El panorama regulatorio de las criptomonedas en Estados Unidos ha experimentado transformaciones notables desde la llegada de Donald Trump a la presidencia. Este cambio se ha reflejado particularmente en la relación entre el regulador estadounidense, la Comisión de Bolsa y Valores (SEC), y las principales plataformas de intercambio y servicios asociados con activos digitales. Un ejemplo representativo es la demanda que la SEC presentó contra Gemini Trust Co., la casa de cambio fundada por los hermanos Winklevoss, por su programa de préstamos denominado Gemini Earn. En 2023, la SEC acusó a Gemini de no registrar adecuadamente este programa de préstamos de criptomonedas, el cual permitía a los usuarios prestar sus activos digitales, como Bitcoin, a terceros, fundamentales para recibir pagos de intereses.
Este modelo implicaba que los clientes de Gemini podían obtener rendimientos a través del préstamo de sus activos, mientras que la plataforma recibía una comisión que alcanzaba hasta el 4.29%. Sin embargo, el punto crítico en la acusación legal radica en la supuesta omisión de cumplir con los requisitos de registro y divulgación necesarios para proteger a los inversionistas. La demanda se presenta en el contexto de la quiebra de Genesis Global Capital, la contraparte principal que recibía estos préstamos de criptomonedas. Genesis detuvo los retiros en noviembre de 2022, el mismo mes en que colapsó la plataforma de intercambio FTX, causando un fuerte impacto en el mercado cripto.
Dos meses después, Genesis se declaró en bancarrota, con activos valorados en aproximadamente 900 millones de dólares que pertenecían a cerca de 340,000 clientes del programa Gemini Earn. El conflicto ha generado un llamado a la reflexión sobre los límites de la regulación en un sector tan dinámico y volátil como el de los activos digitales. A pesar de las acusaciones, Gemini ha mantenido su postura de no haber incurrido en ninguna irregularidad, defendiendo la transparencia y legitimidad de sus operaciones. Por otro lado, Genesis decidió llegar a un acuerdo en marzo de 2024, aceptando pagar una multa de 21 millones de dólares sin admitir culpa alguna, mientras continúa en proceso de resolver sus problemas legales dentro del marco del capítulo 11 de bancarrota. Recientemente, tanto Gemini como la SEC solicitaron una pausa de 60 días en el litigio que sostienen, con el objetivo de explorar una posible resolución que podría incluir un acuerdo extrajudicial.
Mientras se desconocen los detalles específicos y las posibles condiciones que habrán de definir este proceso, esta iniciativa indica un interés mutuo en evitar un enfrentamiento prolongado en los tribunales y buscar alternativas que beneficien a las partes y a los inversionistas afectados. La evolución de este caso no debe entenderse sin considerar el efecto que la administración Trump ha tenido en la política regulatoria hacia las criptomonedas. A partir de enero de 2017, el SEC adoptó una postura más flexible y pragmática, lo que se tradujo en una reducción de las acciones legales contra firmas importantes del sector. Ejemplos notables de esta nueva estrategia incluyen la resolución de casos contra Coinbase y Kraken, dos gigantes del intercambio digital, así como un acuerdo con Ripple Labs, empresa reconocida por su token XRP y la disputa sobre la venta no registrada de valores. Este giro regulatorio ha sido bien recibido por muchos actores e inversores del mundo cripto, que vieron en la administración Trump una oportunidad para un ambiente más amigable y un marco menos restrictivo que facilite la innovación.
Parte de esta sintonía entre los actores del sector y la administración federal se ha traducido en apoyo político, como en el caso de los hermanos Winklevoss, cuya fortuna estimada supera los 3 mil millones de dólares y quienes han donado cifras equivalentes a los máximos permitidos para la campaña presidencial de Trump en 2024. Paralelamente a su contienda con la SEC, Gemini también ha buscado resolver cuestiones regulatorias a nivel estatal. Con los reguladores de Nueva York, la plataforma acordó una compensación que incluye la devolución de al menos 1.1 mil millones de dólares a sus clientes, mostrando una voluntad de reparar las consecuencias causadas por las turbulencias del sector y mantener la confianza en la seguridad de los servicios ofrecidos. Este panorama de ajustes, demandas y acuerdos destaca la complejidad inherente a la regulación de productos financieros innovadores como los servicios de préstamos en criptomonedas, donde convergen riesgos elevados, tecnología en evolución y la necesidad de protección al consumidor.
La actuación del SEC, desde un enfoque menos agresivo y orientado hacia la negociación, puede ser interpretada como un intento por balancear la seguridad jurídica con el fomento al desarrollo tecnológico y la competitividad del mercado estadounidense. Adicionalmente, la historia reciente del mercado cripto ha demostrado la estrecha relación entre la regulación, la innovación financiera y las expectativas de los inversores. Tras el colapso de FTX y el impacto en varias entidades, la supervisión efectiva se ha convertido en una prioridad para restaurar la confianza y evitar crisis similares. La manera en que se resuelva el caso Gemini podría marcar un precedente para futuras iniciativas regulatorias y el diseño de productos financieros basados en activos digitales. Asimismo, la intersección entre regulación federal y estatal añade una capa más de complejidad, pues las empresas deben navegar marcos normativos distintos que pueden influir en sus estrategias y operaciones.
Este aspecto pone en evidencia la necesidad de un diálogo continuado entre reguladores, empresas y usuarios para lograr un entorno que propicie la innovación sin sacrificar la transparencia y la seguridad. En medio de este escenario, la industria cripto observa con atención cómo se gestiona la transición entre políticas regulatorias contradictorias y las repercusiones que estos cambios tienen en la viabilidad de modelos de negocio únicos y la protección de los inversionistas. La capacidad para alcanzar acuerdos y resolver litigios de manera eficiente es clave para la estabilización y el crecimiento del sector. En conclusión, el caso de la SEC contra Gemini ejemplifica un momento de inflexión en la historia regulatoria de las criptomonedas en Estados Unidos. El ajuste en el enfoque supervisivo durante la era Trump, con un giro hacia acuerdos y soluciones negociadas, representa un claro contraste con períodos anteriores más duros.
A medida que las partes buscan una posible conciliación, la industria globalmente está atenta a las señales que envíe esta resolución, las cuales definirán el rumbo de la regulación cripto y el equilibrio entre innovación y seguridad para los próximos años.