El Salvador, un país que se destacó a nivel mundial al convertirse en el primer estado en adoptar el bitcoin como moneda de curso legal en 2021, se encuentra ahora en una encrucijada que podría marcar el final de una era ambiciosa en la que la criptomoneda desempeñaba un papel central en su economía. Recientemente, las autoridades salvadoreñas, bajo el liderazgo del presidente Nayib Bukele, anunciaron que el gobierno planea privatizar o cerrar “Chivo”, la billetera digital creada específicamente para facilitar las transacciones en bitcoin entre sus ciudadanos. La noticia llega en un momento crítico para el país, justo después de que El Salvador alcanzara un acuerdo de préstamo de 1.4 mil millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Este acuerdo aborda la controvertida adopción de bitcoin y, en sus términos, establece que la aceptación de la criptomoneda por parte del sector privado será voluntaria, lo que indica un cambio significativo en la política monetaria de la nación.
Chivo, lanzada en septiembre de 2021, fue parte de una estrategia diseñada por Bukele para revitalizar una economía que ha dependido históricamente de las remesas y el dólar estadounidense. A pesar de estas intenciones, los informes recientes sugieren que el uso de la billetera ha sido desalentador. Según una encuesta de la Universidad Centroamericana, aproximadamente el 88% de los salvadoreños no utilizó bitcoin en 2023. Esto plantea interrogantes sobre el impacto real de la política de bitcoin en la vida cotidiana de los salvadoreños y la eficacia de Chivo como herramienta financiera. Stacy Herbert, directora de la Oficina Nacional de Bitcoin de El Salvador, fue la encargada de comunicar la decisión del gobierno a través de las redes sociales.
Aunque no proporcionó datos específicos sobre el número de usuarios de Chivo, su declaración deja claro que el futuro de la billetera digital está en la cuerda floja. “El Salvador continuará comprando bitcoin, posiblemente a un ritmo acelerado, para su Reserva Estratégica de Bitcoin”, añadió Herbert, sugiriendo que el gobierno aún ve valor en poseer criptomonedas a pesar de los problemas que rodean a la billetera y su implementación. El anuncio también plantea la cuestión del legado de Bukele y su enfoque hacia la criptomoneda. En sus inicios, la adopción de bitcoin fue vista como una movida audaz, destinada a poner a El Salvador en el mapa financiero global y atraer inversiones. Sin embargo, el entusiasmo inicial ha dado paso a una creciente desconfianza y decepción entre la población, que no ha visto beneficios tangibles en su vida diaria.
En diciembre de 2024, Bukele, en un discurso, mencionó que la introducción de bitcoin había sido “la medida más impopular que este gobierno ha tomado”, lo que refleja un giro en la percepción pública. Además, el FMI ha indicado que los riesgos asociados con bitcoin están siendo mitigados, lo que significa que el gobierno deberá ajustar su enfoque para cumplir con las nuevas exigencias del organismo internacional. Esta evolución en la política monetaria podría marcar un cambio fundamental en la forma en que El Salvador conecta su economía con el mundo digital, y la caída o venta de Chivo podría ser solo el primer paso. Una de las razones del fracaso relativo de Chivo puede estar relacionada con la infraestructura tecnológica del país. A pesar de los esfuerzos del gobierno por promover la billetera, muchos salvadoreños no tienen acceso a dispositivos móviles o a una conexión a Internet confiable, lo que limita la capacidad de los ciudadanos para participar en una economía basada en criptomonedas.
Además, las preocupaciones sobre la seguridad y la volatilidad de bitcoin han llevado a muchos a mantener una distancia prudente de la criptomoneda. A medida que El Salvador se prepara para este posible cambio, se hace evidente que el camino hacia la adopción amplia de las criptomonedas sigue siendo complejo. La experiencia del país puede servir como un estudio de caso sobre las dificultades que enfrentan los gobiernos que intentan integrar activos digitales en sus economías. La historia de Chivo es un recordatorio de que, aunque la tecnología ofrece oportunidades emocionantes, también conlleva desafíos que pueden ser difíciles de superar. Mientras tanto, el debate sobre el futuro de Chivo y el uso general de bitcoin en El Salvador seguirá siendo relevante.
Algunos economistas y analistas han argumentado a favor de mantener la criptomoneda como parte de la economía nacional, sugiriendo que el país podría beneficiarse de ser un líder en el uso de tecnología blockchain y activos digitales. Sin embargo, otros advierten que los resultados hasta ahora no justifican la apuesta, y que el enfoque debe cambiar hacia soluciones más tradicionales y sostenibles. Al final del día, la decisión de privatizar o cerrar Chivo probablemente dependerá de una combinación de factores económicos, sociales y tecnológicos. El futuro de bitcoin en El Salvador continúa siendo incierto, y los ojos del mundo estarán puestos en cómo el gobierno maneja esta transición y qué pasos se tomarán para abordar las preocupaciones de la población. El destino de la billetera digital Chivo es un microcosmos de las esperanzas y preocupaciones que rodean a las criptomonedas en todo el mundo.
A medida que El Salvador navega por estas aguas inciertas, la experiencia del país puede ofrecer lecciones valiosas sobre el riesgo, la innovación y la necesidad de un enfoque equilibrado hacia las nuevas tecnologías financieras. En una era donde las criptomonedas están ganando terreno, el viaje de El Salvador servirá como un recordatorio de que el éxito no se mide solo por la adopción, sino también por la adaptación a las realidades locales y las necesidades de la población.