En el panorama financiero global, BlackRock Inc., el mayor gestor de activos del mundo, ha anunciado importantes pasos hacia la transformación de sus productos de inversión al presentar ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) la solicitud para convertir dos fondos mutuos en fondos cotizados en bolsa (ETFs). Las propuestas se refieren a la reorganización del BlackRock GA Disciplined Volatility Equity Fund (BIDVX) y el BlackRock GA Dynamic Equity Fund (BIEEX) en los ETFs iShares Disciplined Volatility Equity Active ETF y iShares Dynamic Equity Active ETF, respectivamente, con una fecha objetivo de conversión para el 12 de septiembre de 2025. Este movimiento subraya el cambio significativo que ha ocurrido en los hábitos y preferencias de los inversores, quienes cada vez más favorecen los ETFs debido a sus características únicas y beneficios estructurales. La decisión de BlackRock no solo refuerza su compromiso de ofrecer soluciones alineadas con las necesidades y demandas del mercado, sino que también destaca la creciente integración de los ETFs en las carteras de inversión a nivel mundial.
Históricamente, los fondos mutuos han sido vehículos preferidos para la inversión a largo plazo, gracias a su gestión activa o pasiva y la relativa simplicidad de participación. Sin embargo, en los últimos años, los ETFs han ganado terreno rápidamente, impulsados por una combinación de factores como la transparencia, eficiencia fiscal, costos más bajos y la posibilidad de negociarlos en bolsa durante el horario de mercado, algo que no es posible con los fondos mutuos tradicionales. La elección de convertir dos fondos con estrategias activas de renta variable demuestra la confianza de BlackRock en que esta tendencia no solo afecta a productos pasivos, sino también a aquellos que buscan superar al mercado a través de gestiones activas. Ambos fondos mantendrán sus objetivos existentes y gestores, asegurando que la filosofía central de inversión siga intacta, lo que debería tranquilizar a los actuales partícipes. Un punto clave en la comparación entre ETFs y fondos mutuos tiene que ver con el mecanismo de creación y redención de los ETFs, conocido como “in-kind”.
Este proceso permite que los ETFs intercambien paquetes de activos en especie en lugar de liquidar acciones para responder a las suscripciones o rescates, lo cual reduce eventos fiscales que perjudicarían a los inversores. Los fondos mutuos, por otro lado, pueden generar distribuciones tributables cuando venden activos para atender las solicitudes de participación, potencialmente incrementando las cargas impositivas para los partícipes. Además, los ETFs suelen ofrecer ratios de gasto más bajos que sus homólogos en fondos mutuos, lo que repercute positivamente en el rendimiento neto para el inversor. En este caso, BlackRock ha anunciado que ambos nuevos ETFs tendrán un ratio de gasto del 0.4%, cifra competitiva dentro del mercado y que debería atraer no solo a inversores minoristas sino también a instituciones y asesores financieros.
Un aspecto muy relevante en la adopción creciente de ETFs radica en la receptividad de los asesores financieros y gestores de patrimonio. Cada vez más, los profesionales fomentan la inclusión de ETFs en las carteras para mejorar la eficiencia, diversificación y liquidez, además de aprovechar las ventajas fiscales inherentes a estos productos. En palabras de un portavoz de BlackRock, los ETFs activos se están convirtiendo en una pieza fundamental de las carteras de inversión a nivel global, lo que consolida su posición en mercados en constante evolución. El fenómeno de migración masiva hacia los ETFs es palpable en las cifras recientes: según datos de CFRA Research, durante 2024, los fondos mutuos no monetarios experimentaron desinversiones netas de aproximadamente 579 mil millones de dólares, mientras que los ETFs recibieron influjos netos por el orden del billón 100 mil millones de dólares. Estas cifras reflejan un cambio de paradigma donde la flexibilidad y eficiencia de los ETFs son mucho más apreciadas en un contexto de mercados volátiles y alta demanda por vehículos diversificados y de fácil acceso.
Las ventajas estructurales de los ETFs no terminan en la eficiencia fiscal y menores costos. La posibilidad de realizar transacciones en cualquier momento del día durante las sesiones bursátiles ofrece una liquidez que los fondos mutuos no pueden igualar, cuyas compras y ventas solo se efectúan al cierre del mercado al valor liquidativo diario. Esta característica es especialmente valorada por inversores que requieren mayor control sobre sus posiciones y tiempos de entrada o salida. Las firmas de Wall Street han tomado nota de esta tendencia y han comenzado a adaptar sus carteras y productos para incorporar más ETFs, o incluso convertir sus fondos mutuos existentes. BlackRock no está sola en esta estrategia; entidades de renombre como J.
P. Morgan Asset Management y Leuthold Group han seguido el camino de convertir fondos mutuos en ETFs durante este año, un proceso que fue pionero por Dimensional Fund Advisors hace algunos años, marcando un juego de reglas que otras instituciones están aplicando con resultados positivos. La conversión inicial de BlackRock en noviembre pasado, donde transformó su fondo mutuo International Dividend en un ETF, sirvió como un exitoso caso de prueba, evidenciando que incluso productos de nicho con activos bajo gestión relevantes pueden beneficiarse de mayor flexibilidad y atractivo para los inversores. Este fenómeno también influye en la competencia dentro del sector de gestión de activos, empujando a las firmas a innovar y adaptar sus portafolios para retener y atraer capital. La eficiencia operativa y la optimización fiscal que ofrecen los ETFs se traducen en mayor competencia de costos y mejores resultados netos para el inversor, lo cual podría, a largo plazo, remodelar el modo en que se estructuran y distribuyen los productos de inversión.