitan.