El mercado bursátil estadounidense vivió un día de euforia y optimismo tras un anuncio clave: Estados Unidos y China acordaron una pausa de 90 días en la imposición de tarifas recíprocas, que hasta ahora habían tensionado considerablemente las relaciones comerciales entre las dos economías más grandes del mundo. Este inesperado giro ha provocado un aumento acelerado en la demanda de acciones, reflejándose en fuertes subidas tanto en los índices generales como en sectores específicos, especialmente el tecnológico. El Dow Jones Industrial Average se disparó al sumar más de 1.100 puntos en una sola sesión, alcanzando niveles que no se veían desde principios de marzo de 2025. Su aumento superior al 2.
8% evidenció la confianza renovada de los inversores en el panorama económico tras esta tregua comercial. De manera paralela, el S&P 500 experimentó un crecimiento del 3.3%, cerrando cerca de los máximos de la jornada y consolidando una tendencia alcista que sugiere un desvanecimiento de los miedos a una posible escalada de la guerra comercial. El Nasdaq Composite, impulsado por las compañías tecnológicas, fue el índice que más se benefició, subiendo más del 4%, un reflejo claro del fuerte apetito por las acciones de alto crecimiento y la innovación, como las vinculadas a la inteligencia artificial, los semiconductores y la movilidad eléctrica. Empresas icónicas como Nvidia, Amazon, Apple y Tesla fueron protagonistas de esta ola positiva, con aumentos porcentuales notables que despertaron interés en todo el ecosistema tecnológico y financiero.
Un dato fundamental que había preocupado a los mercados durante meses fueron las tarifas que Estados Unidos había impuesto a productos chinos, con tasas que en algunos casos llegaban a un estratosférico 145%. La decisión negociada de reducirlas a un 30% y la contrapartida china de bajar sus propios aranceles del 125% al 10% se interpretó como un alivio no solo para fabricantes y distribuidores, sino también para los consumidores y la economía global en general. La volatilidad que había caracterizado las semanas previas a esta decisión comenzó a ceder, dando paso a una corriente de ‘riesgo activo’, en la que inversores decidieron tomar posiciones en activos más volátiles y con mayores expectativas de retorno. El descenso pronunciado en activos refugio como el oro confirmó esta tendencia, con una caída de casi el 3%, mientras que el petróleo crudo se disparó un 4%, anticipando un incremento en la demanda energética ante un posible repunte económico. Este acuerdo temporal también estimuló la confianza en sectores considerados particularmente vulnerables ante la incertidumbre comercial.
Las automotrices, por ejemplo, mostraron una reacción positiva pese a no ser parte explícita de las negociaciones directas en esta fase. Tesla experimentó un aumento cercano al 7%, mientras que General Motors, Ford y Stellantis se beneficiaron del optimismo creciente sobre futuras negociaciones que podrían incluir a la industria automotriz. Incluso fabricantes chinos de vehículos eléctricos, como XPeng y BYD, vieron cómo sus títulos subían fuertemente, reflejando expectativas sobre mayores compromisos bilaterales. Es importante señalar que, aunque la pausa en las tarifas se considera un movimiento positivo, analistas y expertos financieros coinciden en que la incertidumbre persiste. La duración limitada de la tregua, apenas tres meses, indica que las negociaciones continuarán y que aún no hay un acuerdo definitivo ni a largo plazo.
Esta coyuntura, sin embargo, permite a los mercados respirar y apostar por una posible recuperación en forma de V, debido a que varias señales macroeconómicas recientes han apuntado a una mejora gradual en el riesgo y la confianza del inversor. En paralelo, la Administración de Estados Unidos firmó un decreto ejecutivo para reducir los precios de los medicamentos en el país, una medida que impacta indirectamente en el mercado bursátil, particularmente en las acciones del sector farmacéutico. Mientras que estas medidas podrían aumentar los ingresos en mercados externos para algunas compañías, la iniciativa buscaba contener el gasto sanitario doméstico, un tema sensible en la economía y la política estadounidense. Los datos económicos que se esperan esta semana, incluyendo el índice de precios al consumidor (CPI) de abril y cifras sobre ventas minoristas y precios al productor, serán cruciales para observar cómo se incorporan los efectos de las tarifas y la nueva dinámica comercial en la inflación y en el comportamiento de los consumidores. Estas métricas podrían confirmar o modificar el entusiasmo que los mercados demuestran hoy.