En los últimos años, el auge de los criptoactivos y los tokens no fungibles, más conocidos como NFTs, ha revolucionado la manera en que las marcas se relacionan con los consumidores, ofreciendo nuevas formas de inversión y apoyo a proyectos creativos. Sin embargo, este crecimiento acelerado también ha traído consigo múltiples riesgos legales y financieros, como lo evidencia la reciente demanda colectiva presentada contra la gigante multinacional Nike, relacionada con una supuesta estafa vinculada a NFTs. Aunque la historia cuenta con múltiples matices, este caso refleja las complejidades que enfrentan empresas y consumidores en el ámbito emergente de los activos digitales, así como el desafío que representa su regulación legal. En enero de 2022, Nike, tras adquirir la subsidiaria RTFKT especializada en activos digitales vinculados al mundo del calzado y la moda, lanzó una colección exclusiva de NFTs bautizada como Dunk Genesis CryptoKick. Esta iniciativa pretendía fusionar el prestigio de la marca deportiva con las tendencias del universo cripto, brindando a un reducido grupo de compradores la oportunidad de obtener activos digitales representativos de zapatillas deportivas en formato blockchain.
Lo que inicialmente fue recibido con entusiasmo se tornó en decepción y preocupación cuando RTFKT fue cerrada abruptamente, dejando a los compradores con tokens que, según argumentan, carecen de valor real. Los demandantes han acusado a Nike de promover fraudulentamente estas ofertas digitales, alegando que fueron engañados para invertir en un producto sin las garantías adecuadas y que representa valores no registrados. En particular, una parte central de la denuncia se refiere a la acusación de que los NFTs vendidos no solo fueron mercadeados bajo una falsa apariencia, sino que además constituían valores financieros no registrados, contraviniendo las leyes de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC). Esto resalta una recurrente y aún no totalmente resuelta cuestión: si los NFTs y otros criptoactivos pueden o deben clasificarse y regularse como valores dentro de la legislación vigente. Los expertos en activos digitales consultados para esta demanda han señalado que las posiciones fluctuantes y cambiante regulación por parte de la SEC respecto a la definición de “valor” han complicado el ámbito jurídico para las empresas que incursionan en el espacio cripto.
Según Nicolle Lafosse, abogada especializada en activos digitales del reconocido despacho Diaz Reus, la demanda contra Nike cobra un matiz distinto dado que se inició en un momento donde las políticas y criterios regulatorios aún estaban en transformación, reduciendo la certeza jurídica y afectando la efectividad de posibles acciones legale. La defensa de Nike podría argumentar que la naturaleza innovadora y experimental de las NFTs dificulta su categorización bajo estándares regulatorios tradicionales. Por otro lado, los demandantes apelan también a las leyes estatales de protección al consumidor para sostener sus reclamaciones, un camino legal que ha cobrado cada vez más fuerza en Estados Unidos para enfrentar pérdidas relacionadas con criptoactivos, especialmente en contextos donde la regulación federal permanece incierta o insuficiente. Este fenómeno indica un cambio estratégico en los litigios de criptomonedas y activos digitales, en donde los afectados buscan mecanismos alternativos para lograr reparaciones legales, evitando la complejidad de las disputas bajo la ley federal de valores. La denuncia contra Nike también refleja un fenómeno del mercado digital conocido como “rug pull”, una práctica fraudulenta en la que desarrolladores o empresas atraen inversores mediante promesas de alto valor, para luego abandonar abruptamente el proyecto, dejando a los compradores con activos prácticamente sin valor.
Si bien este tipo de prácticas se había asociado tradicionalmente a pequeños proyectos cripto independientes, la demanda contra una marca global como Nike marca un precedente de que incluso compañías establecidas y con amplio reconocimiento pueden enfrentar riesgos legales por su ingreso al mercado digital sin controles adecuados. Este litigio resuena en un momento crucial para la industria cripto y NFT, donde la combinación de innovación tecnológica y falta de regulación precisa genera un caldo de cultivo para disputas legales y tensiones entre consumidores y empresas. Para las grandes marcas, las lecciones que ofrece esta demanda son claras: la necesidad de transparencia, cumplimiento regulatorio riguroso y estrategias claras para proteger a sus usuarios e inversionistas en activos digitales. Más allá del caso específico de Nike, esta situación pone sobre la mesa la urgencia de crear un marco legal más definido para los NFTs y criptoactivos. Los operadores del mercado, reguladores y legisladores deberán colaborar para establecer normativas que balanceen la innovación tecnológica con la protección al consumidor, asegurando confianza y estabilidad en este emergente ecosistema.
Asimismo, para los compradores e inversores en NFTs, el caso ejemplifica la importancia de contar con información completa, asesoramiento legal adecuado y comprensión profunda de los riesgos asociados antes de participar en la adquisición de activos digitales. La volatilidad, la incertidumbre normativa y la distinta naturaleza de estos activos frente a los productos financieros tradicionales hacen imprescindible un enfoque cuidadoso y crítico. La demanda colectiva contra Nike, aunque todavía pendiente de resolución, sin duda marcará un precedente en el tratamiento jurídico de las NFTs y la responsabilidad empresarial en este campo. Mientras se desarrollan los procesos judiciales y los debates regulatorios continúan, la industria del cripto y la amplia comunidad digital observan con atención este episodio que podría influir en el futuro de los activos digitales y su interacción con las leyes corporativas y financieras. En definitiva, la incursión de Nike en el mundo de los NFTs, que inicialmente prometía innovación y exclusividad para sus clientes, ha derivado en una compleja disputa legal que invita a reflexionar sobre los riesgos y desafíos que implica la convergencia entre marcas tradicionales y nuevas tecnologías blockchain.
La resolución de este conflicto legal puede sentar bases importantes para cómo se diseñan, comercializan y regulan los activos digitales en el futuro próximo, marcando un hito para la industria global de criptoactivos y la protección al consumidor en el ámbito digital.