La Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. (SEC) ha sido durante mucho tiempo un regulador clave en el ámbito financiero, especialmente en el mercado de criptomonedas, que ha crecido exponencialmente en la última década. Sin embargo, durante la administración de Donald Trump, se produjo una notable reducción en los esfuerzos de cumplimiento de esta agencia, específicamente en lo que respecta a las criptomonedas. Este artículo explora las razones detrás de esta disminución y su impacto en el ecosistema criptográfico en Estados Unidos.
La SEC lanzó su Unidad de Cumplimiento Criptográfico en 2017, en un momento en que muchas empresas emergentes estaban irrumpiendo en el mercado de las monedas digitales. Con el auge de las ICO (ofertas iniciales de moneda), la SEC se sintió obligada a intervenir para proteger a los inversores y garantizar que las entidades operaran dentro del marco legal existente. Sin embargo, conforme avanzó la administración de Trump, el enfoque regulatorio comenzó a cambiar. Uno de los factores que contribuyó a la reducción de la unidad de cumplimiento fue la filosofía pro-mercado de Trump. La administración priorizó una agenda que estimulaba la innovación y el crecimiento económico, lo que significaba adoptar un enfoque más laxo hacia las regulaciones.
Esto, combinado con un ambiente políticamente polarizado, llevó a la SEC a ser menos proactiva en su supervisión de las criptomonedas. Durante este periodo, se observaron menos acciones de enforcement y penalizaciones contra empresas de criptomonedas. La sensación de que las criptomonedas eran un activo de riesgo alto, pero prometedor, alentó una especie de fase de 'esperar y ver' por parte de la SEC. La regulación se volvió menos estricta, lo cual pudo haber generado confianza entre los inversores, pero también dejó a muchos sin la protección que buscaban. Las criptomonedas se convirtieron en un campo fértil para el fraude en este contexto.
Los críticos señalaron que esta disminución en el cumplimiento regulatorio podría haber llevado a un aumento en el número de estafas y proyectos fraudulentos en el espacio criptográfico. Sin un marco de supervisión fuerte, los inversores se encontraron expuestos a riesgos mayores sin las salvaguardias adecuadas. Esto incluía no solo ICOs engañosas, sino también la proliferación de plataformas de trading sospechosas que aprovechaban la falta de regulación. Por otro lado, la administración Trump argumentó que un enfoque regulatorio más ligero podría facilitar la innovación tecnológica. En su mandato, destacaron los potenciales beneficios de las criptomonedas y la tecnología blockchain en general, sugiriendo que un enfoque más relajado podría abrir la puerta a innovaciones que beneficien a la economía en su conjunto.
Sin embargo, este argumento no fue suficientemente sólido para los defensores de los derechos de los inversores, quienes abogaron por un enfoque más equilibrado. A medida que la administración de Trump avanzaba, la incertidumbre regulatoria también generó un efecto dominó en los inversores. La falta de acciones claras de la SEC pudo haber inducido a muchos a invertir sin el devido conocimiento del riesgo que asumían. Además, esta percepción de falta de control permitió a algunas criptomonedas prosperar sin el mismo escrutinio que tendrían en un ambiente regulatorio más estricto. Entre tanto, el mercado de criptomonedas continuó su ascenso, y algunas empresas aprovecharon la oportunidad para lanzar productos innovadores.
Sin embargo, la retórica nebulosa y las políticas inconsistentes de la SEC mantuvieron a muchas empresas cautelosas. Esta situación produjo un entorno de desarrollo arriesgado, donde algunas startups experimentaron un crecimiento explosivo, aunque otras se encontraron en aguas turbulentas debido a la falta de familiaridad y claridad sobre las normativas existentes. Esto llevó a algunos a sugerir que el mercado podría beneficiarse de un marco regulador claro y estable que alentara la innovación al tiempo que protegiera a los inversores. Con el cambio en la administración presidencial en 2021, se anticipó que la SEC re-evaluaría su enfoque hacia las criptomonedas. Ya con el presidente Joe Biden en el cargo, se previó un regreso a una regulación más activa y estricta, lo que generó una mezcla de expectativas y temores en el sector.