El mundo de las criptomonedas ha capturado la atención de inversores y finanzas en todo el planeta, pero su estatus legal varía considerablemente de un país a otro. Bitcoin, la criptomoneda más popular, no solo ha sido visto como un activo de inversión, sino también como un medio para realizar transacciones de manera anónima. Sin embargo, esta característica que resulta atractiva para muchos, ha suscitado temores entre los gobiernos, que redactan legislaciones y regulaciones para controlar su uso. En este artículo, exploraremos la legalidad de Bitcoin en diversas partes del mundo, así como los países que han adoptado enfoques más restrictivos. En los Estados Unidos, Bitcoin es legal.
Aunque no existe una ley federal que lo prohíba, las regulaciones pueden variar significativamente de un estado a otro. Esto deriva en interpretaciones diferentes por parte de las agencias gubernamentales que supervisan el uso de criptomonedas. La Comisión de Valores (SEC) considera a Bitcoin como una mercancía, mientras que el Servicio de Impuestos Internos (IRS) lo clasifica como propiedad a efectos fiscales. Esto implica que las transacciones de Bitcoin están sujetas a impuestos sobre las ganancias de capital, lo que significa que los inversores deben reportar cualquier ganancia obtenida a través del comercio o la minería de Bitcoin en sus declaraciones de impuestos anuales. La Comisión de Comercio de Futuros de Productos Básicos (CFTC) también trata a Bitcoin como una mercancía y se encarga de supervisar el comercio de futuros y derivados de esta criptomoneda.
En Europa, la situación es notablemente más favorable. La Unión Europea ha legítimado Bitcoin, adoptando la Regulación de Mercados en Activos Cripto (MiCA) en junio de 2023. Esta normativa establece un marco legal que regula cómo deben manejarse y regularse los criptoactivos en toda la UE, y especifica las normas para los servicios de criptomonedas. Bajo MiCA, Bitcoin es reconocido como un “crédito-activo”, que se define como representaciones digitales de valor que pueden almacenarse y transferirse electrónicamente utilizando tecnología de libro mayor distribuido. Cabe destacar que, aunque MiCA proporciona un marco básico para las criptomonedas, todavía permite que los países miembros de la UE implementen regulaciones adicionales según sus necesidades locales.
Esto significa que las naciones pueden abordar desafíos y preocupaciones únicos que surgen de sus propios contextos económicos y políticos, dando como resultado una variada interpretación y aplicación de las regulaciones en toda la región. En el Reino Unido, la historia es similar. Bitcoin sigue siendo legal y su uso ha crecido entre la población. Según un informe de la Autoridad de Conducta Financiera (FCA), alrededor del 10% de los adultos programados en agosto de 2022 poseían criptomonedas. Como resultado, los británicos pueden comprar, vender e intercambiar Bitcoin y otras criptomonedas a través de intercambios de criptomonedas con licencia.
La FCA es responsable de emitir licencias a los intercambios de criptomonedas que cumplen con las regulaciones locales, asegurando que operen bajo estándares de seguridad y transparencia. Además, el gobierno del Reino Unido ha expresado su deseo de convertir al país en un centro global de inversiones y tecnología en criptomonedas, actualizando la Ley de Servicios y Mercados Financieros para incluir de forma más clara los activos digitales. Canadá, por su parte, ve Bitcoin como un criptoactivo, lo que significa que las ganancias generadas a partir de transacciones de Bitcoin son gravables. Dependiendo de cómo se use Bitcoin en estas transacciones, las ganancias pueden clasificarse como ingresos comerciales o ganancias de capital. Las criptomonedas en Canadá no son vistas como moneda de curso legal, pero los intercambios de criptomonedas son considerados negocios de servicios de dinero y deben seguir regulaciones estrictas, similar a los bancos.
Deben registrarse ante el Centro de Análisis de Informes y Transacciones Financieras de Canadá (FINTRAC) y adherirse a normativas que previenen el lavado de dinero y la financiación del terrorismo. Sin embargo, en algunas partes del mundo, la situación es considerablemente más restrictiva. Existen países que han impuesto prohibiciones en el uso de Bitcoin y otras criptomonedas. Afganistán, por ejemplo, prohibió la criptomoneda en agosto de 2022, mientras que en Argelia la compra, venta y posesión de criptomonedas está prohibida. Bangladés también emitió advertencias en 2017 sobre la ilegalidad de las criptomonedas, y China ha llevado a cabo una prohibición total en el comercio y la minería de criptomonedas desde 2021.
Otros países, como Egipto, han prohibido el uso de criptomonedas, aunque algunas plataformas continúan operando en la región. Ghaná, Irak y Kuwait son ejemplos más de naciones que han prohibido el uso de criptomonedas para pagos e inversiones, buscando frenar el lavado de dinero. En Libia, la minería de Bitcoin también está prohibida, y Marruecos ha establecido una prohibición con miras a establecer una regulación adecuada. A medida que el mundo continúa navegando por los desafíos y oportunidades que traen las criptomonedas, las discusiones sobre su regulación y legitimidad son inevitables. Por un lado, hay un claro interés por parte de muchos países en regular las criptomonedas de manera que protejan a los inversores y fomenten la innovación.