Bitcoin y oro pueden estar percibiendo la devaluación monetaria mientras se acercan a máximos históricos En un momento crítico para las finanzas globales, Bitcoin y el oro han logrado captar la atención de inversores y analistas por igual. Ambos activos han mostrado un desempeño excepcional en el mercado, y recientes reportes sugieren que sus movimientos podrían estar asociados con tendencias más amplias de liquidez e inestabilidad económica. Este fenómeno está llevando a atrevidos pronósticos sobre su futuro. Recientemente, el precio de Bitcoin ha experimentado un aumento del 7% en los últimos cinco días, rompiendo la barrera de los $64,000 por primera vez en septiembre. Por su parte, el oro ha alcanzado cifras récord, superando los $2,600 la onza, un logro notable en un año donde ya ha batido récords más de 30 veces.
Estos ascensos simultáneos marcan un hito en la historia financiera, ya que es la primera vez en más de una década que tanto Bitcoin como el oro se posicionan como los activos más destacados del año. La tendencia al alza de estos activos parece ser un reflejo de la creciente liquidez global. Las políticas expansivas de los bancos centrales, junto con la reciente decisión de la Reserva Federal de recortar las tasas de interés en 50 puntos básicos, han fomentado una mayor inversión en activos considerados refugios seguros. La expansión de los balances de los bancos centrales ha creado un entorno propicio para que los activos como el oro y Bitcoin se valoren más. Históricamente, el oro ha sido visto como una protección contra la devaluación monetaria y la incertidumbre global, y una vez más está desempeñando este papel en medio de las condiciones económicas actuales.
Desde que comenzó su rally en 2020, tras la desestabilización provocada por la pandemia de COVID-19, el oro ha visto un aumento acumulado del 27% hasta la fecha, superando el rendimiento del 25% que tuvo en 2020. La última vez que logró un rendimiento mejor fue en 2007. Así, el oro y Bitcoin parecen estar marcando un mismo compás. A pesar de que Bitcoin se ha ganado su lugar en el mundo financiero más recientemente, desde su aparición en 2009, ha comenzado a seguir patrones más cercanos a los del oro, cada vez más solicitados como refugios frente a la devaluación monetaria. Este fenómeno se ha evidenciado en cómo ambos activos han reaccionado a las políticas de la Reserva Federal y a los movimientos de liquidez en el mercado.
El análisis de la métrica de liquidez neta de la Reserva Federal, que mide la disponibilidad de capital en el sistema financiero, revela que el precio de Bitcoin tiende a seguir las tendencias de liquidez. Al final de 2022, tanto Bitcoin como la liquidez de la Fed alcanzaron mínimos históricos, coincidiendo con el colapso de FTX, la ahora infame plataforma de intercambio de criptomonedas. Desde ese momento, Bitcoin ha ido en ascenso, impulsado por el aumento en la liquidez neta, que ahora supera los $6 billones. El balance general de la Reserva Federal se sitúa actualmente en $7.1 billones.
Aunque la Fed sigue en un plan de reducción cuantitativa, la velocidad del mismo ha disminuido. El colapso del Silicon Valley Bank en marzo de 2023 provocó una reducción de $1.6 billones en su balance, llevando las cifras a niveles que se vieron durante las fases iniciales de flexibilización cuantitativa al inicio de la pandemia. Como consecuencia, la disminución de balances de repos inversos, que ahora se sitúan ligeramente por encima de los $300 mil millones, está liberando liquidez al sistema financiero, lo que estimula el crecimiento económico y la inversión. La combinación de estas dinámicas ha llevado a un análisis más profundo acerca de cómo ambos activos reaccionan a la macroeconomía.
La tendencia global de aumento en los balances de los 15 bancos centrales más grandes del mundo también se acerca a $31 billones, destacando un entorno financiero atractivo para aquellos activos que sirven como refugio en tiempos de incertidumbre. Con Bitcoin apuntando a superar su máximo histórico anterior, muchos observadores se preguntan si este activo está jugando a la "caza del tiempo perdido" respecto al oro, y si continuará su ascenso en los próximos meses. Los entusiastas de las criptomonedas ven en Bitcoin no sólo una moneda digital, sino también una forma moderna de "oro digital", capaz de resistir la debilidad de los sistemas monetarios tradicionales. Esta percepción está fundamentada en la oferta limitada de Bitcoin, que se reduce cada cuatro años mediante un proceso conocido como halving, lo que restringe la cantidad total de monedas en circulación a 21 millones. Esto, en teoría, coloca a Bitcoin en una posición privilegiada para servir como un refugio seguro en un entorno de creciente inflación y devaluación de monedas fiat.
Sin embargo, no todo es positivo. A medida que Bitcoin y el oro siguen sus ascensos, también se acumulan los riesgos. Las constantes fluctuaciones en el precio de Bitcoin, impulsadas por especulaciones en el mercado y la regulación incipiente de las criptomonedas, generan un entorno de volatilidad que puede ser preocupante para inversores más conservadores. Los analistas advierten que, aunque el crecimiento actual es notable, es importante mantener una perspectiva cautelosa sobre las posibles correcciones a corto plazo. La historia del oro, por otro lado, ha demostrado ser más estable, aunque también enfrenta desafíos en un mundo cada vez más digital.