En un contexto electoral marcado por intensas divisiones y expectativas económicas, un reciente informe de UBS ha revelado que la mayoría de los inversores multimillonarios en Estados Unidos, aquellos que cuentan con activos invertibles de al menos un millón de dólares, tienen planes de votar por la vicepresidenta Kamala Harris en las próximas elecciones presidenciales. Esta decisión cobra relevancia no solo por el nivel de riqueza de estos inversores, sino también por la contradicción inherente en sus opiniones: muchos de ellos consideran que el expresidente Donald Trump sería una mejor opción para la economía. Según la encuesta realizada por UBS a un total de 971 inversores estadounidenses, un 57% indicó que apoyará a Harris, mientras que un 43% se inclina hacia Trump. Este dato refleja una tendencia interesante en el ámbito de los inversionistas de alto patrimonio, quienes usualmente siguen de cerca el impacto de las políticas gubernamentales en sus inversiones. Curiosamente, los mismos encuestados señalaron que Trump, a pesar de su apoyo a Harris, sería mejor para la economía de Estados Unidos, con un 51% de los votantes afirmando que el exmandatario está mejor equipado para abordar las cuestiones económicas.
Los encuestados destacaron varias temáticas fundamentales que influirán en su decisión de voto, siendo la economía la principal preocupación, seguida de la Seguridad Social, los impuestos y la inmigración. La precariedad económica que muchos sienten en el ambiente actual parece haber llevado a los inversores multimillonarios a reflexionar sobre sus prioridades y la dirección en que desean que se encuentre el país. Entre los inversores multimillonarios que se identifican como demócratas, la preferencia por Harris es notable, ya que un asombroso 91% manifestó su intención de votar por ella. Por otro lado, el 88% de los multimillonarios republicanos apoyará a Trump, mientras que los independientes se muestran un tanto divididos, eligiendo a Harris en un 60% y a Trump en un 40%. Esta división en las preferencias muestra la complejidad del electorado millonario en un momento de decisiones trascendentales.
El fenómeno tiene su explicación en el contexto de las políticas fiscales y tributarias. Los multimillonarios a menudo son más favorables a las políticas que resultan en beneficios tangibles para sus finanzas. Trump ha sido conocido por su propuesta de extender y expandir su Ley de Recortes de Impuestos y Empleos de 2017, una medida que ha sido bien recibida por los individuos de altos ingresos. La Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, apuntó recientemente que muchos de los problemas fiscales que enfrenta el país son consecuencia directa de esta legislación. Ante esta realidad, es comprensible que los multimillonarios vean en Trump una vía más directa hacia el aumento de su riqueza.
Por otro lado, Kamala Harris sigue una línea distinta. Promueve recortes de impuestos solo para aquellos que ganan menos de 400,000 dólares al año, mientras que los contribuyentes de altos ingresos, incluida la mayoría de los multimillonarios, verían un aumento en sus impuestos si Harris llega a la presidencia. Este contraste en las políticas fiscales ha llevado a muchos a cuestionar cómo equilibrar su deseo por un crecimiento económico sostenido con sus intereses financieros personales. La encuesta también reveló que el 77% de los inversores están dispuestos a realizar cambios en sus carteras antes del día de las elecciones. Esto indica una creciente inquietud entre los consumidores de alto poder adquisitivo en torno a cómo se desenvolverá el entorno económico bajo la administración que sea elegida.
Muchos planean incrementar las inversiones en protección y aumentar sus activos en efectivo, evidenciando una clara estrategia de mitigación ante la incertidumbre electoral. Si Harris gana, los inversores multimillonarios están más inclinados a invertir en sectores como el de la salud, tecnología y sostenibilidad, mientras que, si Trump regresa al poder, manifestaron un interés más fuerte en defender sus inversiones en el ámbito de la defensa, energía e industrial. Esta planificación comercial resalta cómo los inversores están priorizando sus decisiones financieras de acuerdo con la persona que ellos creen que gobernará el país. Iqbal Khan, copresidente del Grupo de Gestión de Patrimonio Global de UBS, comentó sobre la atención que los clientes y propietarios de negocios están prestando a las elecciones en EE. UU.
y la incertidumbre que estas crean respecto al futuro de sus inversiones. Este comentario subraya la importancia de las elecciones no solo en términos políticos, sino también económicos. El clima de incertidumbre podría influir no solo en los procesos electorales, sino también en el rendimiento de los mercados financieros en su conjunto. Apenas un poco más de la mitad (55%) de los multimillonarios encuestados expresaron una “alta” confianza en la dirección de la economía, un aumento notable en comparación a solo el 43% que compartía este sentimiento en 2020. La percepción de un panorama económico más positivo puede ser un indicio de una recuperación más amplia entre los ricos y una esperanza de que las inversiones puedan florecer, independientemente de quién sea el próximo presidente.
La inquietud sobre el futuro se extiende más allá de la economía, ya que tres de cada cuatro inversores (prácticamente un 20% más que en 2020) afirman estar “muy optimistas” sobre el rendimiento de sus carteras en los próximos seis meses. Este optimismo también se hace eco entre los propietarios de negocios, donde el 74% expresó su fe en el desempeño de sus iniciativas comerciales en el próximo año, lo que representa un aumento del 6% en comparación con las vísperas de las elecciones pasadas. A medida que la fecha de las elecciones se acerca, las dinámicas del voto entre los multimillonarios reflejan no solo sus preferencias políticas, sino también su deseo de cierta estabilidad económica que a menudo se ve eclipsada por el avance de políticas que podrían alterar significativamente el paisaje financiero del país. Dólares que solían ser simplemente un recurso, ahora se están convirtiendo en un vehículo de cambio, mientras los multimillonarios se posicionan para navegar por un futuro incierto que, sin duda, quedará marcado por las decisiones que tomen en las urnas.