En un contexto global marcado por la incertidumbre comercial y geopolítica, Maersk, una de las mayores compañías de transporte marítimo de contenedores del mundo, ha anunciado una revisión significativa en sus expectativas para el año 2025. La multinacional ha corregido a la baja su pronóstico de crecimiento en el volumen de contenedores a nivel mundial, citando principalmente la fuerte disminución en la capacidad y los envíos desde China, elemento clave en el comercio internacional. Esta nueva visión refleja no solo una tendencia preocupante para la industria marítima, sino también una señal clara de los desafíos estructurales que enfrenta el comercio global en el marco de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. En su comunicado, Maersk indicó que la proyección inicial de un crecimiento del volumen global de contenedores del 4% para 2025 podría alcanzar ahora una contracción de hasta el 1%. Esta revisión a la baja se atribuye principalmente a las tarifas impuestas por Estados Unidos a varios socios comerciales y a las políticas restrictivas derivadas de la guerra comercial con China, que han provocado una reducción significativa en las importaciones desde el gigante asiático hacia Estados Unidos.
Esta coyuntura ha generado que el mercado contemple una menor demanda, dificultad en la reposición de inventarios y un replanteamiento de las cadenas de suministro global. Los datos reportados por Maersk muestran una caída dramática en los volúmenes de la ruta comercial China-Estados Unidos, con un descenso estimado de entre el 30% y 40% en el mes de abril. Esta caída no solo afecta a Maersk, sino que otras compañías asociadas, como Hapag-Lloyd, han confirmado que sus clientes han cancelado alrededor del 30% de los envíos hacia el mismo destino. La importancia de esta ruta radica en que representa aproximadamente el 5% del volumen total de Maersk, y pese a su reducción significativa, la demanda en otras rutas internacionales mantiene un comportamiento estable. Vincent Clerc, CEO de A.
P. Moller-Maersk, ha enfatizado que la capacidad de producción y exportación que ofrece China es difícil de sustituir en otros países debido a la escala y especialización que ha alcanzado la cadena logística y manufacturera china a lo largo de las últimas décadas. Según Clerc, los importadores estadounidenses enfrentan una limitada disponibilidad de productos alternativos en términos de variedad y volumen, lo que hace que una reducción prolongada de las importaciones chinas pueda generar efectos económicos negativos en diversos sectores. Además de la tensión comercial, Maersk ha señalado otros factores que influyen en su perspectiva, como el impacto en la capacidad de transporte marítimo debido a crisis geopolíticas como la que afecta la región del Mar Rojo. Este conflicto ha causado interrupciones en rutas clave, afectando la disponibilidad de espacio en los buques y generando desequilibrios entre oferta y demanda de espacio en la flota global, lo que podría afectar los márgenes de rentabilidad y el costo del transporte.
A pesar de estos retos, Maersk ha asegurado que mantiene sus previsiones de beneficios para todo el año, con una estimación de ganancias antes de intereses e impuestos (EBIT) entre 0 y 3 mil millones de dólares. Este rango refleja una cautela en torno a la evolución del mercado y la incorporación de nuevos buques que incrementan la capacidad de transporte, situación que en un mercado con menor demanda puede derivar en una presión a la baja sobre las tarifas. El comportamiento observado en los puertos de la costa oeste de Estados Unidos, donde se reflejó una caída sustancial en las reservas de importación provenientes de China, evidencia el impacto tangible que tiene la guerra comercial sobre la logística y distribución de mercancías. Este fenómeno invita a replantear las estrategias de suministro, con una tendencia creciente hacia la diversificación de proveedores y una mayor valoración de las fuentes locales o regionales. No obstante, el desafío no radica únicamente en encontrar proveedores alternativos, sino en la imposibilidad de reemplazar de manera instantánea la capacidad y el volumen que ofrece China.
La infraestructura productiva china, su especialización en manufactura, su red logística y sus economías de escala representan ventajas competitivas que otros países aún no pueden replicar a corto plazo. El llamado del CEO de Maersk es claro: si no se logran acuerdos de comercio más estables y menos restrictivos antes del verano, las consecuencias negativas se volverán más evidentes en todos los sectores y mercados. Las limitaciones en la disponibilidad de ciertos productos y componentes esenciales podrían afectar la producción, el consumo y, a largo plazo, el crecimiento económico. Este escenario también plantea importantes interrogantes sobre el futuro del comercio mundial y la dependencia de las cadenas globales. Mientras algunos países buscan incrementar la producción local para reducir vulnerabilidades, otros exploran nuevas rutas y alianzas comerciales para compensar la caída del volumen de mercancías provenientes de China.
Sin embargo, el proceso será largo y costoso. El ajuste en la proyección de Maersk pone de manifiesto la fragilidad de los sistemas comerciales frente a la volatilidad política y las disputas comerciales. Al ser una de las principales matrices de análisis del transporte marítimo global, su reporte puede anticipar tendencias que afectarán no solo a las navieras, sino también a la industria manufacturera, los minoristas y los consumidores finales. En conclusión, la reducción del pronóstico de Maersk para 2025 refleja un mercado mundial que enfrenta importantes desafíos derivados de las políticas proteccionistas y los conflictos internacionales. La dependencia de la capacidad productiva china sigue siendo un factor crítico, y la falta de alternativas viables amenaza con ralentizar el crecimiento del comercio global.
Este contexto obliga a los actores del sector a buscar estrategias innovadoras de adaptación, incluyendo la diversificación de proveedores, la optimización logística y la búsqueda de mayores acuerdos comerciales para asegurar la fluidez del intercambio a nivel mundial.