La inteligencia artificial (IA) está marcando un hito en varias industrias, y el sector energético no es una excepción. Según un reciente informe de Goldman Sachs, se prevé que la IA tenga un impacto significativo en los precios del petróleo en la próxima década, posiblemente de forma negativa. Este artículo explora cómo la IA podría afectar la producción y los costos del petróleo, así como las repercusiones para los mercados y los países productores. Goldman Sachs ha señalado que la adopción de tecnologías de IA en la industria del petróleo puede lograr eficiencias considerables en la producción y en la logística. La mejora en la gestión de recursos y la optimización de procesos son solo algunas de las ventajas que la IA puede ofrecer.
Por ejemplo, la firma estima que los costos de perforación de un nuevo pozo de esquisto podrían reducirse hasta en un 30% gracias a la implementación de estas tecnologías. Esto no solo aumentaría la rentabilidad de las operaciones, sino que también incentivaría a más compañías a invertir en exploración y producción, lo que podría aumentar la oferta de petróleo en el mercado. El informe indica que una de las maneras en que la IA podría afectar el precio del petróleo es mediante la reducción de los costos de operación. Al mejorar la logística—desde el transporte hasta la extracción de petróleo—y al aumentar la eficiencia en la administración de recursos, las compañías petroleras podrían ver una disminución en sus costos de producción. Goldman Sachs sugiere que esta disminución podría llevar a una caída en el precio de equilibrio del petróleo, reduciendo el precio marginal en unos cinco dólares por barril.
Esta cifra es notable, especialmente en un mercado que ya ha mostrado una gran volatilidad en los últimos años. Sin embargo, a pesar de los beneficios que la IA puede aportar a la producción, la demanda de petróleo podría no experimentar un aumento tan significativo como se podría esperar. Goldman prevé que los efectos positivos sobre la demanda de petróleo derivados de la IA serán modestos en comparación con el impacto que se espera en otros sectores, como el de la energía eléctrica y el gas natural. Así, se estima que cualquier aumento en la demanda de petróleo podría ser solo de unos dos dólares por barril, lo que en última instancia no compensaría la caída del precio impulsada por la reducción de costos. Este escenario plantea preguntas sobre el futuro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEC+) y la viabilidad económica de muchos productores de petróleo.
La caída de los precios podría impactar negativamente los ingresos de muchos de estos países, que dependen en gran medida de los ingresos por exportaciones de petróleo. Algunos de estos países podrían estar en una posición difícil para manejar sus presupuestos nacionales y financiar proyectos de infraestructura esenciales. A medida que la IA siga transformando la industria, los efectos en el mercado global de petróleo podrían ser profundos. La creciente eficiencia tecnológica también podría abrir el camino para que más empresas entren en el espacio, lo que aumentaría la competencia y podría llevar a una guerra de precios en el sector. Este aumento de la competencia podría beneficiar a los consumidores a corto plazo al reducir los precios, pero a largo plazo, los efectos podrían ser complicados, especialmente para las economías que dependen del petróleo.
Además, la introducción de la IA en la extracción de petróleo podría contribuir a un cambio en la forma en que se gestionan los recursos a nivel mundial. A medida que los avances en tecnología de IA permiten la exploración y extracción más eficientes de petróleo, algunos expertos sugieren que podría llevar a un aumento en la producción de crudo de esquisto en Estados Unidos. Esto podría disminuir la dependencia de otras fuentes de petróleo, alterando el equilibrio del mercado global de energía. El informe de Goldman Sachs también menciona que una mejora del 10% a 20% en los factores de recuperación de los pozos de esquisto podría ampliar los reservorios de petróleo en Estados Unidos entre un 8% y un 20% adicionales, lo que equivale a entre 10 y 30 mil millones de barriles. Tal expansión en las reservas podría tener efectos significativos no solo en los precios del petróleo, sino también en la geopolítica global, ya que los cambios en las dinámicas de oferta y demanda podrían modificar las alianzas tradicionales entre las naciones productoras y consumidoras de petróleo.
Sin embargo, a pesar de la promesa que la IA presenta para el sector energético, también es importante considerar las implicaciones ambientales de un aumento en la producción de petróleo. La demanda global de energías renovables sigue en aumento, y muchas naciones están esforzándose por reducir sus huellas de carbono. Así, el incremento en la oferta de petróleo podría ser visto como contraproducente para los esfuerzos del mundo por enfrentar el cambio climático. A medida que las tecnologías limpias continúan evolucionando, la necesidad de petróleo podría decrecer, lo que a su vez afectaría los precios a mediano y largo plazo. En conclusión, la inteligencia artificial tiene el potencial de transformar la industria petrolera tal como la conocemos.