En un mundo donde la comunicación es clave, las personas autistas a menudo enfrentan desafíos únicos que pueden dificultar su interacción social. Aunque cada persona es diferente, existen algunos puntos que pueden ayudar a aquellos que no son autistas a entender mejor las experiencias y necesidades de sus interlocutores autistas. A continuación, exploramos diez aspectos que es fundamental considerar al hablar con personas autistas. Para empezar, es importante reconocer que, si bien el autismo se manifiesta de diferentes maneras, muchas personas comparten similitudes en los desafíos que enfrentan. Según los datos, aproximadamente una de cada cien personas en el Reino Unido tiene autismo, lo que afecta su percepción y manera de relacionarse con el mundo.
Esto puede hacer que conversar con otros resulte complicado, ya que lidiar con las interacciones sociales a menudo genera ansiedad. Las personas autistas pueden ser más ruidosas o, por el contrario, más tímidas, y algunos pueden necesitar comunicarse mediante gestos o símbolos. Por lo tanto, al hablar con alguien autista, es crucial recordar que la diversidad de manifestaciones del autismo implica una variedad de experiencias personales. Uno de los principales obstáculos que enfrentan las personas autistas es la dificultad para filtrar los ruidos de fondo. Mientras que las personas neurotípicas pueden concentrarse en la voz de su interlocutor, muchos autistas luchan por ignorar sonidos distractores, como tráfico o música.
Esto significa que escuchar y entender lo que se dice puede requerir un esfuerzo considerable, y pueden necesitar que se repita la información varias veces. Por ello, un ambiente tranquilo y sin distracciones es más propicio para facilitar la conversación. Otro aspecto importante es que las personas autistas pueden no captar las pistas sociales que otros consideran obvias. Por ejemplo, pueden no entender el tono de voz o las expresiones faciales que alteran el significado de las palabras. Esto a menudo conduce a una interpretación literal de lo que se dice, dificultando la comprensión de sarcasmos, metáforas o giros inesperados del lenguaje.
Aunque algunas personas autistas pueden aprender a reconocer estas sutilezas, no es una tarea sencilla. Por lo tanto, es fundamental ser claro y directo en la comunicación. El contexto juega un papel esencial en la comunicación efectiva con personas autistas. Por lo general, ofrecer información adicional puede ayudar a clarificar el mensaje. Por ejemplo, si uno ve un ave en la playa y dice: "¡Mira ese pájaro!", una persona autista podría no entender por qué eso es sorprendente.
Sin embargo, si se añade contexto diciendo: "Es raro ver un petirrojo en la playa", la persona autista podrá captar mejor la intención detrás del comentario. Además, es vital recordar que las personas autistas pueden tener dificultades para determinar cuándo es apropiado hablar. Dado que pueden no percibir adecuadamente la comunicación no verbal o el comportamiento de los demás, les puede costar trabajo saber cuándo entrar o salir de una conversación. Invitarles a compartir su opinión o hacer preguntas específicas puede ser de gran ayuda. La inclusión activa en las discusiones les permite sentirse más cómodos y valorados.
Puede que las personas autistas también presenten patrones de habla inusuales. Hablar puede ser un proceso reflexivo y complicado para ellos. Algunos pueden hablar lentamente, tartamudear o usar un tono monótono. Dado que estas variaciones pueden ser difíciles de entender para quienes son neurotípicos, es esencial brindar espacio y tiempo para que se expresen. Escuchar atentamente sin interrumpir permite que la comunicación fluya de manera más natural.
A menudo, las personas autistas parecen socializar con normalidad, pero en realidad, eso puede ser agotador. Muchos autistas con un alto nivel funcional han aprendido a imitar habilidades sociales básicas, lo que les permite interactuar en eventos sociales. Sin embargo, esta habilidad puede enmascarar la lucha interna que enfrentan. Por ello, en ocasiones prefieren comunicarse a través de texto, lo que les proporciona un alivio emocional y permite una mejor reflexión antes de responder. Otra consideración importante es que las personas autistas pueden expresar sus emociones de manera diferente.
En algunas ocasiones, las reacciones pueden no coincidir con las expectativas de quienes les rodean. Por ejemplo, un individuo autista puede sentirse ansioso en situaciones que, para otros, serían motivo de celebración. Esta discrepancia puede generar incomprensiones y malentendidos. Utilizar imágenes o realizar preguntas claras puede facilitar la interacción y ayudarles a expresar lo que sienten. Es común que las personas autistas repitan palabras o frases.
Esta repetición puede tener varias motivaciones. A veces, buscan confirmar que han sido escuchados, o pueden necesitar un poco de tiempo para procesar la información. En otras ocasiones, la repetición puede ser un indicador de ansiedad. Comprender este comportamiento puede minimizar las frustraciones tanto para la persona autista como para quienes conversan con ella. Por último, muchos autistas encuentran que la comunicación escrita es una forma menos estresante de interactuar.
Poder enviar un mensaje de texto o un correo electrónico les brinda tiempo para considerar su respuesta sin la presión de contestar en el momento. Esto a menudo les ayuda a entender mejor lo que la otra persona quiere transmitir, ya que se eliminan muchas de las señales sociales que pueden resultar abrumadoras en una conversación cara a cara. En conclusión, al comunicarse con una persona autista, es esencial recordar que cada individuo tiene su propia perspectiva del mundo. Comprender y aceptar que la experiencia de comunicación varía entre las personas puede mejorar significativamente las interacciones. La empatía, la paciencia y la claridad son aspectos clave que pueden ayudar a crear un ambiente de comunicación inclusivo y respetuoso.
Al final del día, todos compartimos la misma meta: conectarnos y comprendernos unos a otros en un mundo que, aunque diverso, puede ser extraordinariamente enriquecedor.