Una tragedia conmovedora ha sacudido a la comunidad de Swansea, donde Kelly Louise Randall, una madre de tres hijos de 45 años, fue encontrada sin vida bajo un montón de escombros en el jardín de una propiedad. Su desaparición, que tuvo lugar hace más de dos años, había generado gran preocupación entre sus seres queridos y en la vecindad, pero el desenlace de esta historia es aún más desgarrador. Kelly fue vista por última vez el 3 de mayo de 2022. Dos días después, su pareja reportó su ausencia a las autoridades, iniciándose de inmediato una búsqueda. Inicialmente, su caso fue calificado como de bajo riesgo, lo que generó críticas y angustia entre sus allegados, especialmente dado que Kelly era usuaria de silla de ruedas tras sufrir una amputación en la pierna.
Sin embargo, a medida que pasaban los días y la preocupación aumentaba, el riesgo de su desaparición fue elevado a un nivel medio. Las autoridades llevaron a cabo diversas búsquedas, revisando hospitales locales y analizando grabaciones de cámaras de seguridad en busca de pistas que pudieran llevar al paradero de Kelly. Lamentablemente, la verdad salió a la luz de una manera trágica. La policía se centró en un área específica después de que se reportara la presencia de la silla de ruedas de Kelly en una propiedad localizada en Clas y Deri, en el barrio de Waunarlwydd. El propietario de la vivienda, Alfred Millman, permitió a los oficiales entrar en su casa.
Fue allí donde encontraron un rastro inquietante: una silla de ruedas en una de las habitaciones y manchas de sangre en un almohadón, un colchón y sábanas. La atención de los agentes se desvió hacia un montón de basura y escombros en el patio trasero, donde, entre los desechos, un oficial hizo un descubrimiento horrible: ropa, una zapatilla y lo que parecía ser un brazo humano. La búsqueda había llegado a su trágico clímax, y el cuerpo de Kelly fue hallado en una situación escalofriante. Millman fue arrestado bajo la sospecha de haber cometido un asesinato. No obstante, la investigación tomó un giro inesperado cuando el detective Minto dio a conocer que no se había encontrado evidencia que sugiriera que la muerte de Kelly fue sospechosa.
El hallazgo de su cuerpo y las circunstancias de su muerte dejaron a muchas personas con más preguntas que respuestas. En el transcurso de la investigación, el inquest reveló que Kelly tenía un historial de adicción a las drogas y estaba bajo medicación en el momento de su muerte. Su pareja de 25 años, quien compartió una declaración en el inquest, mencionó que ambos consumían heroína y Valium. El día en que desapareció, Kelly fue llevada al hospital Morriston después de haber caído de su silla de ruedas y, según el testimonio, había hablado de suicidio, expresando su deseo de "lanzarse frente a los coches". El deterioro de su salud mental y su adicción eran aspectos problemáticos que habían estado presentes en su vida.
La combinación de estos factores parecía haber contribuido a una situación trágica e inmensamente desafiante. En el desarrollo de los testimonios, Millman ofreció su versión de los hechos. Después de su arresto, aseguró a las autoridades que el cuerpo encontrado en el jardín era efectivamente de Kelly, quien había estado en su casa para hacerle compañía y a menudo lo ayudaba con quehaceres. Relató que alrededor de las 4:30 a.m.
del 16 de mayo de 2022, encontró el cuerpo de Kelly en su habitación, cubierta por una manta. Describió la escena, indicando que su rostro estaba morado y que sabía, sin lugar a dudas, que había muerto. En un estado de pánico, aseguró haber movido el cuerpo al jardín junto con los escombros, temiendo las consecuencias de llamar a la policía inmediatamente. Los detalles espeluznantes de la declaración de Millman plantearon más interrogantes. Argumentó que no había estado en su dormitorio durante aproximadamente dos o tres semanas y que había movido el cuerpo de Kelly utilizando una cuerda.
Afirmó, "no he hecho nada malo", y reveló que Kelly poseía una llave de su propiedad. Sin embargo, la incredulidad en torno a sus palabras creció cuando las declaraciones de los testigos comenzaron a acumularse. El forense, Dr. John Williams, aportó más complicaciones al caso. Su análisis de la escena del crimen y su post-mortem no revelaron evidencias de lesiones que sugirieran un asesinato o un golpe fatal.
Aunque su deceso se ubicó antes del 16 de mayo, no se pudo precisar si ocurrió el día de su desaparición o en los días subsiguientes. La toxicología encontró alcohol y otros narcóticos en su sistema, incluyendo cannabis, anfetamina, morfina y diazepam. Williams manifestó que no podía excluir la posibilidad de que estas sustancias hubieran tenido un efecto sedante o que jugaran un papel significativo en la muerte de Kelly. Sin embargo, dejó en claro que aún no se podía determinar que su fallecimiento fuera un resultado de envenenamiento por drogas. La familia y amigos de Kelly enfrentaron un duelo difícil ante esta dolorosa situación.
El inquest culminó con un veredicto abierto, sin una conclusión clara sobre la causa de la muerte. La tragedia de Kelly resuena en la comunidad, que se pregunta cómo alguien con un historial de lucha y sufrimiento pudo terminar en una escena tan desgarradora. La historia de Kelly Louise Randall es un recordatorio inquietante de las luchas invisibles que enfrentan muchas personas, a menudo en silencio. Es una historia de amor, pérdida y desesperación, que deja a su paso un eco de preguntas y la necesidad urgente de abordar las cuestiones de salud mental y adicción en la sociedad. El caso no solo tiene que ver con el final de una vida, sino también con la importancia de escuchar y atender a aquellos que sufren en la oscuridad, lejos de la mirada de la comunidad.
En su memoria, es vital abogar por la comprensión y el apoyo, para que tragedias como la suya no se repitan en el futuro.