La industria del calzado global está experimentando cambios significativos debido a las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. Una de las empresas que ha tomado medidas decisivas ante este escenario es Steve Madden Ltd., conocida marca estadounidense de calzado y moda. Frente a la imposición de tarifas arancelarias anunciadas durante la administración del expresidente Donald J. Trump, Steve Madden ha optado por una reestructuración acelerada en su cadena de suministro, trasladando casi toda la producción de zapatos para la temporada de otoño de 2025 fuera de China.
Este cambio estratégico fue detallado recientemente por Edward Rosenfeld, presidente y CEO de Steve Madden, durante una conferencia telefónica centrada en los resultados financieros del primer trimestre de 2025. Rosenfeld explicó que esta decisión busca mitigar el impacto económico que supondrían los aranceles estadounidenses a los bienes importados provenientes de China, particularmente en un sector tan competitivo y sensible a los costos como es el calzado. Históricamente, Steve Madden dependía fuertemente de fábricas en China para la fabricación de sus productos. Sin embargo, frente a la escalada en las tarifas, que en algunos casos alcanzaron picos del 145%, la empresa aceleró su plan para reducir considerablemente este porcentaje. En 2024, la marca importaba aproximadamente el 71% de sus productos de China a los Estados Unidos, cifra que se proyecta que caiga a niveles entre 10% y 15% en otoño de 2025, para llegar a valores de un dígito medio durante la primavera de 2026.
La transición no ha sido sencilla ni inmediata. Rosenfeld destacó que los bienes que ya estaban avanzados o terminados en China se aceptaron y negociaron con los proveedores para lograr concesiones de precio que ayuden a aminorar los costos adicionales generados por las tarifas. Mientras tanto, aquellos productos que aún estaban en proceso y podían reubicarse, fueron movidos a fábricas en otros países. Entre las naciones que Steve Madden está utilizando para sustituir su producción china figuran Camboya, Vietnam, México y Brasil. Vietnam y Camboya han sido históricamente considerados destinos atractivos para la fabricación de calzado debido a sus costos competitivos y mano de obra experimentada.
Por otro lado, México y Brasil han ganado importancia estratégica, ya que no están sujetos a las tarifaciones recíprocas impuestas por Estados Unidos, lo que reduce considerablemente el riesgo de costos inesperados. Además, la cercanía con el mercado estadounidense en el caso de México ofrece una ventaja logística y de tiempos de entrega. No obstante, la reubicación de la producción conlleva sus desafíos. Una de las principales consecuencias es el aumento en los tiempos de entrega. Steve Madden ha informado que los nuevos envíos desde los países alternativos tardarán entre 30 y 45 días más en comparación con la producción tradicional en China.
Esto implica ajustes clave en la planificación de inventarios, distribución y dependencia de la cadena de suministro para evitar rupturas o desabastecimiento. El movimiento de Steve Madden representa un caso emblemático de cómo las empresas americanas están adaptándose a un ambiente comercial cada vez más proteccionista y menos predecible, marcado por la imposición de tarifas y posibles retaliaciones. Los aranceles comenzaron a aplicarse de manera más estricta a partir del 2 de abril de 2025, con una pausa de 90 días para ciertas negociaciones. Sin embargo, China no se benefició de esta pausa, y su sector exportador siguió enfrentando tarifas elevadas durante este periodo, lo que precipitó la respuesta de empresas como Steve Madden que dependían del mercado manufacturero chino. Además de la presión directa sobre los costos, esta transición refleja una diversificación estratégica que podría estabilizar a la empresa ante futuros cambios políticos o económicos.
La concentración excesiva en un solo país o región para la producción puede exponer a las compañías a riesgos significativos, desde desafíos regulatorios hasta interrupciones causadas por eventos imprevistos. Desde una perspectiva más amplia, Steve Madden no es la única compañía del sector calzado que está buscando diversificar sus fuentes de producción. Otras marcas también enfrentan el dilema de equilibrar costos, calidad y tiempos de entrega, mientras navegan por un panorama comercial mundial cada vez más fragmentado y con políticas proteccionistas fuertes, especialmente entre Estados Unidos y China. La respuesta de Steve Madden también puede influir en las estrategias de proveedores y fábricas en diferentes países. Camboya, Vietnam, México y Brasil están mejor posicionados para captar mayores volúmenes de producción, lo que podría impulsar beneficios económicos y de empleo en estas regiones.
Sin embargo, también representa un desafío para estos países en términos de capacidad productiva, necesidades de infraestructura y cumplimiento con normas internacionales de calidad y laborales. En el contexto del consumidor final, estas dinámicas pueden tener repercusiones en el precio y disponibilidad de los productos. Aunque la empresa ha negociado concesiones para limitar el impacto sobre el consumidor, la presión sobre la cadena de suministro y los costos logísticos podrían reflejarse eventualmente en aumentos de precios o cambios en la variedad y tiempos de acceso a las colecciones. Así mismo, la rapidez con que Steve Madden ha actuado permite limitar el daño inmediato, pero las implicaciones a medio y largo plazo aún están por verse. Por otro lado, la situación genera incertidumbre acerca de qué pasará después del 9 de julio de 2025, fecha en que termina la pausa de 90 días establecida para algunas negociaciones tarifarias.
El futuro de las tarifas sobre productos chinos y la posibilidad de nuevas sanciones o reapertura de negociaciones serán factores determinantes para la planificación global de producción para las marcas estadounidenses. En conclusión, el caso de Steve Madden ejemplifica cómo las cadenas de suministro internacionales se están transformando ante una realidad marcada por políticas comerciales más estrictas y la necesidad de mayor flexibilidad. La decisión de trasladar casi toda la producción de sus zapatos de otoño 2025 fuera de China es una muestra clara de adaptación estratégica para salvaguardar la rentabilidad, mantener la competitividad y asegurar la continuidad en el acceso al mercado estadounidense. A la vez, deja abierta la pregunta sobre cómo evolucionarán las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China y cuáles serán las próximas tendencias en la industria del calzado y la moda global.