El aprendizaje de las matemáticas en las escuelas de Nueva York está atravesando una transformación significativa. Con la implementación de nuevos currículos en los grados intermedios, especialmente en sexto grado, las autoridades educativas pretenden fomentar habilidades de pensamiento crítico a través de problemas prácticos y cotidianos. Esta iniciativa busca que los estudiantes desarrollen una comprensión profunda de los conceptos matemáticos, trascendiendo la mera memorización y repetición de fórmulas. Sin embargo, este cambio también ha generado opiniones divididas entre docentes, padres y alumnos, quienes enfrentan la adaptación a este nuevo paradigma educativo. Tradicionalmente, la enseñanza de matemáticas se centraba en el aprendizaje mecánico: realizar ejercicios similares una y otra vez hasta dominar los procedimientos.
No obstante, la nueva metodología promueve lo que se conoce como "lucha productiva" o "productive struggle", un enfoque que invita a los estudiantes a enfrentar problemas complejos sin una guía directa, con el objetivo de que puedan desarrollar sus propias estrategias para resolverlos. Según Melissa Aviles-Ramos, canciller escolar, el objetivo principal es que los niños no solo realicen operaciones matemáticas, sino que comprendan el razonamiento detrás de cada paso, fomentando así un pensamiento más analítico y crítico. Uno de los ejemplos emblemáticos de este nuevo currículo son los ejercicios basados en recetas, donde los estudiantes deben aplicar conceptos de proporciones y fracciones en escenarios reales como cocinar galletas o preparar mezclas. Estas actividades invitan a los alumnos a contar, comparar y escalar ingredientes, lo que incrementa la conexión de las matemáticas con situaciones tangibles del día a día. Este enfoque resulta particularmente innovador, ya que combina la teoría con la práctica, dando un contexto útil y familiar a los jóvenes.
Sin embargo, este método presenta ciertos desafíos. Gary Rubinstein, un profesor de matemáticas en Stuyvesant High School que también es conocido por sus blogs sobre educación matemática, ha señalado que aunque la idea de usar recetas para motivar el aprendizaje es valiosa, los estudiantes podrían sentirse abrumados si los problemas no se desglosan en pasos más sencillos. La transición directa hacia preguntas más complejas sin un apoyo gradual puede generar frustración, especialmente en quienes aún están desarrollando habilidades básicas. Esta preocupación no es menor en un sistema escolar tan diverso como el de Nueva York, donde hay estudiantes con diferentes niveles de preparación y estilos de aprendizaje. Los docentes han expresado que aunque las actividades exploratorias y basadas en proyectos pueden resultar emocionantes para algunos alumnos, otros podrían necesitar mayor estructura y acompañamiento para no perder el ritmo o la confianza en sí mismos.
La llamada "escalada" o "scaffolding" en la enseñanza busca precisamente ofrecer esa ayuda gradual para que todos los estudiantes puedan alcanzar el objetivo sin sentirse desbordados. La implementación de estos nuevos currículos también forma parte de una estrategia más amplia para mejorar los índices de competencia matemática en la ciudad. Actualmente, aproximadamente solo la mitad de los estudiantes de las escuelas intermedias logra alcanzar el nivel esperado en los exámenes estatales. Esto ha motivado a las autoridades educativas, junto con el alcalde Eric Adams, a expandir estos programas a cientos de escuelas, con la esperanza de que la experiencia práctica y el enfoque en el razonamiento logren mejores resultados a largo plazo. Para la selección de materiales, las escuelas pueden elegir entre tres currículos principales: Illustrative Math, Amplify Desmos y i-Ready.
Cada uno tiene sus propias características, pero comparten la filosofía de incentivar a los estudiantes a descubrir patrones y relaciones matemáticas por sí mismos en lugar de simplemente seguir instrucciones predefinidas. No obstante, esta transición no ha estado exenta de críticas. Por un lado, algunos educadores y líderes sindicales han señalado que en niveles superiores, como en los cursos de Álgebra 1, la rapidez con que se avanza y la falta de material complementario han provocado que muchos alumnos queden rezagados. Existe la preocupación de que estas dificultades puedan trasladarse al nivel intermedio si no se ajusta la metodología y el ritmo a las necesidades reales de los estudiantes. Ante estas advertencias, las autoridades han expresado su compromiso para adaptar los planes de estudio y proveer materiales suplementarios que faciliten el aprendizaje.
La intención es equilibrar la ambición de un currículo innovador con las exigencias prácticas de los diferentes niveles de habilidad y antecedentes de los alumnos. Somos testigos, así, de un esfuerzo por lograr un equilibrio entre la exploración matemática y el soporte necesario para evitar la desmotivación. La transformación en la enseñanza de matemáticas representa un cambio generacional en cómo se aborda la educación en esta área fundamental. Padres, docentes y alumnos están aprendiendo conjuntamente a navegar por este nuevo territorio donde la resolución de problemas exige creatividad, análisis y paciencia. En particular, las actividades vinculadas a problemas de la vida real, como los que involucren recetas y proporciones, son una ventana para que los estudiantes entiendan la utilidad de las matemáticas más allá del aula.