El Banco Central Europeo (BCE) ha tomado la decisión de reducir nuevamente las tasas de interés en un contexto donde la inflación en la Eurozona muestra signos de desaceleración y las preocupaciones sobre el crecimiento económico son palpables. Esta acción, anunciada el 13 de septiembre de 2024, se produce tras meses de presión sobre la entidad para que adopte medidas más agresivas en un entorno económico incierto. La tasa de depósito se ha reducido en 25 puntos base, situándose ahora en un 3,5%. Esta decisión no llegó como una sorpresa, ya que muchos analistas e inversores anticipaban este ajuste tras una reducción similar en junio. A medida que la inflación se acerca al objetivo del 2% que el BCE se ha fijado, el organismo parece estar respondiendo a un panorama económico que se aproxima a una posible recesión.
A pesar de lo esperado de esta medida, la falta de una guía clara sobre los pasos futuros del BCE generó cierto desconcierto en los mercados. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, optó por no comprometerse con ninguna trayectoria específica de tasas, enfatizando la importancia de un enfoque “dependiente de los datos”. Esto significa que la entidad tomará decisiones basadas en múltiples indicadores económicos antes de considerar ajustes adicionales. Lagarde también señaló que los datos de inflación de septiembre podrían estar influenciados por efectos estadísticos, lo que añade un nivel de complejidad a la interpretación de los datos. La reacción del mercado fue moderada ante esta reducción de tasas.
Los analistas interpretaron la cautela de Lagarde como un signo de prudencia, dada la histórica dificultad del BCE para prever movimientos inflacionarios. Carsten Brzeski, director global de macroeconomía en ING, subrayó que es probable que el BCE actúe con cautela en los próximos meses, buscando un entendimiento completo de la situación antes de considerar recortes más agresivos. El panorama general del mercado laboral presenta un escenario mixto. Aunque los salarios continúan aumentando, la presión sobre los costos laborales, en general, está comenzando a moderarse. No obstante, los responsables de políticas más cautelosos, provenientes de los países del sur de la Eurozona, advierten sobre el riesgo de estancamiento económico debido a las altas tasas de interés actuales, que podrían estar asfixiando el crecimiento.
Por el contrario, los llamados “halcones” de la inflación, que abogan por un enfoque más estricto, señalan que el mercado laboral sigue sobrecalentado, y que las presiones subyacentes sobre los precios, especialmente en el sector servicios, podrían desencadenar un nuevo aumento inflacionario. Las proyecciones recientes del personal del BCE han revelado una ligera revisión a la baja en las expectativas de crecimiento económico para este año. Sin embargo, se prevé que la inflación vuelva a situarse dentro de los parámetros deseados para la segunda mitad del próximo año. Esta mezcla de perspectivas pone de relieve la división entre los responsables de políticas sobre la rapidez con que deben implementarse las próximas reducciones de tasas. Los miembros más restrictivos abogan por ajustes trimestrales, alineándose con los datos actualizados sobre crecimiento y salarios.
Los inversores también se encuentran en un estado de incertidumbre. Se estima que una nueva reducción de tasas para diciembre ya está completamente incorporada en los mercados, pero la probabilidad de un ajuste adicional en octubre permanece oscilante, fluctuando entre un 30% y un 50%. La reciente rebaja no solo afectó la tasa de depósito; la tasa de refinanciación también se ajustó, cayendo 60 puntos básicos hasta el 3,65%. Esta medida se considera parte de un ajuste técnico destinado a facilitar la financiación interbancaria en el futuro. Previamente, estas tasas habían mantenido un diferencial fijo de 50 puntos básicos desde 2019.
Un aspecto fundamental de esta estrategia es que actualmente los bancos mantienen aproximadamente 3 billones de euros en liquidez excedente. Esto ha llevado al BCE a centrar su política monetaria principalmente en la tasa de depósito. A medida que esta liquidez comienza a reducirse, se espera que el endeudamiento a través de la tasa de refinanciación aumente, restaurando su función como referencia del banco central. Además de los ajustes de tasas, la tasa de marginalidad, un instrumento de uso poco frecuente, se redujo también en 60 puntos básicos, situándose ahora en el 3,9%. La presidenta Lagarde se refirió a un informe reciente de su predecesor, Mario Draghi, que aboga por reformas profundas para fortalecer la economía europea.
Lagarde describió el informe como “severo pero justo”, resaltando su diagnóstico sobre los desafíos que enfrenta Europa en la actualidad. Las propuestas de Draghi incitan a un aumento significativo en la inversión industrial y la innovación, considerados cruciales para que Europa mantenga su competitividad frente a economías como la de Estados Unidos y China. Desde su cargo, Lagarde ha expresado su admiración por el informe de Draghi, señalando que las reformas sugeridas podrían tener un impacto significativo en la capacidad del BCE para alcanzar sus metas de política monetaria. La presidenta destacó la importancia de aumentar la productividad, profundizar los mercados de capital y mejorar la financiación para la innovación como resultados clave que podrían beneficiar al banco central. A medida que la Eurozona navega por estas aguas inciertas, el BCE tiene la ardua tarea de equilibrar las presiones inflacionarias con la necesidad de fomentar el crecimiento.