Las familias adineradas se muestran cada vez más optimistas sobre los activos de riesgo, según una encuesta realizada por Citigroup. Este cambio en la percepción de la inversión refleja no solo una confianza renovada en el mercado sino también un reajuste en las estrategias financieras de estas familias, que están cada vez más dispuestas a reducir sus posiciones en efectivo y a explorar inversiones más arriesgadas. La encuesta, que abarcó a 338 oficinas familiares, reveló que un notable 97% de los encuestados espera obtener rendimientos positivos de sus inversiones en el próximo año, un aumento respecto al 95% del año pasado. Hannes Hofmann, jefe del grupo global de oficinas familiares de Citi, destacó que "los inversores son muy optimistas", añadiendo que el tipo de riesgos que están dispuestos a asumir se refleja en sus decisiones de inversión. Este optimismo se traduce en un aumento de las inversiones directas en empresas durante las rondas iniciales de financiamiento, lo que representa una mayor disposición a asumir riesgos comparado con las rondas posteriores, que son consideradas menos arriesgadas.
Entre las tendencias más destacados, se observa un incremento significativo en las inversiones en capital de crecimiento y capital de riesgo, que constituyen una parte importante de las asignaciones de las oficinas familiares en fondos de capital privado. Este cambio no es trivial; implica que estas familias están buscando activamente oportunidades que pueden ofrecerles rendimientos más altos, a pesar de la incertidumbre económica que aún prevalece en muchos rincones del mundo. Uno de los aspectos más llamativos de la encuesta es que, mientras las familias adineradas se aventuran en activos más riesgosos, hay un cambio en sus principales preocupaciones. Durante años, la inflación ha sido la principal preocupación de los inversores, pero para más de la mitad de los encuestados, el camino de las tasas de interés se ha convertido en la mayor inquietud, superando a la inflación por primera vez desde 2021. Este cambio refleja una nueva realidad económica donde los tipos de interés pueden experimentar ajustes significativos, lo que necesariamente impactaría el rendimiento de varios tipos de activos.
A pesar de estas preocupaciones, la mayoría de los encuestados sigue demostrando optimismo. Más de tres cuartas partes de los inversores encuestados informaron haber ganado dinero el año pasado. Solo el 12% reportó pérdidas, mientras que un 10% señaló que sus carteras se mantuvieron planas. Este entorno de ganancias ha motivado a las familias a revisar sus estrategias, adoptando un enfoque más agresivo en su búsqueda de rendimientos. El impulso hacia activos de mayor riesgo se acompaña de un notable descenso en las posiciones de efectivo.
Los encuestados indicaron que han estado reduciendo sus reservas en efectivo y aumentando sus inversiones en activos en crecimiento. La búsqueda de mayores rendimientos ha llevado a un 49% de los encuestados a aumentar sus asignaciones en inversiones de renta fija, un 43% a incrementar sus posiciones en acciones y un 42% a añadir capital privado a sus carteras. Una de las áreas en las que los inversores han mostrado un interés creciente es la inteligencia artificial generativa. Más de la mitad de las familias encuestadas realizan inversiones en este campo emergente, aunque menos del 15% ha comenzado a implementar la inteligencia artificial en sus propias operaciones. Hofmann señala que "los inversores saben que será importante, pero no están seguros de cómo usarla con fines de inversión propios”.
Esto sugiere que, aunque hay un reconocimiento del potencial de la inteligencia artificial, todavía queda un largo camino por recorrer antes de que se integre completamente en las estrategias de inversión individuales. El panorama actual de inversión refleja no solo un ciclo de optimismo, sino también una adaptación crucial a las nuevas realidades del mercado. Las familias ricas están cada vez más dispuestas a hacer frente a la volatilidad en busca de ventajas competitivas. Mientras que anteriormente había una aversión al riesgo más pronunciada, especialmente en tiempos de incertidumbre económica, ahora se observa un giro hacia la toma de riesgos calculados, impulsada por un contexto del mercado que ha proporcionado oportunidades significativas. Es interesante observar cómo este cambio de mentalidad puede influir en el futuro de las inversiones.
A medida que más familias adineradas se mueven hacia activos de riesgo, estas decisiones pueden tener un efecto dominó en los mercados, impulsando flujos de capital hacia sectores específicos, como la tecnología y el capital privado. Esto, a su vez, podría intensificar la competencia en esos sectores y generar un ciclo en el que se fomente aún más la innovación y el crecimiento. Sin embargo, este nuevo enfoque hacia el crecimiento y el riesgo no está exento de desafíos. La incertidumbre económica y los posibles cambios en la política monetaria global plantean riesgos que no pueden ser ignorados. Por lo tanto, a pesar de la creciente confianza en el mercado, los inversores deben continuar siendo cautelosos y considerar cuidadosamente sus decisiones de inversión.