En el contexto de una remodelación global de las alianzas estratégicas y económicas, Ucrania está considerando un cambio significativo en su política monetaria: pasar de usar el dólar estadounidense como referencia para su moneda nacional, el hryvnia, a vincularla más al euro. Esta deliberación surge en medio de complejos factores tanto internos como externos, impulsados por sus aspiraciones europeas, la volatilidad de los mercados mundiales y el prolongado conflicto con Rusia. Desde su independencia y la creación del hryvnia en 1996, Ucrania ha utilizado el dólar como referencia principal, una práctica común en muchas economías emergentes debido a la fortaleza y la amplitud del uso global del dólar. Sin embargo, la transformación geopolítica y económica, acentuada por la agresión de Rusia en 2022, ha puesto en evidencia la necesidad de reconsiderar esta dependencia del billete verde. Las conversaciones para un posible cambio han sido encabezadas por el Banco Central de Ucrania, con su gobernador Andriy Pyshnyi señalando que la integración europea, la fragmentación del comercio mundial y las fluctuaciones en el mercado generan la necesidad de evaluar una mayor vinculación con el euro.
De hecho, la Unión Europea ha abierto negociaciones sobre la posible adhesión de Ucrania, lo cual fortalecería aún más sus lazos económicos y políticos con el continente y podría inclinar la balanza hacia una moneda que refleje mejor esa pertenencia funcional. Este posible cambio no es solo una cuestión de conveniencia económica, sino también de seguridad y geopolítica. Históricamente, el estatus del dólar como moneda de reserva global ha estado asociado con la influencia militar y política de Estados Unidos. Sin embargo, la experiencia de Ucrania durante administraciones políticas como la de Donald Trump, en la que la ayuda militar fue recortada temporalmente, ha generado inseguridad y motivado al país a buscar alternativas que reflejen su creciente dependencia de Europa y sus instituciones. El euro representa para Ucrania no solo una moneda, sino un símbolo de estabilidad y cooperación multisectorial.
La reciente decisión de moldavia de cambiar la moneda de referencia de su leu del dólar al euro, en enero de 2024, se convierte en un ejemplo más cercano y tangible que influye en la evaluación que hacen los líderes ucranianos. Además, el euro puede ofrecer una reducción en la volatilidad cambiaria vinculada a los choques políticos y económicos en la esfera estadounidense. En términos económicos, Ucrania proyecta una recuperación y crecimiento moderado del PIB para los próximos años, estimando cifras cercanas al 3,7–3,9% para el periodo 2025-2027. Este crecimiento depende en gran medida de la resolución del conflicto bélico, la recepción de ayuda externa y la capacidad de implementar reformas internas cruciales. En este sentido, la decisión sobre la moneda de referencia también juega un rol fundamental, dado que puede generar mayor confianza en inversionistas y acreedores internacionales.
La financiación externa es otro eje importante. Para 2025, Ucrania espera recibir aproximadamente 55 mil millones de dólares en ayuda financiera internacional que no solo cubrirán déficits presupuestarios sino que también permitirán crear reservas para futuros años cuando la asistencia pueda menguar. La solidez monetaria y la estabilidad cambiaria derivadas de un anclaje claro a una referencia monetaria robusta son claves para mantener la continuidad de estos flujos. Aunque el dólar sigue dominando ampliamente las transacciones comerciales y financieras internacionales, la participación del euro ha ido creciendo de manera constante y moderada en los mercados cambiarios. Este cambio gradual refleja un proceso global en el que varios países reevalúan su dependencia del dólar en función de sus nuevas alianzas políticas y comerciales.
El análisis profundo que realiza el Banco Central de Ucrania implica consideraciones técnicas complejas y requiere una preparación rigurosa para garantizar que la transición, en caso de concretarse, no genere desequilibrios abruptos ni inseguridad financiera interna. Además, existe un factor político, ya que modificar la referencia monetaria también implica redefinir relaciones económicas que atraviesan intereses tanto internos como externos. Expertos en mercados emergentes señalan que la destinación geopolítica de Ucrania está inexorablemente ligada a Europa. Adoptar el euro como referencia podría facilitar no solo la integración económica, sino también la alineación en materia de defensa y seguridad, pilares fundamentales en la estrategia nacional ante los desafíos que enfrenta el país. Mientras tanto, Ucrania ha firmado acuerdos estratégicos con Estados Unidos para facilitar el acceso preferencial a minerales y promover inversión destinada a la reconstrucción post-conflicto.